El dato recientemente publicado por la Aduana china muestra en agosto otro mes de importante volumen importado, casi 270.000 toneladas de carne, apenas 10% menos que lo importado en julio de este año cuando marcó su récord histórico. Agosto, en volumen, representó el segundo mayor registro en lo que va del año, lo que le permitió acumular compras por 1,79 millones de toneladas y compensar prácticamente en su totalidad el bache generado a inicios de este año tras el auto embargo impuesto por su principal proveedor, Brasil.
Sin embargo, en materia de precios las tendencias no resultan tan auspiciosas. Las importaciones de agosto, con un valor CIF promedio de USD 5.231 por tonelada, marcan el tercer mes consecutivo en descenso. Se destaca que en mayo hubo un principio de recuperación en precios que finalmente no logró sostenerse y terminó profundizando la caída unos 26 puntos porcentuales, medido contra aquel pico registrado en julio de 2022 de USD 7.100 por tonelada.
En los primeros ocho meses, China registró compras por 9.600 millones de dólares, reflejando una baja del 16% respecto de 2022. En valor unitario, agosto registra un precio promedio de USD 5.350 por tonelada importada, 20% inferior al registrado un año atrás, cuando la demanda aún se encontraba en plena ola de reactivación post pandemia sin siquiera vislumbrar las estrictas medidas de control que terminarían paralizando la actividad en los meses siguientes.
Para nuestro país, las compras chinas representan cerca del 80% de las exportaciones y absorbiendo más del 20% de toda la carne producida por la industria frigorífica local. En ingresos de divisas, este año China está aportando 6 de cada 10 dólares que ingresan al país por exportaciones de carne bovina y menudencias.
Pero más allá de lo cuantitativo, un aporte no menor de China reside precisamente en el tipo de mercadería que importa. El país asiático ofrece un canal de salida sumamente virtuoso para categorías de vaca que localmente no son consumidas, o bien para las que resulta mucho más trabajosa su colocación.
Estacionalmente a partir de septiembre, la oferta de vacas en Argentina tiende a reducirse, ciclo que auspiciosamente coincide con una aceleración de las compras chinas de cara a las festividades de su año nuevo lunar, que este año cae el 10 de febrero. Esta mayor presión de compra tiende a generar un alza en las cotizaciones durante el último cuatrimestre del año que permite sostener los valores para la vaca de descarte, incentivando la reposición de vientres.
Sin embargo, hasta ahora los compradores chinos parecen estar adoptando una actitud muy selectiva en sus compras frente a la abundante oferta de carne que está encontrando en la región, principalmente en Brasil, pero también en Argentina que, como consecuencia de la seca, sigue faenando un elevado número de vacas.
La faena de vacas de agosto, aun con una ligera desaceleración, seguía mostrando un incremento del 28% respecto de lo registrado un año atrás, con casi 260.000 vacas faenadas. Para septiembre, la tendencia que se observa a través de los envíos de hacienda a faena es una mínima reducción respecto de agosto, sosteniendo la brecha contra septiembre de 2022 en más de 30 puntos porcentuales.
Clima mediante, octubre, noviembre y hasta los primeros días de diciembre suele ser el período en el que se expresa un mayor valor para este tipo de hacienda, por un doble efecto de escasez de oferta y mayor presión de demanda. A excepción del año pasado, en los tres años previos, el precio promedio de la vaca para faena registró - entre septiembre y diciembre - un incremento medio del 12%, medido en términos reales. No obstante, el contexto actual, tanto por el lado de la oferta como también por las débiles señales que envía la demanda, podrían llegar a modificar nuevamente este movimiento estacional del mercado.
Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario