La alta capitalización del sector productivo norteamericano permitió que, una vez dadas las condiciones ambientales para avanzar con las siembras, al 31 de mayo se logre cubrir el 86% del área de intención de maíz y el 66% de la de soja, ya prácticamente en línea con el registro promedio de los últimos cinco años. De esta manera, en el caso del cereal, en la segunda quincena de marzo se implantaron 13,4 millones de hectáreas, en tanto que para la oleaginosa se pudieron completar otros 13,2 M ha. Como referencia, la superficie que Norteamérica sembró en solo 2 semanas es casi un 30% superior al total de la superficie que Argentina sembró en la última campaña entre ambos cultivos.
Si bien a fin de junio el USDA actualizará su estimación de superficie sembrada para la campaña gruesa 2022/23, según los datos actuales Estados Unidos sembrará más soja que maíz (36,2 vs 36,8 millones de hectáreas, respectivamente). Esto sólo ha ocurrido otras 2 veces en la historia registrada desde 1926, en el año 1983 y en el 2018.
La siembra norteamericana de maíz impactó en ambos sentidos sobre los precios de los futuros. En un primer momento, generó alzas como consecuencia de las complicaciones que se estaban presentando en las labores de implantación debido a la elevada humedad.
Luego, se registraron descensos por el fuerte avance que se dio en las labores de siembra. Al mismo tiempo, los avances diplomáticos en cuanto a la posibilidad de que se habiliten las exportaciones de granos de Ucrania presionaron negativamente sobre los valores del cereal, generando un fuerte descenso en las últimas jornadas, que lo llevó a alejarse del rango de los máximos históricos.
Por su parte, la soja si bien contó con un ritmo más estable y se ubicó dentro del rango de los últimos años, las mermas productivas de los principales productores de Sudamérica, más que compensaron el incremento que se dio sobre la superficie que se destinará a la oleaginosa en EE. UU. Asimismo, en las últimas jornadas, entre los principales fundamentos que oficiaron de soporte para los valores de soja en Chicago tenemos las restricciones en las exportaciones de aceites vegetales por parte de Indonesia, junto a la firmeza de la demanda internacional de los porotos norteamericanos. No obstante, la incertidumbre en cuanto a la posibilidad de lluvias en las principales regiones productoras de Estados Unidos aún mantiene cierto apoyo alcista en las cotizaciones de los futuros tanto de la soja como del maíz.
Mercado local
Con el normal avance de la cosecha en las principales regiones productivas del país y ya acercándonos a la finalización de los trabajos de recolección de la soja, la dinámica productiva de la Cadena de la Soja de Argentina presenta una dinámica menor al del año pasado. Por un lado, las mermas productivas que se dieron en nuestro país, así como también el menor caudal de importaciones afectaron el abastecimiento del mercado local. En este sentido, nuestro principal proveedor, Paraguay, registró un muy fuerte descenso en sus resultados, acotando la provisión de mercadería en los primeros meses del año.
Asimismo, las estimaciones de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) se encuentran en 41,2 Mt para la cosecha 2021/22, más de un 10% por debajo del ciclo 2020/21. Con lo cual, las capacidades de abastecimiento se ubicaron por debajo de años previos y se generó una mayor presión sobre las existencias del poroto.
A pesar de esta menor disponibilidad, desde el comienzo del 2022, la industria tuvo un desempeño que, si bien representa una caída frente al 2021, se encuentra por encima del procesamiento de los años 2018, 2019 y 2020. Más específicamente, desde enero hasta abril, el crushing de soja alcanzó los 12 Mt este año, implicando un descenso del 12,2% respecto a las 13,7 Mt que se molieron en el mismo tramo del 2021, aunque nos situamos entre un 3,8% y un 5,7% por encima de los años 2018-2020. De hecho, el tonelaje de soja que se procesó en el primer cuatrimestre del año implica el cuarto mayor registro histórico para nuestro país.
Por otra parte, el maíz viene teniendo un avance levemente superior al del año pasado, alcanzando hasta la última semana el 52% de la superficie destinada al cereal, cuando en el ciclo previo teníamos un 49% del área cosechada. Asimismo, de manera semejante a la soja, tenemos que en esta campaña (2021/22) se generará un menor tonelaje que en el ciclo 2020/21, restringiendo en parte el abastecimiento del commodity. Este contexto, sumado al desempeño exportador que se ha tenido en los primeros meses de la campaña, generaron una presión sobre las existencias del cereal de Argentina. En este sentido, según informó el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP), los stocks de maíz argentinos en plantas de acopio, industria y exportación en junio alcanzaron los 11 Mt, cayendo casi 2,2 Mt frente a las existencias que teníamos en el mismo mes del 2021. Además, comparando los volúmenes que teníamos en junio de años anteriores puede afirmarse que aún se mantienen en niveles elevados en términos históricos. Más puntualmente, frente al período 2015-2019 se presenta un fuerte incremento de los niveles de stocks principalmente como resultado del aumento productivo.
Por otra parte, realizando la comparación de la ratio de las existencias de maíz en junio sobre la producción por campaña tenemos que en el 2022 se registra un descenso de la tenencia de granos. En este sentido, para esta misma época del año, se ha pasado de tener el equivalente al 25,4% de la producción en el 2021 a un 22,3% de la producción de este año. En otras palabras, este análisis arroja como resultado que se posee una menor disponibilidad tanto absoluta como relativa de granos amarillos en nuestro país.
Por Alberto Lugones – Emilce Terre
Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario