TENDENCIAS CLIMÁTICAS

La neutralidad del indicador ENSO, se ha validado en forma consistente a lo previsto en los pronósticos. Se prevé que la situación tenga una transición rápida hacia un calentamiento de la cuenca central del Pacifico Ecuatorial, dado que las costas de Sudamérica ya están completamente dominadas por una anomalía cálida.

Como vemos en el mapa, las temperaturas superficiales se han mantenido neutrales durante el mes de abril. Este comportamiento se proyecta al mes de mayo sin mayores variantes. Sin embargo, durante el trimestre del invierno ya se instalará el calentamiento asociado al fenómeno de El Niño. Dado que el acople entre el evento oceánico y la circulación atmosférica puede llevar varios meses hasta que la señal sobre el comportamiento de las lluvias sea evidente, debemos trabajar con expectativas moderadas para las precipitaciones del trimestre frío. No deberíamos esperar sobreoferta de agua en casi ningún sector productivo del país durante el invierno, salvando una mejor oferta, quizá más abundante, en el norte de la Mesopotamia.

Se destaca un Atlántico que se enfría lento, esto está moderando las irrupciones de aire frío, las cuales aún no han dejado heladas rigurosas, incluso en el sur de la región pampeana. De mantenerse esta situación oceánica y mientras la corriente de Malvinas no presente un enfriamiento más marcado, este patrón térmico no se va a modificar de manera abrupta. Es decir, la convergencia hacia el núcleo frío de invierno, seria progresiva y potencialmente la estación fría tendría menor rigor.

Las pobres lluvias del mes de abril, permiten recomponer conceptos de circulación vinculados a la escala regional. El patrón seco que se instaló desde hace casi un mes, permite resaltar que la falta de lluvias no necesariamente está asociada a forzantes de gran escala. Hemos visto durante todo este periodo una circulación de ondas del oeste muy poco productivas. Además, la frecuencia de pasajes frontales ha sido baja y aun con disponibilidad de humedad, con ineficiencia convectiva, solo se lograron nubes bajas y nieblas, algo que no responde a la dinámica esperada para el mes de abril, periodo dentro del cual gran parte de la franja central debe recibir entre ochenta y cien milímetros de lluvia.

En la primera quincena de mayo, las lluvias han sido de buen volumen en el norte de la Mesopotamia, algunas zonas del este de Chaco y este de Formosa.

Teniendo en cuenta que la franja central del país, en la mayoría de sus zonas productivas está requiriendo al menos ochenta milímetros como para arrancar una siembra de fina en buena forma, el panorama que es presenta es dificultoso. De todas maneras los pronósticos para esta segunda parte de mayo son más generosos, quizá no se logren ochenta milímetros, pero si algunas correcciones aceptables. En consecuencia, el trabajo de campo y la medición de la humedad en los perfiles deberán tener la última palabra a la hora de arriesgar el arranque de las siembras.

En definitiva, la coyuntura climática sigue estando lejos de lo óptimo, con un proceso que puede derivar en una normalización progresiva en el trimestre de invierno, aunque coincidiendo con la época en la que normalmente los volúmenes pluviales disminuyen. En consecuencia, solo las zonas que hoy cuentan con un nivel de reserva adecuada o en torno a lo normal, podrían transitar el invierno sin estrés hídrico y sin quedar tan expuestos al normal inicio de la temporada de lluvias de primavera, para cuando El Niño ya debería estar dando un soporte positivo en gran parte del país.

Se espera un invierno con lluvias normales en el oeste y sur del país, con mayores oscilaciones en el este, donde pueden alternarse eventos secos y oros más húmedos, sin que uno tenga mayor probabilidad de ocurrencia sobre el otro.

El régimen de temperaturas para el invierno será moderado, con irrupciones de aire frio lógicas de la estación, pero sin un nivel de rigurosidad persistente. No se repite el escenario del año pasado.