El trigo es uno de los tres granos más producidos en el mundo, junto al maíz y el arroz. Puntualmente, en la Argentina, se siembra principalmente en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Las tres provincias representan el 74,31 % de la superficie sembrada total, según el Sistema de Información Simplifica Agrícola (SISA). Incorporar nuevas regiones a la producción del trigo, abre nuevas posibilidades y ofrece ventajas competitivas para los productores por fuera de la zona núcleo.
“El trigo tiene futuro en Formosa”, subrayó Gerardo Tenaglia -especialista del equipo de investigación del IPAF Región NEA del INTA que realizó el primer ensayo de evaluación de variedades en las inmediaciones de la Laguna Naineck, al nordeste de Formosa.
De acuerdo con el investigador, “por las características climáticas de la región -con inviernos cortos, pero con presencia de heladas- es posible producir trigo en ciclos cortos con numerosas ventajas para el productor local”.
En este sentido, detalló que se evaluaron catorce variedades de trigo, de las cuales cuatro se destacaron por su rendimiento: MS INTA 922, MS INTA B 817, MS INTA 815, y ACA 920. “El promedio de rendimiento fue 1954 kg/ha con el riego suplementario”, indicó.
“Si bien el rinde es mensurado y menor que en la zona núcleo -casi 2 toneladas por hectárea contra unas 6 toneladas por hectárea en la zona pampeana- se trata de un trigo de calidad premium, de excelentes cualidades harineras y con hasta un 14,4 % de proteína (variedad Baguete 450), además de un menor uso de insumos químicos”, especificó Tenaglia.
Otra de las ventajas a las que hizo referencia el investigador es la fecha de cosecha:
“Mientras que en la zona núcleo se siembra hasta fines de julio y se cosecha en diciembre, en Formosa se podría sembrar de mayo a mediados de junio y cosechar entre mediados de octubre y principios de noviembre”. Es decir, explicó, el productor podría llegar a los mercados con una antelación de hasta un mes y medio con respecto a sus pares de la zona pampeana.
A esta ventaja comparativa, se suma otra: “En una región donde la mayoría de la producción agrícola se realiza en verano, por cuestiones climáticas, el trigo se convierte en un cultivo alternativo”. Es que, según explicó, “el productor puede generar un ingreso importante en una época tradicionalmente atípica, al tiempo que los campos no permanecen improductivos ni debe combatirse a las malezas”.
Si bien el investigador se mostró optimista, subrayó que se trata del primer ensayo, por lo que es necesario repetir el estudio y sumar más información para establecer con certeza qué cultivar se recomienda para la zona. “Durante 2022, se acondicionó una parcela de 1.600 metros cuadrados y se realizó un ensayo comparativo de rendimiento”, explicó Tenaglia, el tiempo que especificó que las características del suelo se definen como albardón del riacho con alto contenido de limo, que afecta en forma moderada al drenaje.