El sector vitivinícola viene experimentando un deterioro de la producción y del mercado interno en los últimos años, debido a factores de oferta, tales como la debilidad registrada en las últimas cosechas. Esto, a su vez, se vio reflejado en un estancamiento en el empleo generado por el sector. En el comienzo del 2023 se mantuvo la debilidad de las ventas y producción, en línea con los malos pronósticos que tiene la vendimia 2023 (por factores climáticos, en gran parte). Es de destacar, que la actividad del sector estaría mostrando señales de una mayor concentración hacia las grandes empresas en detrimento de las más pequeñas. En efecto, al analizar la dinámica de empleo entre las 10 empresas más grandes entre mayo 2023 y 2022 las grandes empresas pasaron a representar el 31,1% del total del empleo (vs 29,4% en mayo 2022), mostrando una dinámica más favorable que el resto del sector.
La dinámica financiera de las empresas es buena en términos generales. Por un lado, la morosidad es baja, con la totalidad de las firmas sin deuda mayor a situación 1. Por el otro, las ratios de rentabilidad son positivos, teniendo en cuenta los balances disponibles. De este modo, el clima del sector es moderado, en donde se está buscando retomar la mejora de la actividad y mejorar los problemas vigentes (escasez del financiamiento al sector privado, falta de disponibilidad de insumos como botellas). Esto con el objetivo de extender la reciente recuperación económica.
En el corto plazo las perspectivas no son muy alentadoras para el sector debido al pronóstico adverso que tiene la cosecha de 2023 asociado en gran parte a los factores climáticos. Además, la demanda interna se mantendrá acotada con el bajo dinamismo esperado para los salarios reales y la incertidumbre asociada al periodo electoral. Esto debido a que, en el contexto actual de falta de dólares, el gasto interno de la economía (consumo total y gasto publico) deberá reducirse para que se incremente el saldo exportable, y comiencen a acumularse reservas internacionales. De este modo, esperamos que el salario real continúe a la baja en términos reales (acumula una caída de 16,5% entre 2022 y 2018).
En el mediano/largo plazo, conforme vaya ajustando el tipo de cambio real y el saldo exportable recomponiéndose, es de esperar que los sectores más exportadores como el vitivinícola, se vean beneficiados por la mayor competitividad cambiaria. De este modo, podrán ampliarse los negocios en el exterior y las exportaciones del sector.
A su vez es de destacar que, el crecimiento del sector dependerá de cómo se pueda responder a algunos factores que limitan el potencial de crecimiento. En primer lugar, se destacan los cambios en las reglas de juego del mercado por parte del gobierno como por ejemplo las restricciones a las importaciones y/o la política regulatoria sobre los precios. En tal sentido, por ejemplo, ante la falta de disponibilidad botellas el sector necesita para ampliar su capacidad productiva acceder al insumo importado.
En segundo lugar, se destaca la elevada volatilidad macroeconómica y el bajo crecimiento de la económica en general, que afectan la demanda del sector. En tal sentido, el deterioro estructural de los salarios reales impide que se pueda consolidar el consumo interno.
La producción de vinos registro un deterioro en los últimos años. En efecto, al analizar la dinámica, teniendo en cuenta el relevamiento efectuado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), se registró una merma de 21,1% entre 2018 y 2022. Esta dinámica de deterioro, que se observó en los últimos años se explicó por diversos motivos, asociados a factores de oferta, tales como la debilidad registrada en las últimas cosechas de uva, y a factores de demanda como la creciente competencia entre productos sustitutos (cervezas).
En lo que respecta al consumo interno, viene experimentando un deterioro en los últimos años, en línea con la menor actividad del sector. En efecto, los despachos de vino autorizados al mercado interno mostraron una merma de 1,2% en 2022, acumulando una retracción de 1,5% en relación con el año 2018. A su vez, el consumo per cápita fue de 18 litros por persona por año en 2022, bajando 0,2pp en relación con el año anterior y en 0,9pp en relación al 2018.
Al analizar el consumo de vino según envase utilizado en el año 2022, se observó que el 62,8% del total se realizó en botella, mientras que el 33,2% del total en Tetra Brik y el 3,5% en Damajuana. El Bag in Box, si bien viene ganando terreno en los últimos años, representa solamente el 0,3% del total.
En el año 2022 y el comienzo del 2023 se mantuvo esta dinámica de deterioro. En efecto, la producción de vinos registro una merma de 8,2% en 2022, mientras que la cosecha de uvas se retrajo 12,9% y la superficie cultivada un 1,9%. A su vez, en los primeros cuatro meses de 2023 las ventas internas de vinos experimentaron una merma de 11,6% en términos interanuales. Para lo que resta del año se espera que se mantenga el deterioro de la producción y del mercado interno, debido a la debilidad de la cosecha esperada producto del condiciones climáticas y la menor superficie cosechada.
Las exportaciones totalizaron 895,6 millones de dólares en 2022, mostrando una merma en relación con el año 2022. Los principales destinos de exportación en 2022 fueron Estados Unidos que representó el 26,7% del total (vs 27,8% 2021), Reino Unido con el 12,5% (vs 14,4% en 2021) y Brasil que represento el 12,3% del total (vs 10,1% 2021). Las importaciones, por su parte, registraron un incremento de 11,9% en relación con el año anterior.
Los precios internos de los productos del sector vienen experimentando un fuerte incremento en los últimos años. En tal sentido, el IPC CABA "Vino" registró un incremento de 100,3% en 2022 y de 885,9% entre diciembre de 2017 y abril de 2023. De este modo, se expandió por debajo del IPC general de la economía. En efecto, de acuerdo con el Indec el IPC nivel general aumento 72,4% en 2022 y 1.099,7% desde diciembre 2017 y abril de 2023.
Cerca del 70% de las ventas del vino argentino ocurren en el mercado interno, en tanto que un 30% se dirigen al exterior. Cabe destacar que hay bodegas que producen exclusivamente para exportar.
Si consideramos las cuotas de mercado en base a la cantidad de empleados de las empresas se observa que las cinco empresas más grandes representan el 27,3% del total. En tal sentido, Grupo Peñaflor es la que cuenta con mayor cantidad de empleados registrando el 12,4% del total. Le sigue Fecovita con 4,2% y Bodegas Esmeralda con 3,9%.