En el día final de TodoLáctea 2023 se desarrolló en conjunto con la Universidad Nacional del Litoral la segunda edición de la Jornada Para la Producción Eficiente en Tambos Chicos, charlas y capacitaciones para apuntalar a los que realmente dinamizan las economías y las estructuras sociales en los pueblos y en las ciudades del interior del país y que en definitiva son los que traccionan a la cadena lechera.
Con la premisa de sostener a los tambos chicos en pie y hacia adelante, la primera exposición estuvo a cargo de los ingenieros Javier Baudracco y Belén Lazzarini, especialistas de la FCA-UNL, que abundaron en los motivos por los que apostar a los sistemas pastoriles.
“Los tambos tienen que ser rentables y pueden ser rentables, de manera positiva y sostenida, generando ambientes sustentables, con bienestar animal y atendiendo a las demandas sociales”, inició Baudracco, teniendo en cuenta que cada unidad productiva debe tener una meta económica clara, para saber hacia dónde ir.
El objetivo puede ser lograr después de pagar todos los gastos y amortizaciones superar los 600 dólares por hectárea (meta económica clara), partiendo de los dos costos más relevantes que son la alimentación y la reposición de animales. Con 2.000 litros por hectárea al año de margen, se debería poder conseguir la sustentabilidad económica necesaria.
Llegar a bajar algunos centavos los costos puede tener un efecto positivo a medida que se aumenta la carga en los tambos, siempre evaluando los valores de la alimentación, y agregó que ésto puede lograrse con modelos diversos más o menos productivistas.
Al generar renta se tiene que cuidar el ambiente, trabajando en los ciclos del agua, de los minerales, compensar gases a través de pasturas perennes y diversas, regenerar paisajes, apostando siempre a retener más agua en los perfiles.
El bienestar animal está basado en la buena salud, el estado afectivo positivo y un comportamiento natural. Esto es parte de la ciencia y se puede medir. En este sentido, los sistemas pastoriles aportan más salud a los animales, con menores tasas de descarte, de mortandad, menos riesgos de mastitis, de rengueras y de enfermedades infecciosas. Además disminuyen comportamientos agresivos y les aporta más oportunidad de pastoreo.
El animal prefiere estar sobre pasturas y particularmente de noche.
Belén Lazzarini indicó que los sistemas pastoriles le aportan al consumo la asociación de vacas sobre pasturas como animales más felices y con el resultado de productos más saludables, según distintos trabajos de investigación.
Como ejemplo de tambo chico, con 120 vacas en 60 hectáreas, con el modelo del tambo del Establecimiento Escuela Granja de la Universidad Nacional del Litoral. Gastón Reibel y Estefanía Perino indicaron que el 70 por ciento de las pasturas (raigrás y pasturas consociadas) se hace en el campo donde trabajan tres personas con buena distribución de tareas, con un día y medio por semana de descanso rotativos, con 15 días de vacaciones en el verano, organizado por los plazos de pariciones estacionadas.
Con buena infraestructura para el tránsito y vivienda dentro del campo, la rutina de ordeño se inicia a las 6 de la mañana con sala de espera con sombra, con fosa de ocho bajadas y comederos automáticos, con tres horas de ordeño al día.
Con pasturas y agua en cada lote, con aporte de silo entre tres y cuatro meses al año. Con detección de celo e inseminación por parte del personal, en el preparto se trabaja con silos de autoconsumo.
En la crianza artificial de terneros se vienen bajando los porcentajes de mortandad (7% en 2022) y este año con guachera colectiva de hasta 15 animales, al momento no hay muertes, con bebederos limpios y alimento a disposición constante. La leche se entrega en bebederos con tetinas.
Hay sombras naturales y móviles y agua a no más de 120 metros de cada animal en los lotes.
En cuanto a los términos reproductivos del tambo de la UNL, los veterinarios Martín Maciel y Javier González detallaron que el objetivo fundamental es lograr cien partos al año, con un sistema concentrado por motivos climáticos, para también mejorar el reparto de tareas y el descanso del personal, aunque el ordeño se hace durante los 12 meses.
Es importante partir de un tambo ordenado que permita identificar, registrar eventos y evaluar el trabajo. Es relevante la condición corporal al secado y parto, se trabaja en detección de celos, con prácticas de inseminación y en caso de ser necesario servicios en el lote. La recría de vaquillonas es el soporte para la actividad, con gran facilidad de preñez.
Los objetivos de preñez están por sobre el 80 por ciento en el promedio de todas las categorías, contando con “vacas felices” y un equipo de trabajo que aporta a la tarea. Destacan que es siempre mejor estar presentes, que saber mucho.
En 2022 tuvieron 94 partos, de los cuales el 56 por ciento fueron hembras, con animales Holando y cruza Holando-Jersey.
Martín Maciel abundó en el trabajo de la programación de servicios de junio a diciembre, con inseminación artificial que se hace cada 21 días, para un entrecruzamiento alternado, con base en la detección de celos, con el sistema AM-PM, con semen sexado en el primer y segundo servicio, con examen ginecológico semanal, con diagnóstico de preñez a los 30 días, con confirmación a los 60 y 190 días antes del secado.
Ante un auditorio completo y atento, el cierre de este primer bloque tuvo un mensaje alentador, que se debe seguir apostando a los tambos chicos, porque sostienen a las familias y a las comunidades.
Fuente: Todo Lecheria