Casi el 60 % de los viveros productores de plantines de todo el país conocen las variedades ornamentales desarrolladas por el INTA y, entre quienes las comercializan, destacan el buen potencial productivo y económico de las variedades que incorporan. Los datos se desprenden de un reciente estudio de INTA, realizado en el marco del proyecto Evaluación de Impacto de Tecnologías y del Cambio Tecnológico con participación del Instituto de Floricultura (IF), el Centro de Investigación en Economía y Prospectiva (CIEP) y profesionales vinculados a la temática de todo el país.
María Silvina Soto, investigadora del Instituto de Floricultura y especialista en mejoramiento de plantas ornamentales, celebró los resultados del reciente estudio que asegura que “más de la mitad de los viveros de plantines del país conocen las variedades del INTA desarrolladas con germoplasma nativo”.
Este estudio muestra que “el 34 % de los viveros las incorporan a sus producciones”, y, según los resultados del trabajo, las consideran “productos con un nicho de venta claro y bien aceptados por los clientes”. A su vez, las variedades que más se destacan son de los géneros Calibrachoa y Glandularia.
“Los productores de plantines valoran y resaltan la rusticidad de las variedades, así como la durabilidad de la floración y el buen desempeño en canteros y macetas”, agregó Soto.
Con respecto al género Glandularia, la especialista dio un paso más y reconoció que “son las más conocidas y difundidas por su fácil adopción tanto en canteros como en macetas en todo el país”, mientras que Calibrachoa presenta mayores requerimientos y su mejor desempeño se obtiene en maceta.
Entre las variedades disponibles del género Glandularia para cantero se destacan “Extrema Roja INTA”, “Extrema Violeta INTA”, “Natali Rosa INTA”, “Natali Mora INTA”, “Dulce Coral INTA” y “Alba INTA”. Por su parte, hay dos variedades recomendadas para maceta que son “Hana Magenta INTA” y “Nevada Bariloche INTA”.
De acuerdo con Paula Bologna, mejoradora del Instituto de Floricultura del INTA, “las glandularias, también conocidas como verbenas, son plantas herbáceas perennes, muy rústicas”. En la Argentina se encuentran más de 30 especies nativas, por lo que es un género de alta diversidad biológica. “Son plantas de floración primavero-estival, aunque si las condiciones ambientales son favorables, su floración puede llegar a ser anual. Son de pleno sol, de bajo requerimiento hídrico y nutricional. En este sentido se destaca la variedad Dulce Coral INTA, por su tolerancia a estrés hídrico”, explicó la mejoradora.
Por otro lado, el Instituto de Floricultura también trabaja con otros géneros nativos como son Nierembergia, Mecardornia, Tecoma, Lapacho y Alstroemeria. En este sentido, Soto se refirió a Nierembergia y Mecardonia como “géneros novedosos y, aún, poco difundidos entre los productores y consumidores, por eso su baja adopción.” Y adelantó que “las especies de Tecoma, Lapacho, y Alstroemeria, registradas en el Instituto Nacional de Semillas (INASE), aún se encuentran en la etapa de escala para su producción masiva”.
A su vez, Soto subrayó la importancia del estudio realizado porque “permite conocer la adopción de las variedades INTA y la tendencia hacia la adopción de nuevas variedades en general”. De acuerdo con la investigadora, esta información resulta “clave” para “definir estrategias para seguir extendiendo la red de referentes en todo el país, a fin de identificar aquellos viveros que aún no conocen ni producen las variedades INTA y continuar monitoreando de manera periódica esta información sectorial relevante”.
Desarrollos con germoplasma nativo
Bologna explicó que “el caso de variedades ornamentales se presenta como pionero en el uso de recursos fitogenéticos siguiendo los objetivos del Convenio de Biodiversidad y en la aplicación del Protocolo de Nagoya. Ambos acuerdos, a los cuales Argentina adhiere, proporcionan un marco jurídico para la aplicación efectiva de la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos.”
Una vez en el INTA, son cultivadas en condiciones de invernáculo para evaluar su comportamiento y características ornamentales. Luego, en una etapa de mejoramiento, y mediante herramientas clásicas de cruzamientos y selección, se obtienen plantas superiores, se registran y transfieren al sector productivo para su comercialización.
Este trabajo de agregado de valor a la flora nativa asegura un uso sustentable con fines comerciales y se realiza en función de las características productivas locales y de las preferencias del consumidor.