La Red Siembra y Cosecha surgió durante los primeros meses de la pandemia de Covid 19. En ese momento, el objetivo fue dar respuesta a una de las principales problemáticas que en zonas vulnerables se agudizaron con las medidas de aislamiento obligatorio: la falta de alimentos. "Teníamos muchas donaciones, entre ellas un sobrante grande de harina de maíz, y nos pusimos a pensar cómo la podíamos utilizar de manera novedosa", cuentan las impulsoras de Re Polenta, una de las iniciativas insignias de la organización que este año fue distinguida entre las ganadoras del Programa de Aceleración de Organizaciones Sociales de la Fundación Bolsa de Comercio de Rosario.
"Queremos que estos alimentos nutritivos, económicos y aptos para celíacos se repartan en comedores escolares, bares y otras organizaciones de la ciudad. Puede ser una fuente de trabajo y una manera de concientizar sobre la mala alimentación". La ilusión de Liliana Sánchez, presidenta de la Red Siembra y Cosecha, resume el espíritu del proyecto que nació gracias al ingenio de vecinas y vecinos de la zona Oeste y hoy tiene perspectivas de seguir creciendo. "La Red se creó por iniciativa de un grupo de organizaciones barriales. Nos empezamos a juntar para analizar las problemáticas de la zona y empezamos a trabajar de manera articulada. Hoy la integran 28 instituciones con personalidad jurídica de distintos barrios que trabajan en programas educativos", explica la referente vecinal de Banana, donde lleva adelante un merendero donde ofrecen apoyo escolar y cuenta con un espacio de biblioteca.
Según cuenta la presidenta de Siembra y Cosecha, el acompañamiento de la Bolsa de Comercio de Rosario les permitió adquirir herramientas fundamentales para impulsar a la organización. "Desde que la Bolsa nos abrió las puertas hubo un antes y un después. Empezamos a capacitarnos, hicimos el Programa de Aceleración de OSC -de la Fundación BCR- y todos los cursos que había para llevar cosas nuevas al barrio y transmitir esa experiencia".
Fue en el marco de la red que surge el proyecto Re polenta. "Vimos que con la pandemia la necesidad creció muchísimo. Recibíamos grandes donaciones de harina de maíz y empezamos a pensar qué podíamos hacer con ese alimento, algo novedoso para incorporarlo en otras comidas que les gusten a los chicos", indica Karina Valenzuela, secretaria de Siembra y Cosecha. Con una receta propia, realizaron una primera prueba de cocción de budines. Y el éxito fue inmediato.
"El primer día hicimos unos 200, los repartimos y la buena recepción nos sorprendió. Los niños los comían y ni se daban cuenta que estaban hechos de polenta", detalla quien también es la presidenta de la asociación civil El Peregrino, espacio donde todos los meses realizan la cocción de los productos.
A los budines se les sumaron muffins dulces o con queso, pan dulce y bizcochuelos. Todos los meses, la producción es repartida entre las 28 organizaciones de la red, para luego ser distribuida sin costo entre los vecinos. ¿Cómo obtienen los ingredientes? Parte de la polenta a través de donaciones. Mientras que otros elementos, como huevos, azúcar, leche, esencias y frutas las compran entre las entidades. Por las distintas organizaciones que integran la red pasan algo más de 100 chicos al mes.
"Nos dimos cuenta que consumir estos productos tienen varios beneficios", señala Karina. Y continúa: "Son aptos para celíacos o intolerantes al gluten; tienen alto valor nutricional y son muy fáciles de preparar. Pero sobre todo, impactan por su precio". Según detalló, con 900 gramos de harina de polenta logran sacar hasta 10 budines. En total, sumando el resto de los ingredientes, invierten $750 por cada uno.
El desarrollo del proyecto implicó abordar la problemática de la mala nutrición de la población en un nivel más amplio. Ésta no siempre se relaciona con la falta de alimentos, ni afecta sólo a poblaciones vulnerables. "En la mayoría de los casos, la mala alimentación está vinculada con la falta de concientización, la educación y el ritmo de vida", señala Marina Alegre, coordinadora de proyecto educativo de la entidad. "Si bien se la asocia a enfermedades como obesidad o diabetes, también puede asociarse con problemas cardíacos, algunos tipos de cáncer, baja de defensas o diabetes y celiaquía detectada en niños de temprana edad", continua la docente.
Por esta razón, Re polenta persigue el objetivo de generar conciencia sobre cuáles productos son saludables para consumir y traen beneficios para la salud. A lo largo del año, referentes del proyecto organizan talleres en escuelas para enseñarles a los niños cuestiones referidas a la alimentación, con el objetivo de que ellos lleven los conocimientos a sus casas y sean también educadores.
La iniciativa recibió una distinción en la edición 2023 del Programa de Aceleración de OSC de la Fundación BCR y fue presentado ante distintas entidades públicas y privadas de la ciudad. "Nos llena de orgullo este proyecto y queremos que sea reconocido. La demanda viene creciendo y ojalá podamos ampliar la red de distribución para llegar a comedores escolares, bares y restaurante. Que se puedan vender nos permitiría generar trabajo para muchas personas del barrio", se ilusionan.
Sobre la Red Siembra y Cosecha
Está conformada por 28 organizaciones de barrios de Rosario. Cuentan con programas educativos tanto para chicos como también para madres y padres. Las personas interesadas en participar de las instancias de capacitación, formación, becas y recursos para el desarrollo profesional que ofrecen en Siembra y Cosecha tienen que firmar un documento donde expresan su compromiso para el cambio y la transformación. Además de villa Banana, la entidad cuenta con presencia a través de organizaciones en barrio Toba, Bella Vista, Pororó y Sur.
"Lo principal es que los niños sientan que hay una puerta para salir adelante. Que con esfuerzo y compromiso pueden llegar a progresar, salir de la pobreza y transformar la calidad de vida de toda la familia", asegura Liliana Sánchez.
Si bien los desafíos a abordar son muchos, las transformaciones que logran en quienes se suman a la red son el mejor combustible para redoblar el esfuerzo y el compromiso que requiere llevar adelante una organización social.
"Nosotros nos damos cuenta que lo que hacemos tiene impacto cuando los chicos que participan de los programas asisten a la escuela, o cuando padres y madres dejan de estar pidiendo en la calle porque tienen un trabajo", expresa Liliana. "Muchos nos cuentan, por ejemplo, que están pagando un aire acondicionado y que eso era algo que jamás hubieran imaginado. El mensaje que les queremos dejar es que salir adelante no es solo para los que tienen plata. Pueden mejorar su calidad de vida con ganas de cambiar y transformar su realidad", concluye.
Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario