Durante lo que va del Verano, “El Niño” alcanzó su plenitud, extendiendo el calentamiento a vastas extensiones de los mares (áreas en tonos de rojo), y superponiéndose al enfriamiento que había prevalecido hasta entonces (áreas en tonos de azul).
Hacia mediados de Diciembre de 2023, este proceso logró romper el bloqueo que afectaba a los mecanismos atmosféricos, produciendo lluvias que llevaron alivio a gran parte del área agrícola, si bien su distribución fue irregular, dejando amplias extensiones con aportes escasos.
Lamentablemente, esta ruptura liberó en forma abrupta la energía acumulada durante largo tiempo, provocando una sucesión de fenómenos extremos, que afectó tanto a las áreas rurales como a las urbanas, con pérdida de vidas y bienes, poniendo en evidencia la precariedad del sistema nacional de defensa contra adversidades climáticas.
Adicionalmente, el alivio fue parcial y de corta duración, y a mediados de Enero de 2024, retornó el bloqueo, iniciando una prolongada canícula, con muy escasas lluvias, y calores extremos, causando un fuerte estrés a cultivos y pasturas, reactivando los incendios y causando todo tipo de perjuicios.
Aunque se espera que, durante Febrero se reactiven gradualmente las lluvias y se moderen las temperaturas, debe tenerse en cuenta que el proceso volverá a ser irregular y que su comienzo vuelva a observar la liberación de grandes cantidades de energía, con probables eventos de tormentas severas, con vientos huracanados, aguaceros torrenciales y posible caída de granizo, causando pérdidas materiales y de vidas.
Aunque con una notoria irregularidad espacial y temporal, el Verano 2024 finalizará con acumulados de lluvias normales a superiores a lo normal en la mayor parte del Paraguay, el centro y el sur del Brasil, y el centro y el norte de La Argentina.
Contrariamente, el este de Cuyo, la mayor parte de La Pampa observarán registros bajo lo normal, mientras Buenos Aires recibirá aportes abundantes en sus porciones norte y sudeste, y bajo lo normal, en el resto de su extensión.
Los calores moderarán su intensidad y reducirán su frecuencia, a la vez que comenzarán a producirse entradas de aire polar de vigor creciente, aunque sin llegar a causar heladas estivales, como durante la temporada precedente.
Hacia el inicio del otoño, se incrementará la actividad de los vientos polares y, aunque el inicio de la temporada de heladas tendrá lugar entre mediados y finales de la estación, se producirán fuertes tormentas cordilleranas tempranas, inundando el Cono Sur con una masa de aire fresca y seca muy estable, poniendo fin rápidamente a la temporada de lluvias .
Sólo partes del NOA y del Paraguay, el norte y el centro de la Mesopotamia, el Planalto del Brasil, y otras zonas aisladas, recibirán precipitaciones cercanas al rango normal, mientras la mayor parte del área agrícola registrará aportes escasos, causando una rápida caída de las reservas de humedad de los suelos.
Hacia el final del Otoño, se incrementará la influencia de los vientos polares, teniendo lugar marcados descensos térmicos, comenzando a producirse heladas localizadas y generales.
El presente informe confirma lo ya dicho, respecto a la necesidad de una gran dosis de previsión, un cuidadoso manejo y un uso inteligente de la tecnología, para superar los desafíos que se presentan, aunque algunas zonas no lograrán una recuperación completa.
Fuente: Bolsa de Cereales de Buenos Aires