La carrera tecnológica en el segmento de las cosechadoras impone desafíos particulares para las empresas que participan de este negocio en el mundo.

Por un lado, las grandes marcas ponen todas sus fichas al desarrollo de equipos de gran porte, con mayor potencia, elevada productividad y más inteligencia aplicada a la automatización de funciones.

Por el otro, las marcas regionales buscan nichos de mercado, con costos más accesibles y tamaños acordes a los requerimientos de productores pequeños y medianos.

En la punta de la gama, las megacosechadoras lanzadas en los últimos años suponen un salto tecnológico sin precedentes.

Si bien son rasgos distintivos que vienen prevaleciendo desde hace mucho tiempo, los avances alcanzados en las últimas presentaciones proponen una escala desconocida hasta ahora.

Motores de casi 1.000 HP, capacidades de trilla de 100 toneladas/hora y automatizaciones crecientes en múltiples funciones forman parte de una carrera que establece un nuevo estatus en el segmento.

Ahora bien, ¿podrán todas las marcas que compiten en el mundo de las cosechadoras seguir ese ritmo de innovación?

Líderes

Entre las empresas líderes, como John Deere, CNH Industrial, AGCO o Claas, la apuesta está en la vanguardia tecnológica.

A lo sumo buscan desarrollar opciones específicas para atender las diferencias entre los mercados, pero siempre maximizando la capacidad operativa.

New Holland, por ejemplo, presentó la nueva línea CR con una variante de máxima capacidad, la CR11 (775 CV), para atender las demandas de mercados como Estados Unidos y Australia; y una versión más acotada, la CR10 (635 CV), en una escala que responde mejor a los menores volúmenes granarios que se requieren en Europa.

Case IH, en tanto, también diferenció la oferta, con el modelo AF11 (775 CV) que sólo se vende en Estados Unidos y versiones más chicas para Europa. En este caso, la personalización fue más allá, con el desarrollo de unas versiones originales de las AF9 (635 CV) y AF10 (775), específicamente configuradas para las demandas norteamericanas (entre otras particularidades, disponen de un monorotor de mayor largo en reemplazo del rotor dual de la AF11).

John Deere, por su parte, cubrió un extenso rango de potencias y de preferencias técnicas con las nuevas series T5, T6, S7 y X9.

A su turno, Claas había extendido al mundo la gama Trion, una renovada propuesta en cosechadoras de sistema híbrido y con toda la tecnología creada por la compañía.
Todo esto sin contar la evolución de la cosechadora Ideal, de AGCO, con versiones por encima de los 450 CV y que, en América, se produce en Estados Unidos y Brasil.

Estratos

Frente a máquinas que han escalado hacia las cimas de inteligenciay productividad, ¿qué puede ocurrir con las otras marcas?

¿Serán Deutz-Fahr, Gomselmash y Rostselmash, por nombrar las más conocidas, cosechadoras de perfiles regionales?

De alguna manera, Sampo Rosenlew, la empresa de Finlandia que fabrica equipos híbridos de cosecha, reconoce que su negocio está en atender determinados países.

“Esperamos que nuestras cosechadoras sean populares entre los productores de Europa, Rusia y Asia Central”, comentan los directivos de Sampo Rosenlew.

Por otra parte, la estratificación de las cosechadoras en clases ahora parece acomodarse al molde agrícola de cada país.

Una cosechadora Clase 10 (o bien Clase 11 con los últimos modelos monstruos) estará para las grandes superficies.

Bajando en la escala, los clientes surgirán de aquellos mercados con requerimientos más modelos en superficies y cantidades a recolectar.

Como este tablero global se encamina a consolidarse, habrá un cuarteto de compañías que dominarán la crema del negocio y lucharán entre ellas por el liderazgo.

Fuente: MaquiNAC