El compostaje es un proceso bioxidativo mediante el cual se degrada la materia orgánica. Para esto, se desencadenan diferentes fases regidas por la temperatura que garantizan la obtención de un sustrato de baja actividad microbiana, libre de patógenos, semillas de malezas y de sustancias fitotóxicas. Con este insumo, especialistas del INTA Ángel Gallardo -Santa Fe- lograron reducir la presencia de hongos que producen la pudrición blanca en hortalizas.
De acuerdo con Salomé Guerra -investigadora del INTA Ángel Gallardo, Santa Fe-, “la pudrición blanca en hortalizas es una enfermedad que representa un desafío, ya que su agente causal puede permanecer en el suelo por más de 20 años, con una viabilidad promedio del 90 %, gracias a la formación de estructuras llamadas “esclerocios”, que funcionan como inóculo”.
Y detalló: “Estos esclerocios están en el suelo con posibilidades de dispersarse y multiplicarse mediante la labranza y el riego por surco”, al tiempo que explicó: “Para reducir su concentración, se optó por realizar el compostaje y posterior solarización de los residuos de biomasa vegetal afectados para, luego, volver al sistema productivo de forma segura”.
Es que, según explicó Guerra, “durante el compostaje ocurre la fase termofílica, en la que la temperatura de la biomasa asciende por arriba de los 60 °C y actúa como agente de bio control sobre microorganismos fitopatógenos”. Además, al compost obtenido se lo trató con la técnica de solarización, como sanitizante.
La solarización es una estrategia sustentable que permite desinfectar suelos o sustratos sin insumos químicos y basados en la energía solar. “Consiste en aprovechar las altas temperaturas del verano mediante un nylon transparente que al pasar la radiación solar se convierte en calor, actuando en capas menores a 30 cm de profundidad de manera efectiva. Es una técnica empleada en producción hortícola bajo invernadero”, especificó Guerra.
“Al finalizar esta etapa no se identificó Sclerotinia sclerotiorum y S. minor. -hongo causante de la podredumbre blanca-, aunque sí otros hongos y bacterias esporuladas”, detalló.
A su vez, la especialista confirmó que se utilizaron los productos obtenidos -compost y compost solarizado- en mezcla con sustrato comercial y se comprobó la germinación de semillas de lechuga y optimo estado de los plantines. “Si bien solo se utilizó un 10 % de compost y compost solarizado en las respectivas mezclas, y se observó por un periodo de 21 días, se logró un producto capaz de volver al sistema de forma segura”, explicó Guerra.
“Esta investigación indica que tanto el compostaje de biomasa afectada por hongos fitopatógenos y la solarización, son técnicas eficientes que ayudan en el control de la enfermedad de la podredumbre blanca, problemática que no solo afecta al cordón hortícola de Santa Fe sino también a otras regiones del país”, aseguró la técnica quien recordó que “el INTA Ángel Gallardo vienen investigando sobre diversas alternativas y prácticas que no requieren de la aplicación de productos de síntesis química”.