Por ejemplo, a pesar de la sólida base ganadera del país, con un promedio de 53 millones de cabezas, Argentina produce en promedio 53 kilos de carne por cabeza, mientras que Brasil alcanza los 42 kilos y Estados Unidos registra 125 kilos por cabeza. Esto refleja la necesidad de mejorar la eficiencia y la productividad del sector ganadero argentino.
Uno de los aspectos fundamentales para alcanzar este objetivo es optimizar la recría a campo. En muchas regiones del centro-norte del país, se observa un patrón estacional de buenas ganancias de peso en verano seguido de baches forrajeros en invierno, lo que resulta en una pérdida o estancamiento del peso corporal durante esta época del año. La estrategia de suplementación se convierte en una herramienta clave para contrarrestar estos desafíos y mejorar las ganancias de peso de los animales.
La suplementación ofrece una serie de beneficios importantes, como el aumento de las ganancias de peso, la mejora en la producción de carne por hectárea y la capacidad de incrementar la carga animal sin necesidad de aumentar la cantidad de materia seca. Sin embargo, enfrenta desafíos logísticos y operativos, especialmente en campos extensivos, donde la distribución de comederos y la supervisión del consumo de alimento pueden ser complicadas. Ante estas dificultades, se ha explorado la limitación del consumo como una opción. Aunque comúnmente se ha empleado la sal para este fin debido a su bajo costo, su eficacia puede ser limitada, ya que puede no garantizar un control preciso del consumo, lo que resulta en variaciones significativas en las ganancias de peso entre los animales.
Estas disparidades en el consumo de suplementos complican la gestión de la recría y pueden afectar la eficiencia del sistema. Es evidente la necesidad de investigar nuevas formas de mejorar la suplementación y asegurar un crecimiento uniforme en la tropa.
En la actualidad, se encuentran disponibles en el mercado diversas opciones que no solo limitan, sino que también controlan el consumo de alimentos. Estos limitadores permiten que el animal se acerque al comedero entre diez y quince veces al día, lo que resulta en porciones más pequeñas de alimento. Este enfoque contribuye a mejorar la salud ruminal, reduciendo los casos de acidosis, y facilita el manejo de tropas heterogéneas. Además de su función principal, estas estrategias permiten la inclusión de aditivos, minerales y vitaminas en su formulación, lo que contribuye a mejorar la salud y el rendimiento del ganado. En resumen, su aplicación conlleva una mejora en la ganancia de peso y en la performance general del sistema ganadero.
La gestión de los porcentajes de los limitadores de consumo, como la sal, plantea desafíos significativos, especialmente en regiones con variaciones en la calidad del agua. En zonas donde los niveles de sales totales pueden variar, resulta difícil ajustar la cantidad de sal debido a las diferencias en la calidad del agua. Por otro lado, los limitadores de consumo ofrecen una solución a esta problemática, ya que no están condicionados por la concentración de sales. Sin embargo, incluso cuando se utilizan limitadores de consumo, una calidad de agua deficiente puede afectar la ganancia de peso óptima de los animales. Es esencial también evitar colocar comederos cerca del agua, ya que los animales podrían diluir las concentraciones, provocando un aumento inesperado en el consumo de alimentos.
Está claro que adoptar una visión sistémica es fundamental para el éxito en la producción ganadera. Enfocarse únicamente en aspectos individuales como la nutrición o la reproducción puede llevar a resultados subóptimos. Es por eso que es importante analizar cómo cada ajuste impacta en el sistema en su conjunto y evitar que las mejoras en un área afecten negativamente a otras.
Respecto a los aumentos compensatorios, aunque aún pueden encontrarse en algunas regiones, no se recomienda su uso. En un contexto donde se divisa la posible apertura de mercados de exportación más amplios, resulta crucial producir animales de mayor peso para satisfacer la demanda. Esto requiere mantener una ganancia de peso constante a lo largo de la vida del animal, lo que culminará en cortes de carne de superior calidad y mayor valor en el mercado.
En cuanto a las perspectivas de mercado, nos hallamos en un período de transición política y económica; no obstante, las señales sugieren una eventual apertura hacia mercados internacionales. Esto nos insta a concentrarnos en generar productos de excelencia y expandir nuestras exportaciones hacia nuevos destinos. Específicamente, China emerge como una destacada oportunidad de crecimiento, y tenemos la convicción de que Argentina cuenta con el potencial para ampliar su presencia en mercados especializados.
En resumen, la aplicación de estrategias innovadoras en la recría a campo puede impulsar la productividad y competitividad del sector ganadero argentino, contribuyendo a su desarrollo sostenible en un entorno global en constante cambio.
Por el Ing. Agr. Jorge Yannitto, Coordinador Técnico Comercial en producción de carne para la región centro y NOA en Provimi Cargill Argentina