"Esto en un contexto de fondos especulativos todavía comprados, y una demanda internacional que no crece en los últimos cuatro años, genera presión negativa", estima Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.
El especialista continúa su explicación sobre el plano internacional e indica que maíz podría seguir el mismo camino, ante lo bien que viene la safrinha. Mientras que el trigo está con problemas sobre EEUU, pero sigue habiendo oferta en el mar negro y Australia que llega a precios muy competitivos.
Ya a nivel local, "en Argentina la cosecha de soja comenzó a avanzar a mejor ritmo, pero viene con casi un mes de atraso. Además, los rindes son cada vez peores y sube el área abandonada por no tener sentido económico trillarla. Esto traba las ventas, ya que nadie quiere vender algo que no sabe si después tendrá", analiza Romano y agrega: "Para colmo el dólar agro no está resultando tan tentador, ya que los precios que los productores esperaban no llegan porque las expectativas de por sí eran altas, pero, además, los precios se caen por la presión de Brasil. Atención a los valores diferidos, e incluso los de soja mayo 2024, que están en valores muy elevados en este contexto".
De acuerdo a datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, en lo que va del dólar agro, ingresaron divisas por unos 1.200 mill USD: 65% menos que en dólar soja de septiembre y 12% menos que el de diciembre 2022, pero en toneladas se fijaron precios por 1,2 mill.tt., un 84% menos que en septiembre y 57% menos que en diciembre 2022.
"De aquí sacamos dos conclusiones -dice Romano-: que los productores no están vendiendo, pero que los exportadores están ingresando divisas por montos mayores a los que compraron. Entre las razones por las que puede estar ocurriendo esto tenemos que la cosecha recién está tomando impulso esta semana (con un atraso de casi un mes) y que los rindes están siendo todavía inferiores a los proyectados, y con problemas de calidad. Por eso el producto está siendo precavido con sus ventas".
"Otro punto es que la soja argentina venía operándose muy cara respecto a la norteamericana, y para mejor la presión de ventas en Brasil está generando un descuento histórico, al punto que a la industria argentina le conviene más traer soja de Brasil que comprarla localmente", suma el especialista de la Universidad Austral.
Romano explica que el precio de la soja brasileña traída a Argentina, con todos los costos de operación incluidos, sería entre 15 y 20 dólares más barata que comprar localmente. Dado que los precios diferidos están mucho más altos que los presentes, la situación se agrava cuanto más adelante en el tiempo nos ubicamos.
Por el lado del maíz, el profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral indica que sigue trillándose el temprano, con atrasos y lotes abandonados, al tiempo que avanza la maduración de lotes tardíos, y ya apunta a una producción más cerca de 30 que de 35 mill.tt. "Aquí, sin embargo, los precios que van cayendo dispararon más ventas. No se descarta un dólar maíz, aunque sería un problema para el consumo interno, y si se produce estos valores podrían -luego con la pesificación a un precio mayor- resultar mejores", añade.
Con respecto al trigo, el profesor de la Universidad Austral manifiesta que hay dudas en cuanto a la siembra del próximo ciclo. "Las zonas que mejoraron humedad de suelos siguen siendo el sudeste, el oeste y el norte. En estos últimos dos, se siembra poco trigo. Además, los precios bajaron y tampoco parece una apuesta muy segura".
"Como si todo esto fuera poco, el contexto político argentino se volvió todavía más incierto, se teme un salto devaluatorio, y todo esto llevó a subas en el dólar informal. Muchos productores no quieren vender por miedo a que los días entre que se cierra el negocio, se entrega la mercadería y se cobra, quedar en pesos, y "comerse" la devaluación, especialmente porque el tiempo para pagar deudas todavía está lejos de terminarse", agrega Romano.
Adicionalmente se conocieron los productos de economía regionales que entraron en el programa de incentivo exportador (PIE). De los productos que se suelen trabajar en campos extensivos, sólo entraron las especialidades: maíz pisingallo, arvejas, porotos, entre otros. Luego se sumó el arroz. En estos casos los participantes se comprometen a entrar en precios cuidados, y mantener los valores de venta al mercado interno con variaciones de hasta 3,5%; menos de la mitad de la inflación.
"Pero, ante la baja adhesión que está teniendo el programa, si no vemos un repunte, con la necesidad de divisas que hay, no se descarta que se vayan sumando otras cadenas. La de cebada y sorgo no impactarían tan fuerte en el consumo local. La de girasol podría tener impacto en el precio del aceite interno, aunque para esto hay un fideicomiso funcionando con éxito. Pero la cadena que más dinero podría aportar sería la del maíz, que con un saldo exportable remanente de al menos 10 mill.tt. podría aportar en dinero el equivalente a 5 mill.tt. de soja. Sin embargo, el impacto en la carne y la leche sería directo, y allí habría que buscar formas de compensar al consumo local", concluye Romano.
Por Dante Romano
Fuente: Universidad Austral