Sin dudas, el año 2022 fue bueno para el país, en términos de exportaciones granarias y sus derivados.
Hubo grandes volúmenes de exportación, con altos precios internacionales.
Lamentablemente, ello no fue suficiente para el Gobierno que ha debido tomar herramientas heterodoxas por no llamarlas irracionales. Un caso evidente es el del dólar soja, tanto I como II, que abre las puertas a nuevas invenciones como podrían ser el del maíz o de la carne para más adelante.
Pero miremos lo sucedido durante el año pasado. Solo por maíz y soja, las exportaciones habrían sido de USD 31.831 millones.
Es un nuevo récord para el comercio exterior de los granos gruesos y. así, ellos son los dos principales complejos de exportación en nuestro país.
Pese a tal favorable cuadro, el problema de balanza de pagos continúa, con una balanza comercial de extrema debilidad. Quizás la mayor razón de tal debilidad sea el enorme monto de dinero por importaciones, incentivadas por un dólar que cada día vale menos en nuestro país, dada la reducida tasa de depreciación del peso en el mercado oficial que, a la vez, desalienta las exportaciones en general.
La explicación sobre por qué es tan baja la tasa de depreciación de nuestra moneda surge de la política cambiaria que trata de “frenar” la inflación interna.
En tanto, los precios de la soja en Chicago siguen con vaivenes.
Vislumbrar el futuro es prácticamente imposible. Pero es válido tomar en cuenta algunos aspectos que inciden en los precios, que promueven su decaimiento así como su fortaleza.
En cuando a las desfavorables, vale citar lo que sigue.
Hoy, las perspectivas para este año en el mundo son de recesión general. Un problema serio puertas.
También, sigue actuando en contra de los precios, el comportamiento del dólar en relación a las demás monedas. El fortalecimiento de esta divisa juega en contra de los precios internacionales.
Otro aspecto negativo es el panorama productivo en Brasil. En diciembre pasado, exportó casi 6,5 millones de toneladas de soja. Es un alza de aproximadamente un 90% respecto al mismo mes del 2021. Ello da una pauta de la producción que se viene.
Las perspectivas indican que los volúmenes de la cosecha de soja alcanzarían un récord histórico, para este país.
En cuanto los elementos que empujan los valores hacia arriba, se destacan los problemas derivados de la sequía en nuestro país y en Paraguay.
En la Argentina, la producción continúa bajo el embate climático.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires recortó del 10 al 8% la proporción de soja en estado excelente/bueno, frente al 50% vigente un año atrás.
Pese a que se cree que el USDA establecerá, este jueves, una estimación productiva en un rango de 41 a 44 millones de toneladas, en nuestra oficina estimamos una producción de soja de apenas 38 millones de toneladas. Y gana consenso, entre los operadores, la posibilidad de que este organismo ubique su estimación apenas por encima de 40 millones.
La falta de precipitaciones no es un fenómeno único para nuestro país. La producción paraguaya no va a llegar 9 millones de toneladas. No es descabellado estimar un volumen de apenas 5 millones de toneladas.
En cuanto a China, como demandante mundial, todavía es una incógnita.
Si bien el Gobierno ha relajado las restricciones vinculadas con el Covid, los brotes siguen sin ceder.
El año comienza con posibilidades de precios tanto para el entusiasmo como para el escepticismo. El problema agudo será el nivel de producción en nuestro país.