El 70 % del agua dulce del mundo se emplea en agricultura, el 22 % para usos industriales y el 8 % para uso doméstico.
2.200 millones de personas en el mundo (el 27, 5 %) no acceden a agua potable y saneamiento y el déficit de tratamiento de aguas es alarmante. Estos datos conllevan a que 1.000 niños mueran diariamente por enfermedades vinculadas con la calidad del agua.
Hace más de 7.500 años, comenzaron las prácticas de riego en la Mesopotamia entre el Tigris y el Éufrates.
En el mundo, según la Comisión Internacional de Riego y Drenaje (International Commission of Irrigation and Drainage, www.icid.org), se riegan 328 millones de has que representan el 20 % de la superficie agrícola global y proveen cerca del 50 % de los frutos de la agricultura. La superficie bajo riego en el mundo pasó de 158 millones de has en 1970, a 258 millones de has en 1990 y a esos 328 actuales.
Si bien el riego en el mundo ocupa el 20 % del área agrícola, en Asía con 130 millones de has bajo riego representa el 41 % de su área, en América el 13 %, en Europa el 9 %, en Oceanía el 7 % y en Africa solo el 5 %.
Argentina con una tasa de crecimiento muy baja posee alrededor de 2,2 millones de hectáreas bajo riego, equivalente al 5,5 % de su agrícola, de las cuales el 600 mil has corresponden a riego presurizado y 1,6 millones a riego superficial. Este porcentaje es muy bajo sobre todo considerando que mas de dos terceras partes de nuestro territorio es árido o semiárido.
El 86,5 % del riego en el mundo es por sistemas de riego gravitacionales, el 10,8 % por sistemas de riego por aspersión, y el 2,7 % con sistemas de riego por goteo.
En cuanto a la eficiencia del riego en el mundo se emplean 2.700 km3 de agua para satisfacer los requerimientos de riego que son 1.500 km3 de agua. Esto implica que la eficiencia de los sistemas que se emplean actualmente en el mundo es de solo el 56 %. El déficit de tratamiento de aguas urbanas e industriales genera contaminación y la baja eficiencia de los sistemas de riego en general implica un derroche inadmisible de agua y de energía.
Baja eficiencia de aplicación de agua implica menor cantidad de materia seca (granos, fibras, frutas, vegetales, etc) producida por unidad de agua empleada. Tecnificar sistemas es la gran herramienta.
Que significa tecnificar? 1) Capacitar recursos humanos para manejar más adecuadamente los sistemas existentes, 2) Promover el uso de sistemas más modernos que rieguen con más precisión empleando menos energía, 4) Sistemas de monitoreo que indiquen a los productores el momento apropiado de riego, 3) Empleo masivo de aguas residuales tratadas convenientemente para el riego de determinados cultivos.
Para regar es necesario contar con recursos hídricos que luego de satisfacer los requerimientos de uso doméstico, los caudales ecológicos que garanticen la vida acuática, la navegación de los ríos, la generación de energía eléctrica, los usos hedonísticos, etc, puedan ser empleados como riego integral en zonas áridas y semiáridas y riego complementario en zonas húmedas.
En ese aspecto nuestro país cuenta con abundantes recursos hídricos superficiales. Son 26,5 millones de litros por segundo los que circulan por todos los ríos de la Argentina, pero 20 millones de litros por segundo lo hacen por la cuenca del Plata, es el 84 % del agua superficial, pero la cuenca ocupa el 45 % de la superficie continental. El 16 % está en el 55 % del territorio continental.
En cuanto a los recursos hídricos subterráneos, si bien no están absolutamente cuantificados en todo el país, se puede decir que es una fuente importante de agua. En la provincia de Buenos Aires más del 80 % del área bajo riego se abastece de perforaciones, en el caso de Mendoza el 75,2 % lo hace con agua superficial, Entre Ríos con el 52 % de agua superficial y Salta con un 91 % de agua superficial, sin embargo San Luis emplea para riego un 66 % de agua subterránea.
Esto parecería indicar que para cada ambiente hay una posibilidad, si embargo de no haber sido por las obras de infraestructura hechas en Mendoza no podría regarse semejante porcentaje de la superficie actualmente bajo cultivo.
Esto nos interpela respecto de dos cuestiones: Cuanta agua dulce va hacia el mar sin transformarse en materia seca? O sea cuanta riqueza estamos desaprovechando de generar?
Cuantos puestos de trabajo de calidad no se están generando? Es notable recorrer la ruta 66 de oeste a este entre Denver y Colby y ver como los pueblos que realizan agricultura bajo riego son mas prósperos que los que lo hacen en secano.
Durante los últimos años el país ha sufrido varias periodos de sequías, a los que inclusive se les asigna responsabilidad en resultados electorales, sin embargo es baja al preocupación colectiva para desarrollar el riego en el país y no olvidarse que vivimos fenómenos extremos que hacen que en años padecemos sequias y luego excesos de agua que causan daños a personas y bienes. Tampoco prestamos atención a administrar los excesos, almacenando una parte de ellos y favoreciendo un escurrimiento de erosivo de los excesos, para contar con esos volúmenes de agua disponible para períodos secos.
En la actual coyuntura nos preocupa la terrible seca que padecemos, estando todos a la espera al menos de un periodo de neutralidad.
Trabajando con datos del Servicio Meteorológico Nacional hemos obtenidos datos de anomalías ocurridas en determinadas provincias del país, para ver solo algunos ejemplos. Es así que en 2021 comienzan a verse algunas áreas en las los déficits empezaban a hacer notar:
Para el año 2022, la situación fue mucho mas grave:
Esto si dejar de mencionar que en enero y febrero 2023, las precipitaciones fueron causi nulas, condicionando finalmente a los cultivos de verano de manera notable.
Si resumiéramos en un cuadro lo ocurrido en 2021 las anomalías de precipitaciones, defiendo a las mismas como las diferencias respecto a la media, nos encontramos con la siguiente situación:
Como se observa el 61 % de la superficie de las provincias de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires, tuvieron menos precipitaciones que las medias. Para el año 2020, la situación fue la siguiente:
94,92 % del área total de las cuatro provincias tuvo precipitaciones menores a la media. Cuando cuantificamos cuantos mm de menos hubieron en 2021 y en 2022, vemos hubo en promedio no menos de 166 mm menos de pp en 2021 y no menos de 277 en promedio en 2022, habiendo sido afectadas este último año más de 64 millones de has sumando lo afectado en las 4 provincias.
En el caso de Corrientes, los mm no recibidos por precipitaciones en 2022 fueron de 432 mm tal como se ve en las tablas siguientes.
La capacidad de mejorar la gestión del agua en la agricultura normalmente se ve limitada por políticas inadecuadas, deficiencias en el desempeño institucional, insuficiente capacitación de recursos humanos, falta de estímulo a la inversión en sistemas de riego tecnificados y restricciones financieras.
La Huella hídrica, que es la cantidad de agua requerida para producir una unidad de un bien o servicio es una herramienta para que la sociedad conozca en que se emplea el agua dulce del planeta y pueda optar por bienes que la empleen más adecuada y eficientemente. Hoy en día hay empresas en Argentina que han certificado Huella Hídrica.
El verdadero salto cualitativo es que bajo riego la agricultura que se realiza es con otro paquete tecnológico el que permite no solo asegurar un umbral productivo más elevado sino aspirar a rendimientos muy elevados maximizando el buen uso del agua de riego, en lo concreto produciendo más unidades de producto por unidad de insumo empleado.
¿Que sería necesario para suplir dichos déficits en 10 millones de has que es el área que podríamos incorporar con riego en Argentina?
Para regar 10 millones de has proveyéndoles durante 120 días, de 277 mm, con una eficiencia global del 70 %, el caudal continuo de 3.817 m3/s.
Considerando que el 60 % se riegue con agua superficial y 40 % con agua subterránea, se requerirían 2290 m3/s de agua superficial y 1527 m3/s de agua subterránea. Es de mencionar que este modelo plantea el riego complementario, razón por la cual los efectos del agua sobre el suelo son el resultado de la mezcla de aguas (la de lluvia y la de riego) y que un adecuado manejo del requisito de lixiviación, es fundamental para el correcto manejo del agua de riego.
La cuenca del Plata 20.000 m3/s, que es 5 veces el caudal continuo requerido o bien los recursos hídricos superficiales del país que son 6,5 veces lo requerido.
Aun así no debemos olvidar que los fenómenos extremos son por defecto como en este período y por exceso como cuando sufrimos inundaciones extremas hace pocos años. Esto nos plantea obras de infraestructura para almacenar parte de los excesos para sumarlos como fuente de agua y favorecer el escurrimiento de otra parte de ellos para evitar daños en épocas de anomalías positivas.
¿Que valor perdió el país? Según la BCR: Alrededor de 21 mil millones de dólares! ¿Y qué inversión en equipamiento de riego, aparte de las obras de infraestructura se requieren para regar 10 millones de has con riego por pivot y por goteo subterráneo?
Paradójicamente menos de lo perdido en un solo año y es sabido que si tuviéramos estos sistemas instalados los umbrales productivos serían muy superiores al pasar a otro escalón de uso de insumos.
Debería resolverse la brecha cambiaria, los derechos de exportación, los impuestos a la importación de bienes de capital, establecer la amortización acelerada en inversiones de riego para favorecer la adopción de estas tecnologías en beneficio del país.
No puede soslayarse la necesidad de promover también el uso de energías renovables para alimentar a estos sistemas de riego, los que pueden aportar al sistema electico energía durante un periodo del año y demandarla en otro y no olvidarse que hay que diseñar y manejar cada sistema de riego de acuerdo al ambiente en que se encuentre y a los recursos disponibles.!
¡A quienes piensan que nos vamos a salvar con el petróleo mejor siembren con riego usando energías renovables!
Ing. Agr. Luciana Tozzini
Cátedra Riego y Drenaje
FAUBA Ing. Agr. Fernando Vilella
Profesor Titular Agronegocios
Director Programa Bioeconomía
Director del Posgrado en Finanzas Agropecuarias y Ambientales y el de Bionegocios Sostenibles - FAUBA