Las lluvias de la tercera semana de octubre, aunque muy desparejas, vinieron a calmar un poco la extensa sequía de tres años que se lleva acumulada en muchas zonas. Asi las cosas, la previsión de plagas también es poco homogénea, aunque ya hay algunos indicios.
La primera novedad es que las orugas cortadoras, cuyos vuelos ocurren en otoño, no serán un problema grave este año. Las polillas capturadas durante marzo, abril y mayo, reflejan una baja densidad de polillas en la zona núcleo sur (trampas de luz de Realicó y General Pico en La Pampa). Esto es consistente con los muestreos efectuados recientemente, donde cuesta encontrar alguna larva en el campo. Aún falta terminar el vuelo de primavera de una especie, pero no parece que vaya alterar el panorama de baja ocurrencia que se tiene actualmente.
En trigo el panorama de plagas es muy tranquilo. Solo la oruga desgranadora se está presentando en algunas zonas, la arañuela negra tuvo su pico hacia fines del invierno, pero los pulgones estuvieron casi ausentes en todo el ciclo.
Algunos cultivos de leguminosas de invierno están mostrando lo que podría ocurrir durante esta campaña respecto a orugas.
Asi los garbanzos del norte de Córdoba sufren infestaciones de oruga bolillera, aunque en densidades que no ameritan tratamientos aún. Cuando comience a afectar los cascabullos la situación puede cambiar. Las arvejas muestran una alta población de oruga medidora que, sin provocar defoliaciones de importancia, llama la atención por su alta densidad en épocas tan tempranas.
En rastrojos ha aumentado la densidad de bichos bolita. Un organismo que de un año al siguiente puede hasta cuadruplicar su población. Se debe muestrear especialmente en las zonas mas húmedas del lote y en los signos de acumulación de paja de la cosechadora donde prefieren refugiarse.
A partir de la primera quincena de noviembre, con las trampas ya funcionando, se estará emitiendo el primer informe de resultados de plagas en la siembra de cultivos que se avecina.