El tambo promedio que operó en el país y que en julio último tuvo una producción diaria de 3.139 litros, facturó en los primeros 7 meses del año 2024 un 6,6% menos que el año anterior, en promedio diario. Dos factores son los condicionantes principales: la caída del 10,4% de la producción y una mejora del precio del 4,2%. En dinero contante y sonante, a la facturación de cada establecimiento-tomado siempre la cifra promedio surgida de la cantidad de leche producida y entregada a las usinas industriales, por el número de establecimientos inscriptos- le faltaron en sus ingresos 15 millones a cada tambo, medidos en moneda constante en el período enero-julio de 2024 respecto a los mismos siete meses del año pasado.

Si se analiza la evolución de la facturación en pesos constantes, mes a mes en lo que ya transcurrió del año 2024, se observa una aceleración de la caída en marzo y luego, producto de los mejores precios y una desaceleración en la caída interanual de la producción, la facturación comenzó a recomponerse y ya en junio y julio se superó al año anterior tanto en pesos constantes como en dólares.

Llevando ese cálculo del tambo promedio a los números de volúmenes de producción y cantidad de tambos que hay en la cuenca central de Santa Fe, referenciada en la región de Rafaela, el número que surge es muy impactante: esa caída de facturación se refleja en miles de millones de pesos que dejaron de circular en pueblos y ciudades de la zona, incluida la propia Rafaela.

De dónde salen los números

SIGLeA es la sigla que identifica al Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina. Fue creado hace ya varios años con el fin de modernizar el intercambio de información entre los actores de la Cadena Láctea (Productores, Operadores, Laboratorios) y los organismos públicos nacionales y provinciales. Cruzando datos de AFIP, SENASA y de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, permite contar con una masa de información confiable para el diseño de políticas públicas.

En ese cruce de datos se basa el trabajo técnico que realiza el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA).

Todas las cifras citadas en los primeros párrafos corresponden a un informe del OCLA publicado esta semana. Puede decirse sin temor a equívocos que el OCLA es el organismo más confiable en cuanto al seguimiento técnico de estadísticas: pertenece a la Fundación para la Promoción y el Desarrollo de la Cadena Láctea Argentina (FunPEL), que a su vez está administrada por productores e industrias.

¿Cómo pega la situación de los tambos en la economía regional?

En números redondos, el precio promedio que se paga por litro de leche cruda en tranquera de tambo en la industria láctea argentina es de 411,70. Cada tambo tiene su propio precio, en base a los parámetros que se consideran. Siempre redondeando, considerando el volumen de producción diario, un tambo promedio facturó en julio 40 millones de pesos, sin IVA. A valores constantes, ese es el monto que se vio afectado en el 6,6% respecto a la comparación interanual. Significa que en julio del 2023 hubiera facturado -siempre a valores constantes- 42,64 millones de pesos aproximadamente.

Ahora bien, el tambo promedio de la Argentina produce más que el tambo promedio de la cuenca central de Santa Fe. Según el OCLA, la cuenca lechera con base en Rafaela geográficamente incluye los doce departamentos del Centro Norte de Santa Fe, pero se concentra básicamente en Castellanos, Las Colonias, San Martín y San Cristóbal. Son tambos que abastecen a usinas como Saputo, Ilolay, SanCor, Verónica, Tregar, Manfrey, Ramolac, Tremblay y una importante cantidad de pymes lácteas y explican el 25,01% del total de la producción de leche cruda del país, que se produce en 2.527 tambos cuyo promedio diario de volumen entregado es de 2.338 litros diarios.

El precio promedio que se paga en la cuenca es también menor al promedio nacional: 9 pesos por litro. Significa que un tambo promedio de la cuenca santafesina facturó en julio mucho menos que un tambo promedio nacional: fueron 29,331 millones de pesos en los 31 días del mes. Se aclara una vez más: es un precio referencial promedio, de acuerdo a los números del OCLA, basados en datos confiables.

Así, la caída del 6,6% que se dio en la facturación global de los tambos argentinos -y que en Santa Fe pudo ser diferente, pero no demasiado en razón de las variables productivas y de precios que se dieron- impactó en que los tambos de la región dejaron de facturar -que no es lo mismo que perder- un monto equivalente a 1,760 millón aproximadamente en julio respecto a la comparación interanual.

El OCLA estimó que al “tambo promedio” nacional le faltaron en los primeros 7 meses del año unos 15 millones de pesos en la comparación a moneda constante respecto al año pasado. Trasladándolo a la escala de los tambos de la Cuenca Central de Santa Fe, ese perjuicio sería de unos 10,94 millones de pesos.

Si se multiplica ese deterioro en la facturación por el total de los 2.527 tambos de la cuenca central, la cuenta es impactante: son más de 27.600 millones de pesos que dejaron de circular en la economía regional. Es menos dinero que se vuelca en inversiones en los propios tambos, sea en maquinarias o en capital de trabajo; pero también es menos dinero en la economía de decenas de pueblos y ciudades; y menos “derrame” en comercios, en servicios, en contratación de personal. Menos actividad económica. Eso, sólo por una caída si se quiere “leve” de la facturación.

La lección que dejan estos cálculos es la necesidad de medir realmente la importancia que tiene la lechería como economía regional, y que estos números no deben preocupar -y ocupar en la búsqueda de mejores condiciones para el sector- sólo a los productores, sino a todos los actores de la producción de la región.

 

FUENTE: OCLA – Rafaela Noticias