Los nanoanticuerpos, también llamados VHH o ‘nanobodies’ (en inglés), son derivados de un tipo de anticuerpo presente en camélidos (camellos, dromedarios, llamas, alpacas, guanacos y vicuñas), cuya principal característica es que son 10 veces más pequeños que los anticuerpos convencionales de otros mamíferos. Esta particularidad les permite penetrar mejor en los tejidos, entre otras cosas. De hecho, un estudio reciente determinó que los VHH fueron capaces de neutralizar in vitro diferentes variantes del virus SARS-CoV-2, incluyendo las cepas actualmente endémicas de la variante Omicron y que, según ensayos en ratones, podrían ser un tratamiento efectivo para la encefalitis por COVID-19.

La investigación fue realizada por especialistas del INTA y el Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía (INQUIMAE) de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA junto con colaboradores del Virginia Tech, Estados Unidos.

De acuerdo con Viviana Parreño –responsable de la línea de investigación en nanoanticuerpos y coordinadora científica de INCUINTA del INTA–, “los VHH son una herramienta que tiene mucho potencial, por eso seguimos estudiando su funcionamiento y la capacidad protectora que tienen para tratar diferentes enfermedades virales incluido SARS CoV-2”.

Uno de los principales resultados del trabajo de investigación es que los nanoanticuerpos fueron capaces de neutralizar diferentes variantes del virus SARS-CoV-2, incluyendo las de Alpha, Beta, Delta y Omicron, que son más resistentes a los tratamientos actuales. Además, los nanoanticuerpos fueron eficaces para reducir la carga viral no solo en el pulmón, sino también en el cerebro de los ratones desafiados con una dosis letal, lo que sugiere que podrían ser un tratamiento efectivo para la encefalitis por COVID-19 –una inflamación del cerebro que puede ocurrir en personas con COVID-19, es una complicación poco común, pero grave de la enfermedad–.

“Trabajamos sin descanso para aportar un granito de arena que ayude a salvar la vida de las personas”, afirmó Parreño, quien desde hace 16 años se dedica al estudio y desarrollo de nanoanticuerpos. Y agregó: “Nuestro objetivo es ayudar al desarrollo de un nuevo tratamiento contra el SARS-CoV-2”.

Este logro fue realizado gracias a la experiencia de INCUINTA (Viviana Parreño, Marina Bok, Juan Pablo Malito, Gisela Marcoppido y Diego Franco, entre otros investigadores), sumado a la sinergia de trabajo con Itatí Ibañez y Florencia Pavan, también expertas en la tecnología VHH del INQUIMAE de la Universidad de Buenos Aires, el Conicet, el Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (IQUIBICEN). “A su vez recibimos mucho apoyo del consorcio de la UBA, de Karin Bok del VRC del NIH, USA y de Yves Durocher del NRCC de Canadá; quienes nos aportaron tecnología para la puesta a punto de técnicas, plásmidos y proteína Spike del virus”, detalló Parreño.

Finalmente, “investigadores del Instituto Politécnico de Virginia de los Estados Unidos, nos permitieron realizar los ensayos in vivo en ratones y la protección intelectual de los nanoanticuerpos bajo una patente, indicó Parreño.

Este equipo multidisciplinario de investigación se enfoca en la necesidad urgente de desarrollar tecnologías para combatir la enfermedad, debido a la permanente aparición y propagación de variantes del SARS-CoV-2.

Para el estudio, se inmunizaron llamas con diferentes proteínas del SARS-CoV-2 y se seleccionaron nanoanticuerpos con actividad neutralizante contra el virus. “Este parte del trabajo se realizó en el INTA, en Argentina”, puntualizó Marina Bok –investigadora del IVIT del INTA y de INCUINTA–.

“Uno de los nanoanticuerpos logró proteger de la muerte por COVID-19 al 80 % de los ratones desafiados con la cepa Wuhan. Otros clones fueron neutralizantes de las variantes de Omicron”.

“Este estudio es un avance significativo en la lucha contra COVID-19 y podría conducir al desarrollo de nuevas estrategias para el tratamiento de la enfermedad”, puntualizó Bok.