Frente al desafío de la resistencia antiparasitaria, es crucial optimizar y minimizar el uso de los fármacos antihelmínticos existentes. Por esto, un equipo de investigación del Instituto de Patobiología Veterinaria (IPVET) perteneciente al Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas (CICVYA) del INTA se enfoca en la búsqueda de estrategias de control eficientes y naturales.
Dentro de las enfermedades parasitarias que afectan a los ovinos en pastoreo, la gastroenteritis verminosa constituye un grave problema a nivel mundial, cuyas pérdidas directas están relacionadas con la merma de producción de carne, lana, leche, y en casos extremos muerte de los animales severamente afectados.
Javier Schapiro, especialista en Enfermedades Parasitarias y Resistencia a los antihelmínticos del IPVET, señaló que “en las últimas décadas el control se basó casi exclusivamente en el uso de antihelmínticos, cuyo uso frecuente, indiscriminado y carente de criterio epidemiológico condujo a una ineficacia del sistema productivo y a la selección de poblaciones de nematodos resistentes”. Y agregó: “Frente a este escenario, es crucial optimizar el uso de los fármacos antihelmínticos dado que han sido y siguen siendo el principal insumo para controlar esta problemática”.
La fitomedicina se presenta como una opción prometedora y es una de las líneas de investigación que se está llevando adelante en el IPVET del INTA. Está vinculada a determinar el efecto antihelmíntico de diferentes concentraciones de taninos adicionados a la dieta de los animales, así como también a la elaboración y evaluación de extractos vegetales a partir de plantas autóctonas.
Para esta investigación, primero se llevaron a cabo ensayos in vitro y luego trabajos in vivo, utilizando taninos condensados de quebracho y otras formulaciones que combinan quebracho y castaño. “Se observó que estos taninos tienen una notable acción contra el Haemonchus contortus, el principal parásito responsable de grandes pérdidas, especialmente en corderos”, sostuvo Schapiro.
Los taninos tienen una acción directa e indirecta. La primera es producto de su acción en el tracto gastrointestinal y en la materia fecal. En el primer sitio, ligándose con las proteínas de la pared de los nematodos, lo que afecta su normal fisiología e incluso los puede inactivar. En su forma indirecta, los taninos tienen la capacidad de unirse a proteínas e inmunoglobulinas, para protegerlas de la degradación mientras pasan por el tracto gastrointestinal y facilita su absorción en el intestino. Esto fortalece el sistema inmunológico del animal, y lo hace menos susceptible a infecciones parasitarias y otras enfermedades.
“Se realizó un análisis mediante microscopía electrónica de barrido, revelando depósitos de taninos en la cutícula de los parásitos, lo que sugiere una acción directa sobre ellos”, afirmó el investigador y agregó “todo esto se refleja en la mejora de parámetros parasitológicos, como reducción de la carga parasitaria y en los valores de recuentos de huevos por gramo de materia fecal (HPG). En la materia fecal interfiere en la eclosión de los huevos y en el desarrollo, viabilidad y motilidad de las larvas infectivas, reduciendo así la contaminación y la infectividad de las pasturas”.
Los resultados obtenidos sugieren que los taninos, en diferentes concentraciones y esquemas de tratamiento, podrían ser una alternativa eficaz para controlar los parásitos. En este sentido, Mía Bruttomesso, en el marco de su tesis doctoral y como miembro del equipo de Schapiro, estuvo a cargo de la evaluación de la composición fitoquímica y toxicidad de plantas que crecen en climas templados y subtropicales de la Argentina, donde se hallaron resultados auspiciosos en cuanto al control de parásitos internos en ovinos.
Dentro de esas plantas se destacan las polifenólicas o la corteza de ciertos árboles (Eucaliptus, Pino, Acacia, Quebracho, entre otros) que contienen diferentes concentraciones de taninos en su composición.
Precisamente, sobre estos compuestos bioactivos y metabolitos secundarios de las plantas se enfocaron muchos trabajos de investigación por sus efectos nutracéuticos con beneficios sobre la nutrición y sanidad animal, se obtuvieron mejoras en los parámetros productivos, debido principalmente a un mejor aprovechamiento de la proteína de la dieta y a una mayor absorción de aminoácidos en el intestino y ofreciendo eficacia en el tratamiento contra los parásitos.
“Hemos explorado plantas que fueron identificadas por el conocimiento tradicional de comunidades del interior del país”, comentó Schapiro, y agregó que “colaboradores en provincias como Corrientes o Misiones, nos han señalado plantas que se utilizan popularmente para aliviar malestares digestivos en las personas y también se afirma que son efectivas para combatir parásitos internos en ovejas o cabras. Basándonos en esta información, hemos desarrollado extractos a partir de estas plantas para su evaluación y potencial aplicación en el control de parásitos”.
Esto es lo que se denomina etnoveterinaria y se refiere al conocimiento que se transmite a través de generaciones, consistente en la administración de remedios de origen vegetal como alternativa terapéutica útil para controlar las enfermedades que afectan a los animales. La investigación y suministro de plantas y de sus extractos como medicina alternativa o complementaria es una práctica milenaria que tuvo un crecimiento notorio en los últimos 30-35 años, existiendo un marcado interés para considerarla entre las estrategias no químicas para el control alternativo y complementario de los parásitos.
Schapiro destaca que la fitomedicina “promueve un tratamiento ambientalmente amigable, basado en la premisa de que lo natural es saludable, sin efectos secundarios ni residuos químicos en los alimentos”.
En definitiva, el objetivo es desarrollar estrategias integrales y sostenibles para el control de parásitos en ovinos. Esto incluye la promoción del uso responsable de antihelmínticos junto con el desarrollo de alternativas naturales y eficaces.
La investigación en curso promete contribuir significativamente a la salud y productividad del ganado ovino, abordando de manera holística y sustentable los desafíos de la resistencia parasitaria. “Una estrategia de control integral que incluya el uso de extractos vegetales puede ser más eficaz a largo plazo, también en términos de costos para el productor”, puntualizó el investigador.