Los humedales de Patagonia –“mallines” en su voz mapuche– son sitios de pradera que aportan agua y brindan humedad a las áreas que los rodean. Deteriorados por cuestiones de manejo o sobrepastoreo, pueden ser recuperados a través de la redistribución de agua.
Además. el uso sostenible de estos ecosistemas es clava para mantener los flujos de agua naturales en la Patagonia.
Valeria Aramayo –investigadora del INTA Bariloche, Rio Negro– afirmó que “los mallines son muy importantes en nuestros sistemas productivos ganaderos porque concentran hasta 10 veces más de producción de forraje que toda la estepa que los rodea”.
Desde el punto de vista ganadero, los mallines son importantes en cuanto a la productividad. Por otro lado, son significativos porque “ayudan a la regulación de las cuencas reteniendo el agua, favoreciendo a la biodiversidad y por su importancia en la conservación de los suelos”, agregó Aramayo.
El INTA y la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) brindaron jornadas de sensibilización sobre el uso y el manejo del agua para la restauración de mallines, y prácticas de reconocimiento para capacitar a los productores locales en la restauración de estos ecosistemas.
Leandro Girardín –docente de la UNCo– afirmó que “la estrategia principal es restaurar esa condición de humedad de los mallines, de una manera económica y ambientalmente sustentable, elevando la capa freática”, mediante la construcción de diques y represas con las herramientas disponibles y los materiales del lugar. A de esos diques y represas, se generan regueras de pendiente cero cuya ventaja es que “no generan erosión en el cause y maximizan la infiltración de agua que pueden captar”, agregó.