Con la participación de Marcelo Torres, presidente de Aapresid, Juan Cruz Molina y María Beatriz “Pilu” Giraudo, presidente y vice del INTA respectivamente, Rodolfo Gil y Jorge Gambale, directores del Programa Chacras, y Andrés Madias, gerente del Programa, se renovó el compromiso de innovación colaborativa de ambos organismos con la firma de un apéndice documento por las 11 Chacras vigentes. Este acuerdo tiene como objetivo establecer compromisos en particular para grupos de productores. Además, las Chacras Pergamino, Justiniano Posse, Bandera y Valles Irrigados del Norte Patagónico recibieron un reconocimiento a su trayectoria y trabajo durante casi una década ininterrumpida.
En su discurso, Torres expresó que “con este convenio encuadramos un modelo exitoso para que exista un derrame en la agricultura y se potencie allí donde el INTA esté presente”, señaló. Destacando la excelencia del organismo en la producción de conocimiento y extensión.
A su turno, Molina explicó que “el Sistema Chacras es mucho más que un programa, no es de Aapresid, ni de INTA, es del sistema y sus integrantes, esa es una condición necesaria de la innovación colaborativa”.
En la misma línea, Giraudo sostuvo que “este convenio no hace más que respetar la real historia que escribimos juntos desde el primer minuto en este camino de transformación”. Y exhortó: “Asegurémonos de que este modelo no quede en la cabeza de las personas, sino en las instituciones para seguir consolidando este rumbo”.
Por su parte, Gil, creador y director académico del Programa, y experto en conservación y manejo de suelos del INTA, señaló que “la siembra directa (SD) fue más una revolución cultural que tecnológica, porque permitió que el productor tuviera más tiempo para pensar y hacerse preguntas, lo que inició un proceso de innovación y creatividad”, explicó. Y agregó que “entonces comenzó una nueva metodología de trabajo, donde los investigadores no le decimos al productor qué hacer, sino que le preguntamos qué necesita que hagamos”.
Finalmente, Gambale destacó el aspecto territorial del Programa. “Buscamos fortalecer los dos componentes estratégicos de investigación y extensión, con el foco en los problemas situados”, explicó.
En esta línea, Andrés Madias, gerente del Programa Sistema Chacras de Aapresid, celebró la renovación del compromiso de innovación colaborativa entre el INTA y Aapresid: “Los 15 años de articulación son un hito muy importante para un programa que busca acercar la ciencia a los productores para dar respuesta a las demandas de cada sistema y ambiente de producción”.
“El Sistema Chacras es un mecanismo efectivo para acercar esas dos partes para acelerar los procesos de generación de conocimiento y adopción de las tecnologías, aprovechando el saber práctico del productor y el conocimiento científico de instituciones como el INTA y universidades”, subrayó Madias.
En cuanto a los desafíos que plantea la renovación del acuerdo, Madias adelantó: “Buscamos seguir impulsando esta forma de trabajo a otros grupos de productores, grupos por fuera de los que hoy están trabajando con Aapresid”. En este punto, reconoció que las Chacras están orientadas a sistemas ganaderos, por lo que los objetivos serían “poder aplicar este método de trabajo a sistemas productivos diversos, incluso, vinculados con la agricultura, vitivinicultura y los sistemas hortícolas, así como hacer más diversas las escalas de productores”.
Fruto de 15 años de sinergia se crearon alrededor de 20 Chacras, de las cuales 11 están hoy activas en diversos ambientes y necesidades.
Un reconocimiento a la trayectoria
En el marco del Congreso Aapresid 2024 también se ofreció un reconocimiento a las Chacras Pergamino, Justiniano Posse, Bandera y Valles Irrigados del Norte Patagónico por su trayectoria: “Se destacan por ser parte del Programa por tres ciclos consecutivos, es decir, nueve años de trabajo ininterrumpido”, dijo Madias.
En este punto, dio un paso más y recordó que “esta perseverancia permite ir desarrollando procesos y contemplar en los estudios los procesos biológicos que muchas veces requieren tiempo para expresarse”. La Chacra Pergamino-Colón fue una de las pioneras del Programa y se orientó a aumentar el número y diversidad de cultivos, evaluando una amplia gama rotaciones de cultivos de renta y de servicios y pasturas en distinta combinación e intensidad.Por su parte, la Chacra Justiniano Posse se orientó a reducir las brechas productivas en ambientes con presencia de napa. Hoy, está más abocada a la agricultura por ambientes para mejorar la toma de decisiones.
Otra pionera fue la Chacra Bandera que surgió para enfrentar la problemática de malezas resistentes. Abordó la necesidad desde un enfoque más integral, al generar información de valor en temas como biología de malezas, uso de residuales y de cultivos de servicios.A su vez, la Chacra Valles Irrigados del Norte Patagónico es un proyecto muy desafiante apuntó al desarrollo productivo bajo riego en el Valle. “Aprendieron que primero hay que desarrollar el suelo en esa zona para luego poder hacer ajustes específicos en el manejo de los cultivos para que justamente se pueda expresar el potencial ambiental que ofrece la zona junto con el agua de excelente calidad que tiene el Río Negro”, detalló Medias.