Informales (en negro): 1.160.000 (33,6%)

- Monotributistas: 1.170.000 (33,9%)
- Asalariados Públicos: 830.000 (25,3%)
- Asalariados Privados: 250.000 (7,2%)

Dos de cada tres empleos generados corresponde a personas que trabajan en la informalidad o (en su gran mayoría falsamente) como independientes (incluye monotributo y monotributo social). Si sumamos a los empleados públicos llegamos al 92,8%. Esta economía solo genera empleo precario y de baja o nula productividad. Eso explica porque el salario real no para de caer...

Del otro lado, solo el 7,2% de los nuevos puestos de trabajo se crearon en el sector privado asalariado registrado, que es empleo formal de alta productividad. Son apenas 250.000 empleos en 12 años; para poner en perspectiva, entre el 2003 y el 2008 se habían generado 2,2 millones en 5 esos años.

El mercado laboral argentino ya está flexibilizado de hecho, ajustando con informalidad, precariedad laboral y con caída del salario real. ¿De qué derechos están hablando?

Los grandes perjudicados con la actual legislación laboral son, como siempre, los trabajadores. Toda oposición a la reforma (CGT, CTA, sindicalistas, justicia, etc.) solo busca defender sus propios intereses; hay mucho en juego.

Sostener este esquema es ir en contra de los trabajadores, condenando a millones de personas a la informalidad, a la precariedad laboral y a la pobreza, incluidos los jubilados y pensionados, porque esta dinámica del mercado laboral lleva al sistema previsional a la quiebra total en muy pocos años. No va más...

Por Esteban Domecq - economista