Como pasa con cualquier deuda: con el paso del tiempo la coyuntura en la que se realizó la solicitud se relativiza o se recuerda con menos fuerza, sobre todo si afortunadamente ahora el panorama es otro. En 2003 la Asociación de Cultivadores de Arroz pidió el primer fondo, en 2006 el segundo, en 2013 el tercero y en 2016 el cuarto, que se terminó de pagar en estos días.
“Hay que comunicarlo con mucha transparencia. Fueron adelantos financieros al productor, y este cuarto en particular fue el mayor con 60 millones de dólares, pero no fue ningún aporte estatal, ni de gobierno ni de la sociedad, sino un crédito que tomamos los productores de forma solidaria, generando un fideicomiso con el BROU, el Itaú y el BBVA que adelantaron un dinero que se pagaba mientras se exportaba”, aseguró Freddy Lago, presidente de ACA. Cada exportación generaba un 3% de retención para el pago de este fin, y se podía ver en el desglose de cada precio provisorio o definitivo. En el mercado interno no hubo ningún aumento de precio por este fin.
El adelanto tuvo un interés de un 5,3%, que “en el momento era un interés de mercado, pero hay que recordar que en estos 6 años hubo tasas de interés mucho más bajas y quedamos atados a eso, así que globalmente el servicio de deuda fue caro”, manifestó Lago.
“Obviamente que ayudó, en aquel momento era la única herramienta que dispuso el gobierno de turno”, dijo Lago, añadiendo que habría sido más justo un crédito individual, pero el gobierno no quiso trabajar en soluciones particulares para el problema de endeudamiento de los productores.
La herramienta generó una inyección de dinero que mantuvo a los productores en actividad, sosteniendo una importante superficie que generó muchas externalidades a la economía del país.
“Obviamente que en esos años de crisis el productor perdía plata, pero la sociedad y todas las relaciones que tenían los actores con el productor pudieron mantener su negocio y la actividad”, sostuvo Lago. “El negocio siempre fue bueno para el país y no lo era para el productor”, agregó, añadiendo que esta situación de fondo generó también muchas inequidades. “Ningún productor puede hacer la cuantificación matemática de lo que recibió computando intereses: muchos van a pagar más y otros van a pagar menos. Algunos dejaron de cultivar, tomaron el fondo y no lo repagaron”, explicó Lago, acerca del funcionamiento de la herramienta. “Para nosotros es importante que se generen las acciones pertinentes del cobro, por lo menos los productores que dejaron la actividad, y mención aparte de los que no recibieron nada y aportaron, generando el volumen de productores que existe hoy en día”, cerró, agregando que es una herramienta buena que generó la posibilidad de salir en una situación de abandono del sector.