Hay incógnitas sobre los dos granos vitales para la economía. El clima tiene la última palabra.
Hay incógnitas pero, también, certezas.
La Argentina tiene hoy las certezas del fracaso.
Hay certeza: ya se puede afirmar que la cosecha de trigo (y demás cultivos de invierno) será un fracaso.
Hay certeza: por este fracaso, las consecuencias financieras para el productor y macroeconómicas para el gobierno y sociales serán terribles.
Hay certeza: ya nadie puede hablar de renta inesperada. Lo que hay es pérdida inesperada.
Hay certeza: las demoras en las siembras de la gruesa repercutirán en la comercialización y abastecimiento.
El caso del maíz ya es alarmante y el de la soja no es, para nada, óptimo.
Si dirigimos la mirada a la soja, el panorama es muy poco alentador. El potencial de soja, en la zona núcleo, es el más reducido de, por lo menos, los últimos 10 años. Ello es resultado de la demora en la siembra.
La superficie podría quedar debajo de 3 millones de hectáreas implantadas. Se trata del área más reducida desde el año 2000/01, para estas fechas más o menos. Pero hay que ver porque podría ser que este cultivo “corra” al maíz.
Respecto al maíz, hasta hace unos días, según los datos oficiales, se habría completado la siembra de apenas 3,3 millones de hectáreas. Se trata de poco más del 30% del área de intención y la superficie más baja, para esta altura del año, desde la campaña 2015/16.
Con este cuadro y conociendo el ADN del Gobierno, uno se animaría a decir que vienen meses muy difíciles en la comercialización del maíz.
Dado el retraso en la siembra, la situación de abastecimiento para marzo-junio será compleja.
Es probable que, en lo que hace a maíz temprano (de mayor potencialidad) se haya sembrado tan solo el 25%.
Así las cosas, para esta próxima cosecha, el maíz de segunda y el tardío cubrirán la mayor parte, muy por encima del temprano/de primera.
Por ello, se viene un cuello de botella en el abastecimiento local y externo.
La ventana de mayor oferta para el mercado internacional suele ser en marzo/abril. Pero en esta campaña se correrá a junio-julio.
El problema de oferta y financiero será muy grave.
Y el tema no termina acá. Es bastante probable que, dadas las condiciones climáticas por venir, parte del maíz pase a soja. Tal desplazamiento impactaría enormemente en la economía doméstica, fundamentalmente porque el volumen de maíz es visiblemente menor al de soja.
La exportación de maíz tiene cupos por 10,3 millones de toneladas. El sector exportador adelantó el pago de retenciones de maíz al Estado, por ese volumen.
En tal caso, el volumen total de maíz de primera debería usarse en su totalidad para la exportación.
Con tal cuadro, es probable que el Gobierne trate de re-perfilar los cupos de exportación otorgados, porque de no hacerlo, el precio del maíz subiría, en el mercado local, abruptamente.
Con relación al mercado global, el gran elemento de descompresión sobre los precios han sido las noticias provenientes del Mar Negro.
Se trata de la extensión del corredor marítimo por 120 días. Con este acuerdo, aumenta la certidumbre para hacer operaciones, pese del ataque de misiles rusos.
Se estima que Ucrania tiene una disponibilidad de 15 millones de toneladas de maíz para embarcar. Lo que hoy por hoy se está exportando desde sus puertos corresponde a la cosecha pasada.
Antes de finalizar, una noticia alentadora. Viene de EE.UU. Y responde a una medida reclamada por la industria de los biocombustibles y por el sector agropecuario. Veamos…
Según la agencia Reuters, la posibilidad -muy concreta- de que la legislación vaya a permitir el uso del E-15 es muy elevada. Se trata del corte del 15% de etanol en el combustible fósil.
La posibilidad de expandir las ventas de E15 es un fuerte avance de parte de la presión de la industria del etanol que aspira a incrementar las ventas de biocombustible.