La región de Cuyo se identifica por el relieve montañoso de escasa vegetación, con características climáticas desérticas. Estas particularidades hacen que la producción agropecuaria deba desarrollarse con la premisa de cuidar al máximo el recurso hídrico. Por tal motivo, el INTA, el Departamento General de Irrigación de Mendoza y la Corporación Vitivinícola Argentina llevaron a cabo las IV Jornadas de Riego para analizar diversos sistemas destinados al riego de los cultivos.
“Debido al contexto de crisis hídrica que atraviesa la provincia de Mendoza, el equipo técnico de riego del INTA a nivel provincial organiza –desde 2018– estas jornadas de intercambio de información entre investigadores y entre instituciones del ámbito público y privado, vinculadas al recurso hídrico para profundizar en temas como riego por goteo y riego superficial”, señaló Débora Lavanderos Becerra, especialista de la Estación Experimental Agropecuaria La Consulta del INTA.
En este sentido, Lavanderos puso el foco en el riego por goteo: “Se trata de un riego a presión que consiste en aplicar agua sobre la superficie del suelo en forma de gotas, mojando sólo una parte del suelo, la más próxima a la planta. Este tipo de sistema tiene una alta eficiencia, mayor al 90 %, en comparación con otros sistemas, tales como riego superficial o riego por aspersión”, describió.
Asimismo, otras modalidades sobre el riego fueron abordados durante las jornadas, en base a la demanda de los productores, como el mantenimiento de equipos de riego presurizados, el fertirriego y la programación de riego.
Respecto al mantenimiento del equipo de goteo, Lavanderos señaló que “existe un marcado déficit de información, ya que las empresas de riego no ofrecen al productor un servicio posventa, por lo cual un problema que se observa es un bajo a casi nulo mantenimiento de los equipos, lo que provoca una ineficiencia en este tipo de riego”.
También, Fabian Tozzi, especialista del INTA Junín, señaló: “Con el tiempo estos sistemas de riego bajan su eficiencia de aplicación de agua y dejan al productor con un equipo caro, considerando el agravante del costo energético”.
A su vez, Lavanderos explicó que las variables que se analizaron en esta etapa fueron: coeficiente de uniformidad de caudal y presión, mantenimiento de las partes del cabezal –filtros, bombas, elementos de medición–, mantenimiento de válvulas de campo y limpieza, entre otras actividades.
Sobre el fertirriego, la especialista del INTA indicó que “este tipo de riego permite aplicar fertilizantes a través del sistema”, y que “los temas priorizados fueron, fertilizantes a usar en riego por goteo, forma de inyectarlos, control de la fertilización y plan acorde a cada cultivo”.
En cuanto a la programación de riego, tema clave para ser eficiente en el uso del agua, a través de variables climáticas, edáficas y del cultivo, se capacita al productor en programación, definiendo tiempos, frecuencias y láminas de riego a reponer, considerando el crecimiento del cultivo y/o época del año para determinar su demanda.
Sobre las IV Jornadas de Riego, Lavanderos puntualizó que “las actividades fueron planificadas y llevadas a cabo en base a un diagnóstico y a antecedentes claves del territorio”. Por lo que en una primera instancia “realizamos encuestas a productores, técnicos y empresas para saber la demanda con respecto a temas de riego”.
Con la participación de 110 personas, en promedio en cada uno de los lugares, las jornadas permitieron la formación y capacitación de técnicos, productores y del público en general.
Se realizaron en el centro de Comunicación y Medios de la Universidad Nacional de Cuyo y en tres fincas mendocinas: San Carlos –zona del Valle de Uco–, San Martín –zona este– y San Rafael –zona sur–. Asimismo, representantes de las instituciones organizadoras dejaron instrucciones sobre el riego y las buenas prácticas agrícolas (BPA), que ya son de aplicación obligatoria para productores de frutas y vegetales.
En este sentido, como recomendaciones generales Lavanderos destacó: “Llevar un registro del uso de agua y registrar como mínimo fecha y volumen utilizado; evitar todo tipo de contaminación con sustancias químicas de canales o cauces de riego; estimar las necesidades de agua de los cultivos a fin de evitar excesos o deficiencias; caracterizar el suelo para determinar los parámetros de riego”.
Al mismo tiempo, elegir técnicas de riego que minimicen pérdidas de agua y posibilidades de erosión; analizar el agua de riego para determinar peligros potenciales; el agua para uso agrícola debe estar libre de contaminaciones por efluentes domésticos y/o de animales, de sustancias peligrosas como metales pesados, arsénicos, cianuros y de microorganismos como bacterias coliformes, parásitos, etc.; registrar las actividades de limpieza de canales, equipos y pozos y registrar las actividades correctivas.