VEINTE DIAS DE ATRASO
El mes de octubre comenzó con la presión de tener que dar respuestas rápidas a las deficiencias que se trasladaban desde septiembre. Sin embargo, como en septiembre, las lluvias más destacadas continuaban concentrándose en el norte de la Mesopotamia, con eventos menores que seguían sin promover cambios significativos para la zona central y el sur del país. Esto provoco deterioros en las sementeras de la fina, principalmente en aquellas que no recibieron las recargas de principios de septiembre. Ingresando al último tercio del mes se observó un cambio de circulación favorable y con este cambio llegó el primer evento pluvial de gran escala del trimestre de primavera. La buena noticia es que esta situación ha logrado sostenerse y se ha trasladado al arranque de noviembre.
A primera vista, se destaca la provincia de Misiones, donde a nivel generalizado se quiebra el techo de la escala. El record puntual se lo lleva la localidad de Oberá, donde el registro suma 658 milímetros, el más alto de la serie iniciada en 1945. Posadas quedó apenas 30 milímetros por debajo del record de 2017. Este año en la capital misionera, octubre sumó 512 milímetros y con las primeras lluvias de noviembre, esta localidad ha superado la barrera de los mil desde comienzos de septiembre. Como podemos ver, la oferta de agua se estrecha significativamente al movernos hacia el oeste, hacia la zona algodonera, aunque se puede considerar que la línea de sesenta milímetros avanzó con mayor presencia hacia el este de SdE.
En la última parte del mes, la gran recuperación pluvial la captaron las provincias del centro, sobre todo ER, centro de SF y sur de CB. En menor medida el norte bonaerense también encontró algunas compensaciones favorables, las cuales ayudaron a frenar el impacto negativo sobre la fina. El centro sudeste de BA y el centro de LP, fueron incluidos en esa ventana húmeda. La oferta de agua fue pobre sobre la costa bonaerense, tanto hacia el este como hacia el sur. El norte de CB, SdE y el NOA, no han recibido lluvias de importancia.
Fuera de las zonas agrícolas más importantes, se destaca la continuidad del patrón húmedo sobre el noroeste de la Patagonia. Las lluvias y nevadas han tenido continuidad hasta los últimos días de octubre e incluso están previstos nuevos eventos para los próximos días.
Analizando la condición antagónica, el impacto más grave recae sobre el oeste del NEA y el norte de CB, donde las lluvias pueden haber sido algo más generosas, pero de ninguna manera suficiente como para lograr una salida plena del estado de sequía. En el sur de SF, norte de LP y el norte de BA, las lluvias quedaron por debajo de los valores normales, pero en términos agronómicos, la última parte de octubre dejo un escenario mejorado para los cultivos de invierno. Posiblemente el sudoeste bonaerense y el sur de LP, quedan como una de las zonas con mayor impacto negativo para el tramo final de la campaña triguera. Las lluvias sobre este sector han sido definitivamente muy pobres y seguramente provocarán una merma ostensible en los rendimientos. Hacia el sudeste y a pesar de que sobre la costa no se lograron valores normales de lluvia, la situación de reservas era más holgada y la lectura agronómica de esta anomalía pluvial debe ser más benévola. También sobre el sudeste se han observado lluvias en las últimas veinticuatro horas.
En cuanto a las temperaturas, los valores medios mensuales de las mínimas resultaron con desvíos negativos importantes en toda la región pampeana, aunque con mayor impacto desde el sur de SF hacia el sur de la región pampeana. Se destacan las fuertes heladas del 16 y 17 de octubre en la franja central del país. Las máximas por el contrario, se resumieron en promedios superiores a los valores normales, salvando el centro norte de la Mesopotamia, donde hubo muchas jornadas de lluvia y además importante persistencia de vientos del este sudeste.
A pesar de que las reservas presentan un mejora muy apreciable respecto de lo que veíamos a principios de octubre, debemos tener en cuenta que el sistema aun esta resentido. Es decir, seguramente en gran parte de la región pampeana las napas freáticas aún están profundas. Es por eso que es muy necesario que las lluvias que se perciben con una mejora de mayor extensión y más homogénea, deben lograr la imprescindible continuidad para acompañar el desarrollo de la primera fase de la gruesa. La humedad para las siembras está presente en vastos sectores de la región pampeana, sin embargo, no hay margen para un nuevo retroceso. Ahora vamos a ingresar en la época que la atmosfera comienza a jugar un rol de mayor exigencia sobre la disponibilidad hídrica, es decir, comienza forzarse la evapotranspiración.
El patrón de humedad que dominaba gran parte de las regiones productivas del país a principio de noviembre del año pasado era muy hostil. Las mejoras que sobrevinieron solo fueron temporarias, configurando una de las campañas agronómicamente más difíciles de sobrellevar. Independientemente de los escasos periodos húmedos que aparecieron, las altas temperaturas jugaron un rol decisivo, potenciando el daño que ya imponían las deficitarias condiciones de humedad. En este sentido, el comienzo de noviembre de este año presenta diferencias muy positivas.