La Facultad viene acompañando fuertemente el impulso de la biotecnología desde la universidad pública y gratuita a través de la formación de profesionales que cursan la licenciatura y el asesoramiento a equipos científicos mediante políticas de gestión como la creación del Programa de Valorización del Conocimiento y el nuevo Gabinete para Proyectos de Transferencia.
Parece insignificante, pero cada vez que se nos cae un pelo, en él también se trasladan miles de células. Todo depende del punto de vista en que lo observemos, pero en términos generales el grosor de un cabello humano mide entre 60 mil a 80 mil nanómetros, una medida estándar empleada en el campo científico para trabajar a escalas super reducidas, como lo hacen los laboratorios de nanobiotecnología que funcionan en la Facultad de Ciencias Químicas (UNC).
En ese mundo “nano” y biotecnológico existen cientos de posibilidades que, a través del conocimiento científico desarrollado en la universidad pública y gratuita, pueden derivar en diversas aplicaciones para potenciar el bienestar de la sociedad: desde un medicamento a base de proteínas recombinantes, una biopelícula para tratar superficies o, en el caso de la agroindustria, una nano emulsión para defender a los cultivos de plagas de hongos y bacterias.
La biotecnología reúne distintas disciplinas vinculadas con las ciencias biológicas asociadas a la tecnología, que permiten generar nuevas técnicas y procesos en base a organismos vivos o sistemas biológicos derivando en diferentes desarrollos que benefician a seres humanos. Así, el estudio de hongos, bacterias, virus, animales y plantas en laboratorios de biotecnología deriva en la creación, mejora o modificación de productos y procesos que empleamos a diario en nuestras sociedades.
Cuando esos desarrollos biotecnológicos se llevan adelante en escalas nanométricas –es decir, la millonésima parte de un milímetro- comenzamos a hablar de nanobiotecnología. Un mundo que, a simple vista, cuesta imaginar pero que resulta más tangible cuando entendemos que un nanómetro es 10 mil veces más pequeño que el grosor de un cabello. Y sí, no hay “zoom” que alcance, de allí que la intervención científica resulta fundamental.
Desde fines de 2022, en Argentina todo este micromundo se encuentra reglamentado bajo la Ley 27.685 de Promoción del Desarrollo y Producción de la Biotecnología Moderna y la Nanotecnología, una normativa que busca impulsar los diversos sectores de la economía nacional a partir de la soberanía científica. Un desafío y, al mismo tiempo, una gran oportunidad en tiempos de crisis.
Córdoba es uno de los polos biotecnológicos del país con base pública, privada y académica. Además del Programa de Investigación Orientada (PIO Bio) para financiar investigaciones biotecnológicas; el Fondo Biotec Córdoba destinado a impulsar proyectos y emprendimientos con aportes público-privados, desde 2023 diversas empresas e instituciones cordobesas conforman el Clúster Biotecnológico, entre ellas la FCQ.
El sistema científico biotecnológico cordobés está integrado por más de 50 institutos y centros de investigación que acompañan la creatividad y el talento de más de 500 investigadoras e investigadores a cargo de 260 proyectos. Si bien las escuelas ProA ya comenzaron a ofrecer contenidos sobre esta ciencia, la mayor parte de ese capital humano se viene formando en unidades académicas donde se dictan 10 carreras de grado y de posgrado vinculadas con esta rama del conocimiento. Muchas y muchos de ellos también son docentes y/o profesionales que brindan sus servicios en alguna de las más de 70 empresas y emprendimientos de perfil biotecnológico instalados en esta provincia.
La Facultad de Ciencias Químicas (UNC) viene ocupando un rol protagónico en el sistema biotecnológico cordobés desde 2018, cuando lanzó su Licenciatura en Biotecnología, cuyos primeros 19 estudiantes egresaron en 2022 con algunos de los mejores promedios de la Universidad Nacional de Córdoba.
“La Licenciatura en Biotecnología de la FCQ posibilita la formación con competencias específicas para el estudio de procesos relacionados a la producción de bienes y servicios en agricultura, medicina, farmacia, ciencias de los alimentos y medioambiente. Este trayecto formativo pudo gestarse debido a la trayectoria en generación de conocimientos en química biológica, bioquímica y biología molecular de numerosos docentes-investigadores, quienes tienen proyectos y líneas de investigación activas en esas temáticas”, aseguró el secretario general de la FCQ, Pablo Manzo.
Este perfil fue reforzado en 2022 con el lanzamiento del Programa de Valorización del Conocimiento (PVC), un plan inédito destinado a identificar, valorizar y transferir los resultados de equipos de la FCQ a los sectores socioproductivos y tecnológicos desde Córdoba, la segunda provincia con mayor cantidad de investigadoras e investigadores y de proyectos biotecnológicos de Argentina.
Para Pablo Manzo, desde el campo académico, “es importante participar de espacios de articulación con el fin de ampliar la red institucional de centros de prácticas para que los y las estudiantes puedan completar su formación de grado participando de iniciativas concretas, vinculadas a la producción de bienes y servicios biotecnológicos. Además, el vínculo con el Clúster permite conectar capacidades de difusión y generación de conocimientos y detectar demandas científico-tecnológicas que puedan traducirse en nuevas líneas de investigación dentro de la FCQ, como las que ya están en marcha”.
Fuente: Infonegocios