En lo que va de del año, según los registros de DT-e (documento de tránsito electrónico) informados por SENASA, la cantidad de animales trasladados a plantas de faena supera los 6 millones, esto es un 12% superior a los registrados de enero a mayo de 2022.
Tal como se viene observando en meses anteriores, una de las categorías que mayor crecimiento muestra en la faena de un año a otro es la de vacas. Durante el mes de mayo fueron trasladadas a faena unas 321.000 vacas, un 3% más que las remitidas durante abril y 8% superior a los traslados registrados un año atrás.
Naturalmente el período de mayor refugo de vacas transcurre durante los meses de abril a agosto, siendo junio y julio los meses donde se registran las mayores tasas, casi 20 puntos más que el promedio de faena mensual.
Este año, considerando que en muchas zonas este refugo de vacas vacías ha tenido que anticiparse dada la restricción de forraje que presentaban los campos, podría esperarse cierto corrimiento en la curva de salida estacional.
Sin embargo, la particularidad que también se observa este año es la elevada proporción de vacas que, a diferencia de otros años, ha estado ingresando a corrales de engorde.
De acuerdo a los datos publicados por SENASA al 1ro de junio, la cantidad de vacas en stock reportadas por establecimientos de engorde a corral ascendía a 118.810 cabezas, lo que implica un 41% superior a lo registrado un año atrás. Este último indicador, da cuenta de un piso de oferta que sin duda seguirá sosteniendo un nivel de faena importante para este tipo de hacienda por los próximos meses.
En este contexto, más allá de la cantidad de vacas que están siendo faenadas, lo que comienza a observarse es una proporción elevada de hembras en general. En lo que va del año, alrededor de 1,5 millones de vaquillonas y terneras fueron remitidas a plantas de faena, esto es un 11% más que lo registrado en igual período de 2022.
Medido sobre la faena total, la participación de las hembras se ubica por segundo mes consecutivo en torno al 50%, algo que no deja de alertar respecto de la potencial liquidación de vientres que ello generaría, en caso prolongarse estos niveles de extracción más allá de los próximos dos meses donde naturalmente seguiremos viendo un importante descarte de vientres vacíos.
Lo cierto es que, aun sin ingresar a una fase de liquidación, estos picos temporales en la faena de hembras no dejan de erosionar el stock de vientres disponibles para la generación de terneros. En 2019, luego de tres meses con tasas de faena de hembras superando el 50%, el rodeo total a fines de ese año había caído en unos 550.000 animales, reflejo de una retracción de similar magnitud en el stock de vacas (-560.000 cabezas). Sin embargo, al siguiente año, producto a su vez de una primavera 2019 bastante adversa desde lo climático, el rodeo nacional registró una caída de casi 1 millón de animales, con unos 650.000 terneros y terneras menos en stock.
La realidad es que luego de estos períodos de elevada extracción no se han dado ciclos prolongados de retención de hacienda que permitieran una reconstrucción sostenida del stock, lo que marca una clara ausencia de políticas públicas orientadas paliar este tipo de contingencias.
En efecto, tras la última gran seca de los años 2008/09, presionada a su vez por un contexto muy poco favorable para el negocio ganadero, Argentina perdió cerca de 10 millones de cabezas del stock nacional pasando de 58,8 millones a fines de diciembre de 2007 a 48,9 millones tres años más tarde, en diciembre de 2010.
Desde entonces, habiendo transcurrido 15 años, el stock nacional apenas ha podido recuperar la mitad de lo perdido arribando a 54,24 millones de animales en diciembre del año pasado.
Fuente: BCR - ROSGAN