El papel no sólo viene de los árboles, de la caña de azúcar también
El papel es uno de los insumos más usados en las aulas: en cuadernos, carpetas, libros, mapas, cartulinas y cientos de productos más. Y claro que vienen del campo, muchas veces de los árboles, pero desde hace un tiempo el papel de caña de azúcar pisa cada vez más fuerte en esta industria, además es una opción sustentable porque se hace de los desechos de la producción.
Cañaveral
En la provincia de Jujuy, hace 55 años, la empresa Ledesma fue pionera en hacer papel para impresión y escritura a partir de la fibra de la caña de azúcar, una alternativa a los recursos forestales. “Aquí aprovechamos la caña en un 100%. El jugo para azúcar propiamente dicha, mieles y licores. También desarrollamos Etanol, un poderoso biocombustible. Por otro lado las hojas, que hace décadas se quemaban en el campo, ahora se usan para alimentar las calderas del ingenio. Y por último usamos el desecho de fibra para convertirlo en papel”, cuenta Juan Van Gelderen, Jefe de calidad del negocio del papel de Ledesma.
Fábrica de Ledesma
La gama de papeles que se pueden hacer desde la caña es bastante amplia. Ledesma fabrica una línea blanca para gráficas y editoriales, otra para cuadernos escolares y desde hace algunos años sumaron una línea completamente ecológica: Ledesma Nat. “Es un papel que no tiene químicos para el blanqueo, que es lo que más contamina en el proceso del papel”, explica Van Gelderen. Y cuenta que lograron un papel de pulpa marrón claro que fue disruptivo en el mercado y tiene muy buena aceptación. “Es un papel biodegradable, reciclable y compostable. Además medimos la huella de carbono y es casi neutral, ya que no tiene químicos agregados. Es realmente muy amigable con el medio ambiente y nuestro orgullo”, asegura.
Actualmente el papel de caña representa el 50% del consumo nacional para impresión y escritura. “Siempre tuvimos una gran vocación de abastecimiento local”, cuenta Van Gelderen. Aunque explica que también exportan a países limítrofes y a Europa.
¡Los lápices también son del campo!
La madera que se usa para hacer los lápices con los que los chicos aprenden a escribir y colorean sus dibujos, vienen de árboles plantados en distintos puntos de nuestro país como la Patagonia y el Litoral. Para su fabricación se usan maderas diferentes según la calidad de lápiz y su uso. Se suelen emplear pinos, enebros, tilos y cedros.
Con un árbol de tamaño medio se pueden hacer entre 150.000 y 170.000 lápices. En nuestro país se venden cerca de 150 millones de lápices cada año entre negros y de colores. Y el consumo per cápita llega a los 3,6.
Biotecnología agrícola en la mochila
Algo que seguro no sabías es que el maíz se encuentra escondido en un montón de útiles escolares. Sí, así como lo leíste. Es un cultivo que está presente de manera silenciosa en múltiples usos. En la mochila lo podemos encontrar en la goma de pegar, en los marcadores y en el alcohol en gel que usamos para cuidarnos.
Si hablamos de algodón, hablamos de guardapolvos
En todas las prendas escolares está presente la fibra del algodón: guardapolvos, camisas, joggins, abrigos y hasta en la escarapela que usamos en las fechas patrias. Pero también lo podemos encontrar en las telas de las mochilas y en las tiras que usamos para cargarlas. Y si salimos de la mochila, hay algodón hasta en los cordones de los zapatos y zapatillas que los chicos usan para ir a la escuela.
Con esto queremos demostrarte que el campo está cerca siempre, en cada día y en cada actividad que emprendemos. ¿Te imaginabas esto que te contamos?
Fuente: El campo en tu vida