La próxima Cumbre del Clima de la ONU, está prevista para comenzar a finales de noviembre y se espera que atraiga a más de 70.000 participantes, incluyendo jefes de Estado y de gobierno, funcionarios gubernamentales, representantes de organismos internacionales, líderes empresariales, académicos y miembros de organizaciones de la sociedad civil.
Un aspecto crucial de la COP28 será su papel como la primera revisión global del Acuerdo de París, lo que implica una evaluación exhaustiva de las medidas tomadas en los primeros cinco años de su implementación. Esta evaluación deja en claro que, a pesar de algunos avances en la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos, los planes actuales están lejos de ser suficientes para limitar el aumento de la temperatura global a menos de 1,5 grados Celsius.
Tanto el sexto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) como el informe global de la ONU sobre el progreso hacia los objetivos del Acuerdo de París para abordar el cambio climático proporcionan pruebas detalladas de que el mundo se encamina hacia un aumento de la temperatura global de aproximadamente 2,6 grados Celsius. Sin embargo, el IPCC, en colaboración con científicos del clima y gobiernos de todo el mundo, sostiene firmemente que existen las herramientas necesarias para reducir las emisiones a la mitad en esta década y encaminar al mundo hacia la neutralidad de carbono, limitando el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius. Esto requiere una rápida expansión de las fuentes de energía renovables y la eliminación gradual de los combustibles fósiles, como enfatiza la Agencia Internacional de la Energía.
A pesar de estas recomendaciones claras, el progreso en la adopción de medidas efectivas ha sido lento, y ha sido insuficiente el liderazgo en las reuniones internacionales recientes. Las reuniones de mitad de año en Bonn no lograron resultados significativos, aunque los líderes del G7 expresaron su compromiso de acelerar la transición hacia las energías renovables y los del G20 prometieron triplicar las inversiones en energías limpias, aunque sin ofrecer detalles concretos ni compromisos sólidos en cuanto a los plazos para la eliminación gradual de los combustibles fósiles.
Es fundamental recordar que, en la COP del año pasado en Egipto, 80 naciones abogaron por la "reducción gradual" de los combustibles fósiles, aunque este lenguaje no se incluyó en el acuerdo final. Es importante destacar que los Emiratos Árabes Unidos, uno de los principales exportadores de petróleo del mundo, han enfrentado críticas por su compromiso insuficiente en la lucha contra el cambio climático. El Dr. Sultan Al Jaber, designado como presidente de la COP, ocupa simultáneamente roles clave en la industria petrolera y energías renovables, lo que ha suscitado preocupaciones. La designación de una persona que lidera una empresa de petróleo y gas, especialmente una que planea aumentar sus emisiones en un 40% durante esta década, como presidente de las conversaciones climáticas globales, ha generado controversias.
A pesar de anunciar inversiones considerables en energías renovables, los Emiratos Árabes Unidos también han comprometido una inversión sustancial en la expansión de la producción de petróleo, lo que plantea dudas sobre su compromiso real en la transición hacia una economía baja en carbono.
Agenda de la COP28
En este contexto, el presidente de la COP ha demostrado una evolución en su enfoque, pasando de un énfasis inicial en las energías renovables a un reconocimiento de que la reducción gradual de todos los combustibles fósiles es inevitable y esencial. Este enfoque se refleja en las prioridades de los Emiratos Árabes Unidos para la COP28, que se basan en cuatro ejes de acción:
Acelerar la transición energética y reducir las emisiones hasta 2030: El objetivo de triplicar la capacidad renovable en 2030 es una de las principales metas de esta cumbre. Además, se busca duplicar la eficiencia energética, aumentar la electrificación y reducir las emisiones de metano, así como disminuir la dependencia de los combustibles fósiles.
Financiamiento climático: Cumplir las promesas de financiamiento y sentar las bases para un nuevo acuerdo global en esta área es crucial. La financiación desempeña un papel fundamental en un año en el que se debatirá la reforma del sistema financiero multilateral para responder mejor a las necesidades de los países en desarrollo. Esto incluye el cumplimiento del objetivo de duplicar la financiación para la adaptación en 2025 y avanzar hacia la creación del Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificable de Financiación Climática, que se aprobará en 2024.
Colocar a la naturaleza, las personas y los medios de vida en el centro de la acción climática: La COP28 espera ver la implementación del Fondo para Pérdidas y Daños, aprobado en Egipto el año pasado, y avanzar en la adopción de un marco sólido para el Objetivo Global de Adaptación. También se celebrará una reunión ministerial sobre la relación entre el clima y la salud, un hecho destacado en esta cumbre.
Movilizar a todos los actores para hacer de la COP28 la más inclusiva de la historia: Se anticipa una alta participación de jóvenes, así como delegaciones equitativas y representación de comunidades indígenas en esta cumbre.
La eliminación gradual de los combustibles fósiles y los compromisos para triplicar el despliegue de energías renovables deberían ser puntos centrales en las discusiones de la COP28. La COP26 hizo referencia a la eliminación gradual del carbón por primera vez, y en la COP27 se intentó ampliar esta referencia a los combustibles fósiles en general. La pregunta que se plantea en la COP28 es si las partes se comprometerán con una fecha concreta para la eliminación gradual de estos combustibles. El progreso en este sentido deberá incluir una referencia clara a la eliminación gradual y una fecha definida, junto con un compromiso sólido para presentar NDC (Contribuciones Nacionalmente Determinadas) mejoradas, preferiblemente antes de 2025.
Además, persiste el incumplimiento por parte de las naciones ricas de su promesa de proporcionar 100.000 millones de dólares en financiamiento climático para 2020. Las partes deberán negociar un compromiso financiero más ambicioso a partir de 2025. Esto es crucial para que el proceso de mitigación y adaptación tenga sentido, dado que cualquier compromiso superior seguirá siendo insuficiente para satisfacer las necesidades globales en este ámbito. Por lo tanto, la COP28 seguirá escuchando llamados para una reforma de la infraestructura financiera mundial, permitiendo que los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) y otras instituciones como el FMI y el Banco Mundial desempeñen un papel más activo en la financiación de los países en desarrollo y vulnerables al cambio climático.
Otro desafío importante de la COP28 es la implementación de un objetivo global de adaptación que guíe los planes nacionales de adaptación y su ejecución. Según el sexto informe de evaluación del IPCC, el mundo necesita un enfoque transformador para adaptarse a los impactos del cambio climático. Las naciones ricas se han comprometido a duplicar la financiación para la adaptación, reconociendo que las naciones más pobres y afectadas no tienen los recursos para abordar los impactos climáticos cada vez más graves.
Además de los desafíos mencionados, continúan los llamamientos para proteger y restaurar la naturaleza, incluido el cumplimiento de los compromisos adquiridos en Glasgow para poner fin a la deforestación para 2030. La COP de la Convención sobre la Diversidad Biológica, desde la COP27, ha comprometido al mundo a proteger un tercio de los sistemas naturales del planeta, reducir los subsidios que dañan la naturaleza y reducir a la mitad el desperdicio de alimentos.
El Rol de Argentina
Un aspecto al cual prestar atención es el relativo a las iniciativas que surgen en paralelo a la cumbre. Se trata de propuestas que son impulsadas por un país o grupo de países, con un área temática específica. Por ejemplo, la Declaración de los Líderes de Glasgow sobre Bosques y Uso de la Tierra, surgida durante la COP26. En la misma, más de 140 países (que representan más del 90% de los bosques del mundo) entre los que se incluye Argentina, se comprometieron a “trabajar colectivamente para detener y revertir la pérdida de bosques y la degradación de la tierra para 2030, al mismo tiempo que se promueve un desarrollo sostenible y una transformación rural inclusiva”.
El problema no radica en el surgimiento de este tipo de esfuerzos, que son loables y muchas veces poseen alto grado de adhesión, sino que socavan el objetivo mismo de la COP, que es alcanzar consensos y acuerdos amplios en la materia. Mientras las discusiones de la COP se sustancian a lo largo de todo el año, entre cumbre y cumbre, las iniciativas comienzan a circular semanas previas al encuentro o incluso durante la misma, dejando muy poco espacio para la discusión y poniendo en la disyuntiva a los países que dudan si acompañar o no la misma. De todas maneras, carecen de valor vinculante -aunque si reputacional-, como sí sucede con los acordados en la COP.
Y es importante poner el foco en una iniciativa que EAU ha circulado entre algunos países, sobre Sistemas Alimentarios Resilientes, Agricultura Sostenible y Acción Climática. Si bien la misma aun no posee compromisos que vayan más allá de lo ya declamado en otros foros o reuniones, puede servir como cortina de humo para evitar mayores discusiones con relación a los combustibles fósiles, por ejemplo.
Es difícil predecir el papel que desempeñará Argentina en la COP28, dado que el partido gobernante en ese momento aún no está definido. Esto es particularmente relevante, ya que la cumbre comenzará con el gobierno actual y concluirá con el nuevo presidente del país en funciones. La transición de liderazgo político en el país puede influir en la posición y los compromisos de Argentina en la COP28, por lo que será importante estar atentos a cómo evoluciona este aspecto en los próximos meses.
Por Nelson Illescas, Fundación INAI
Fuente: Bolsa de Cereales de Buenos Aires