Mucha hacienda en los corrales, pero una producción de carne a campo, tanto para engorde como para recría, muy atrasada por un invierno seco y muy helador. Un comercio internacional de carne vacuna que tiende a acelerarse, y que podría culminar el año con un incremento del orden del millón de toneladas, el salto más grande de las últimas dos décadas.
La caída del stock ganadero y de los nacimientos, a causa de la seca, serían más importante que lo que veníamos calculando hasta hace poco, y se va confirmando la posibilidad de que la producción de carne nacional se mantenga estancada en los 3 millones de toneladas en el período 2024-2026. La industria exportadora sigue haciendo inversiones, para obtener nuevas habilitaciones y para tener una mayor capacidad de faena, y la demanda internacional estaría pegando un salto, pero la oferta domestica de novillos y vacas tiende a estancarse, si no a retroceder.
Faena. En julio los envíos a faena diarios (DTE, SENASA) caen un 10,5% con respecto al año pasado, momento aquel de sobreoferta ganadera a causa de la seca. En la faena actual se observa que todavía es alta la participación de vacas y vaquillonas, cuya oferta está aún bien por arriba de los niveles de equilibrio y del último año “normal”, que fue el 2022. Los envíos de novillitos son muy inferiores a los del año pasado y su faena ya es igual a julio del 2022, mientras que la oferta de novillos, unos 13,2 miles de animales diarios, se ubica hoy un 12% por abajo del año pasado y también un 12% por debajo del último registro “normal”, el 2022, año que no fue de liquidación ni de retención de stock. La participación de las hembras en la faena de julio, un 49,1%, es la segunda más alta de los últimos veinticuatro años para julio y se ubica claramente por encima de los niveles de equilibrio.
Si tomamos los envíos a faena acumulados de enero-julio, vemos que la oferta de vacas cae un 11,4% con respecto a los primeros siete meses del año pasado, mientras que los envíos de vaquillonas se reducen solo el 6,5%. En cuanto a los machos, en los siete primeros meses del año se reducen un 12,5% los envíos de novillos y un 10,5% los envíos de novillitos. Interpretando estos registros podría decirse que la caída en la faena de vacas y vaquillonas es todavía insuficiente como para que deje de caer el stock de hembras, mientras que la notable baja en la faena de machos podría adjudicarse a la faena adelantada de novillos y novillitos en el 2023 a causa de la seca.
Ya con datos firmes de los primeros siete meses del año, puede proyectarse para el 2024 una faena del orden de las 13 millones de cabezas, contra 14,5 millones del año pasado (-10,3%), con una producción de carne vacuna de unos 3 millones de toneladas anuales, unas 300 mil toneladas menos que el año pasado.
Fuente: FIFRA