Todos los ojos están puestos en ella como nunca de todos los sectores, como si fuera maná cayendo del cielo, y sin embargo no se nota demasiado entusiasmo de los protagonistas.
El hartazgo por el manoseo del tipo de cambio y por consecuencia las distorsiones en mercados que deberían regularse solos, tomo relevancia como nunca en las decisiones empresariales que casi se congelaron aun hasta el día de hoy.
Y creo que ahí es por donde debemos comenzar a desatar el ovillo, buscar la causa de las preocupaciones y preguntarnos como enfrentar la realidad.
Las inquietudes que quitan el sueño recolectadas de clientes y conocidos sumadas a las mías hoy se pueden resumir en tres fundamentales, una de corto, una de mediano y una de largo plazo a saber:
En el cortísimo plazo entramos en un embudo de soja del que pocos podrán escapar. Hace desde mediados de 2023 estamos inmersos en discusiones de toda índole desde lo político a lo financiero y así como si nada llegamos a hoy con 800 mil tt vendidas a precio sobre 50 millones estimadas, 1,6%…tres empanadas.
El desenlace más probable frente a esta situación es que se atore de logística en el corto plazo con su correspondiente efecto negativo en precios. Traducción: el que vende en cosecha tiene altas chances de regalar rentabilidad al sector exportador.
Por lo tanto deberíamos decidir con la premisa de VENDER LO MINIMO EN COSECHA, armando estrategias bajo dos reglas.
1- De tener que vender ejecutar operaciones antes de observar 3000 camiones por día a la descarga, evitar la guillotina. El rally CBOT nos está dando una buena ventana.
Aclaración importante: Venta implica cualquier forma de cobertura a la baja del mercado local ya sea por mercadería física, futuros, opciones o combinación de estos.
2- Si hay calificaciones bancarias tomar deuda en dólares está muy barata, del 2 al 5% TNA, gran opción. Tener en cuenta que EEUU coloca deuda al 4% a 10 años.
La combinación de estrategias de cobertura de precios con financieras se perfilan cómo ideales en la coyuntura que enfrentamos.
Cuando cruzamos lo urgente y nos enfocamos en el mediano plazo, enfrentamos las decisiones sobre cultivos de invierno y su viabilidad económica.
Vemos que el histórico trigo se derrite ante nuestros ojos, con precios bajos y poca perspectiva de mejora, sumado a insumos caros, alquileres altos que conducen a la encrucijada: conviene sembrarlo???
Pregunta incómoda si las hay, sobre todo en planteos tradicionales donde la rotación es la ley y en zonas donde junto con cebada y girasol es el cultivo principal.
Nos espera una niña 2024 casi confirmada, escenario donde deberemos elegir en que utilizamos el perfil que nos estará dejando este Niño que, amén de despedirse a toda orquesta, sabemos que tiene las valijas hechas. Planteamos Trigo/Soja o vamos directamente a granos gruesos?
La clave en esta intrincada situación es mantener el equilibrio entre lo agronómico y lo económico. De nada sirve mantener a rajatabla ciertos planteos productivos si lleva a la destrucción de valor de las empresas con la certeza que lo vamos a necesitar más que nunca.
Manejarse con flexibilidad al definir los planes de producción será la clave. A la hora de presupuestar observar de cerca tanto las relaciones insumo/producto como renta/riesgo con los ojos puestos en Julio 2025. Que nada quede escrito en piedra, estamos en tiempos de convulsión, no es aconsejable estructurarse.
Y con esto desembocamos en el contrincante de largo plazo, quizás el peor de todos, que es el cambio de paradigma.
Comenzamos a transitar una etapa desconocida, con pinceladas de los años 90 pero inundados de modernidad. Los mercados no serán los mismos, la situación financiera tampoco, ni el comportamiento del tipo de cambio, la velocidad de información o la infraestructura.
Una realidad más compleja nos espera donde no será posible dar respuesta productiva a todos los problemas, seguramente ese enfoque será insuficiente.
Las compañías deberán entender más temprano que tarde que son fábricas de granos y como tales su rentabilidad depende no solo de la eficiencia productiva sino también de los precios de colocación, la adecuada logística y el apalancamiento financiero positivo.
Estos son los desafíos que tenemos por delante como empresas individuales y como sector, es hora de mostrar nuevamente esa enorme capacidad de adaptación que nos llevó, a pesar de tener todo en contra, a ser los mejores del mundo.
Por Fernando Vuelta – Director Comercializacion Granaria Agroeducacion
Fuente: Agroeducacion