TENDENCIAS CLLIMATICAS
El fenómeno La Niña, aunque debilitado, sigue instalado en el Pacífico Ecuatorial central. Como siempre decimos es poco probable que los modelos de pronóstico corrijan su predicción en esta época del año. Los mismos sostienen el enfriamiento para lo que resta del desarrollo del año. Posiblemente en la transición interanual ya tengamos señales del final de este largo período frío y de esta manera cese el acoso negativo que viene sufriendo las precipitaciones del sudeste de Sudamérica.
Como vemos en la figura, el enfriamiento se viene dispersando, su mueve hacia el sur y sobre la línea ecuatorial alternan con aguas que promedian valores de temperaturas superficial normal. Son modestos indicios que pueden devenir en una primavera con una Niña en retirada, pero que sin embargo puede tener influencia negativa sobre la circulación atmosférica.
Dentro de la escala regional, desde hace al menos veinte días venimos observando potentes irrupciones de aire tropical. Las mismas aun no corren con eficiencia hacia el oeste, pero vemos que si han alcanzado con mucha presencia el sur de la región pampeana. La mezcla con aire más frío la vuelve muy inestable y eso se notó en el sur. En el oeste falto humedad para que el beneficio se concretara. En el centro del litoral, el aire se mantuvo saturado o cercano a la saturación varias jornadas. Ligeras perturbaciones fueron suficientes para activar importantes sistemas precipitantes.
El monitoreo de este comportamiento de la circulación es importante. Por lo pronto, los modelos siguen mostrando una tendencia de precipitaciones que tiende a favorecer al este sobre el oeste. Es muy poco probable que en las zonas mediterráneas las lluvias estén a la altura de la demanda en lo que resta del mes. De todas maneras sería bueno que aparezcan algunos sistemas, que aun siendo modestos, comiencen a mostrar alguna modificación del patrón seco.
El litoral Atlántico esta frío, no es algo de importancia por estas fechas, pero también es otro factor a monitorear. Aun con la Niña débil, no es conveniente que el litoral Atlántico se mantenga frío. Por lo pronto el anticiclón está transportando humedad en forma eficiente sobre el este. Una mejor expresión de esta circulación debería darse en septiembre, con mejor llegada de aire tropical a zonas mediterráneas. Si esto no se concreta o si se retrasa, la fina del oeste, tiene un destino bastante previsible.
De acuerdo al diagnóstico climático del último período y al análisis de los principales indicadores de escala global y regional, proyectamos el siguiente comportamiento pluvial y térmico para el próximo bimestre:
1. Los modelos de pronóstico del indicador ENSO ya ingresaron en la etapa de menores incertezas. Los mismos presentan la persistencia del enfriamiento para el resto del año. Por lo que se observa se mantendrá como una Niña débil, pero para combatir su efecto negativo la escala regional deberá hacer su trabajo.
2. Las instituciones nacionales e internacionales marcan una tendencia negativa para las lluvias sobre el sur y el este de la región pampeana para el trimestre agosto-octubre. Esto debe tener una lectura cuidadosa, dado que aun con deficiencias pluviales, pueden darse ventanas húmedas oportunas que mantengan el buen nivel de humedad con que cuentan estos sectores productivos en la actualidad. Entendemos, que los indicadores de escala planetaria pueden leerse con un sesgo negativo, pero las situaciones meteorológicas de menor escala, están aportando soluciones que han mantenido al este a flote, al menos en mejor forma que al oeste.
3. Para el norte del país el comportamiento pluvial puede estar más cerca del climatológico para el desarrollo del próximo trimestre. El escenario comenzará a mejorar cuando avancemos sobre el mes de septiembre. Por lo pronto las señales de mejora son muy modestas o nulas, pero puede darse una primavera menos rigurosa siempre que La Niña se mantenga dentro de un nivel de intensidad débil.
4. La previsión para la temperatura, no marca situaciones con periodos extendidos de rigor térmico. Aún pueden darse irrupciones de aire frío, pero no persistentes, ni frecuentes.