La esperanza de alcanza precios superiores reside en que Brasil no logre cumplir con sus expectativas de producción.

La situación es cada vez más compleja en este gigante productor. Pareciera (crucemos los dedos) que el clima viene ha dejarnos el sabor de la revancha.

El mapa que sigue nos muestra cómo se encontraba el país, en octubre, en términos de humedad: exceso de lluvias en el sur y escasez de éstas en el resto.

La zona sur del país, durante octubre, registró volúmenes de lluvias por encima de un nivel de 500 mm.

Por el contrario, en buena parte del Noreste ha predominado el tiempo seco a lo que se agregan reducidas lluvias, donde los acumulados de precipitaciones apenas alcanzaron 40 mm.

Así las cosas, no extraña que las estimaciones sobre siembras sean negativas.

AgRural acaba de publicar el avance de la siembra de soja brasileña sobre el 61% del área estimada, frente al 51% de la semana anterior y al 69% en igual momento de 2022.

Tal progreso sería el más bajo desde la campaña 2020/2021.

A esta altura de la campaña nadie, seriamente, habla de una producción próxima a 165 millones de toneladas.

Por ejemplo, AgRural estima un volumen de 163,50 millones de toneladas.

Pero a acuerdo a algunos informes recibidos, desde columna no animamos a estimar una producción cercana a 160 millones de toneladas, pese a que el USDA, obcecadamente, mantiene una proyección de 163 millones de toneladas y de exportaciones de poroto de soja en un volumen de 97,50 millones.

El siguiente cuadro nos muestra el nivel de anomalía en lluvias.

¿La pregunta es cómo está el cuadro ahora?

En las zonas decisivas del área central y del sur de Brasil se mantienen las condiciones de excesiva humedad.

Siguen las lluvias de variable intensidad en el centro oeste y el noreste (Mato Grosso) con elevadas temperaturas que afectan la humedad requerida.

De acuerdo a las fuentes gubernamentales de Mato Grosso, al día 3 de noviembre, se había sembrado solamente el 83% cuando el promedio de los últimos 5 años llega a 94%.

Muy distinta es la situación más al sur. Fuertes lluvias han castigado Rio Grande do Sul y Paraná. Y no dan tregua…

Para ubicarnos sobre lo que se está describiendo, acá mostramos un mapa de Brasil, con sus Estados.

La situación climática no da respiro en Brasil.

Los pronósticos climáticos no son para nada alentadores.

El Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) acaba de dar a conocer una alerta roja por ola de calor, con máximas superiores a los 40ºC, hasta este viernes, para la mayor parte de Brasil.

Las precipitaciones continuarían sobre el sur lo que agravará el cuadro de humedad.

Rio Grande do Sul lleva las de perder: en principio, concentrará la mayor cantidad de lluvia. Y se prevé la continuidad de las precipitaciones en Santa Catarina y en Paraná.

Al mismo tiempo, hablan de mayor sequedad para las zonas que desesperadamente demandan lluvias.

Así las cosas, ¿qué pasaría si la producción cayese tan solo un 5%? El volumen pasaría a ser de solamente 152 millones de toneladas. Es una baja de alrededor de 10 millones.

Este tonelaje representa un quinto de la producción estimada argentina. Es para pensar… ¿no? No olvidemos que EE.UU. va a tener reservas extremadamente justas.

Vamos, ahora, a nuestro país.

Para terminar esta columna con un poco de optimismo vale destacar algunas cosas buenas sobre la economía que nos espera, en medio de tantas pálidas.

Las últimas lluvias permitieron la recomposición del perfil de humedad, aunque el oeste de la provincia de Buenos Aires y el centro norte de Córdoba aún están ávidas de precipitaciones.

Si El Niño se comporta como se aguarda, la cosecha será sustancialmente mejor que la de la última campaña: cerca de USD 16 mil millones de dólares por encima de la que finalizó.

De hecho, este lunes, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que los ingresos por exportaciones del complejo sojero llegarán a USD 18.000 millones en 2024. Se trata de un 125% por arriba de lo estimado para este año.

Tal performance sería la consecuencia de un incremento del 150% en la producción, al pasar de 20 millones a 50 millones de toneladas.

Ello implica más actividad económica y más recaudación de impuestos. El interior agrícola podrá “disfrutar” de un poco más de comodidad respecto a la campaña anterior.

Con este cuadro más el correspondiente al de energía, el año que viene mostraría, por fin, un saldo de la cuenta corriente del Balance de Pagos superavitario.

Veremos cómo actúa la política económica, que, hoy por hoy, es un misterio.

Respecto al mercado de Chicago del día lunes, las subas fueron más que visibles. Enero aumentó USD 12,86 y marzo, USD 12,58.