Aunque escasas, las recientes lluvias caídas sobre Minnesota, Missouri, Indiana, Illinois y Ohio, fueron suficientes para “aflojar” el mercado.
En consecuencia, la posición más cercana, Agosto, mostró una suave baja en el precio de la soja, durante la jornada de este miércoles en Chicago.
En cambio, para las posiciones más lejanas, el precio se elevó. Para Noviembre subió prácticamente 5 dólares, en vista de que el panorama sigue siendo incierto para la producción en EE.UU.
Los pronósticos no son demasiados alentadores.
Las previsiones meteorológicas, para los próximos días, solo hablan de lluvias de normales a por debajo de lo usual.
Una cosa es clara: la escasez de humedad en el cinturón maicero sojero sigue determinando una tendencia ascendente para los valores de la oleaginosa (obviamente, también, para el maíz).
Los compradores y los fondos saben que, de no llover durante Agosto de forma considerable, la situación de oferta se verá durante comprometida. Es que este mes es crucial para los rindes.
A este cuadro de incertidumbre, se ha agregado la tensión en la zona del Mar Negro.
A raíz de ello, el transporte de aceite de girasol que sale de Ucrania, uno de los grandes exportadores de este commodity, queda bajo un manto de peligro.
El ataque ruso a los puertos de Odesa y de Chornomorsk, desde donde se despachan los productos a través del Mar Negro, ha quedado seriamente afectado.
Luego del ataque aéreo ruso, las aseguradoras “suspendieron la cobertura” de los riesgos en el mar Negro.
Por lo tanto, Ucrania se ve obligada a utilizar vías alternativas, es decir el rio Danubio y el transporte terrestre hacia los países limítrofes.
Por si ello no fuera suficiente, el anuncio de Rusia alarma. Dijo este miércoles el Ministerio de Defensa: “A partir de las 00:00 hora de Moscú del 20 de julio de 2023 (2100 GMT), todos los buques en el Mar Negro que naveguen hacia puertos ucranianos serán considerados como posibles portadores de carga militar”.
Así estamos.