Acaba de ponerse en práctica el programa conocido como dólar-agro, mediante la publicación en el Boletín Oficial de dos decretos de Necesidad y Urgencia, donde el tipo de cambio para los exportadores pasa a ser de $300 por dólar.

Este tipo de cambio se aplica al complejo sojero, hasta el 31 de mayo, y a varios productos de las economías regionales, hasta el 31 de agosto próximo.

Está claro que objetivo central no es simplemente mejorar la rentabilidad de determinados eslabones sino incrementar el nivel de reservas para el Banco Central, visiblemente debilitado luego de la enorme sangría de divisas a lo largo de estos meses.

Respecto a la oleaginosa se pretende recaudar cerca de USD 5.000 millones. Y en lo que hace a las economías regionales, una suma adicional superior a USD 3.500 millones.

En el listado de economías regionales hay más de 50 productos. Y si bien no se detalla con precisión, sorprendentemente, figura la carne, algo de lo que no se había referido antes. ¿De qué se tratará?

El monto recaudado por parte del Fisco por soja, de acuerdo a lo dispuesto, se destinaría a programas de ayuda para la producción, afectada por la sequía. Veremos cuán cierto es esto.

¿Trampa de palabras? Veremos…

Las medidas se basan simplemente en promover anticipos de liquidaciones de la soja, en un contexto donde la sequía ha golpeado duramente. La soja por ejemplo, tendrá una cosecha de apenas 22 millones de toneladas. ¡Qué lejos de aquellos tiempos donde había alrededor de 50 millones!

Vale la pena preguntarse si los números que maneja el gobierno terminarán siendo ciertos. Es muy posible que el dólar-soja 3 no alcance el éxito de las versiones anteriores. Este es un punto preocupante.

Pero hay dos más.

El segundo punto de alarma se refiere a la inflación. El impacto monetario de esta medida será grave. Se viene, aún más, un crecimiento en nivel de emisión Y, en tal caso, se aceleraría la velocidad de circulación de los pesos por desconfianza (la gente trata de desprenderse rápidamente de ellos).

El tercero está en la creciente posibilidad de una devaluación en serio. Estas medidas, hablemos claro, son una forma de reconocer el retraso cambiario. Por lo tanto generan expectativas de devaluación de nuestro peso.

Vamos a lo que pasó en Chicago, al comienzo de la semana.

Aunque muy leves, hubo mayoría de bajas para la soja en la rueda diaria de Chicago.

Un elemento que presiona a la baja de valores internacionales es, justamente, la tercera edición del dólar soja pues las expectativas de los operadores reposan en una mayor actividad, hasta fines de mayo, de las ventas lo que significa, al menos para el muy corto plazo, mayores existencias para la industria aceitera exportadora. Curiosamente, y paradójicamente, el propio Gobierno presiona a la baja en el mercado internacional…

Otro elemento bajista, sin dudas, es el avance de la cosecha en Brasil. Hoy AgRural relevó el avance de la cosecha brasileña de soja sobre el 82% del área apta.

A ello, se suma la posibilidad de la campaña en Brasil llegue a un volumen por encima de 153 millones de toneladas, tal lo proyectados por el USDA el mes pasado.

Finalmente, hay que destacar que este martes, el USDA publica su informe mensual con estimaciones agrícolas. Interesa especialmente su proyección sobre las cifras sudamericanas de granos gruesos y, en particular, sobre las argentinas.

En cuanto al mercado local, el cuadro es turbio. Podemos decir que es una jornada de transición.

En el mercado a término spot, el valor se aproximaría a $108.000. Pero no hubo volumen.

¿Esperar hasta que aclare? Cada uno toma su decisión.