La tarde de la primera jornada de A Todo Trigo, en Mar del Plata, se puso “picante” cuando siete referentes de la cadena agroindustrial compartieron una “mesa intersectorial” para debatir sobre temas como la política comercial, la ley de semillas y la situación de la tecnología HB4.
“Queremos más tecnología”, dijo Jorge Chemes (CRA) y desarrolló los peros. “Lo que vimos esta mañana nos desconcierta y puede llevar a que la industria tenga que salir a buscar mercados que van a terminar desequilibrando la cadena. Me da la sensación que esto pueda funcionar como barrera para arancelaria”, expresó al referirse al anuncio del gobierno sobre la liberación comercial del trigo transgénico en la Argentina. “Lo más grave es que los desequilibrios los termina pagando el productor”, acotó.
Sobre el incremento de precios de los fertilizantes, el titular de CRA sostuvo que “no hay margen para que tengamos más aumentos de costos de producción”.
“Todos hablamos pero el que entierra la plata y tiene que esperar 6 meses es el productor”, dijo Fernando Rivara a su turno. “En lo que a mí depende, yo sembraría trigo por todos lados”, acotó.
“¿Cómo puede ser que en un mundo que demanda trigo, el 12% se lo quede el Gobierno?”, interpeló el titular de acopiadores. “Mil toneladas más de producción de trigo es casi medio millón de pesos que le entran al Estado. A ellos en dólares, al productor en pesos. Al productor hay que ayudarlo a que siembre más, no castigarlo. Eso es lo que hay que discutir”, sostuvo. En la misma línea argumentó la necesidad de que dejen de cobrar derechos de importación a los fertilizantes.
Al referirse al trigo HB4, Rivara recordó que Brasil y el sudeste asiático suman el 60% de la compra del trigo argentino. “Ellos no compran trigo transgénico”.
Desde el Centro de Corredores, Ernesto Crinigan sostuvo que frente a cualquier noticia adversa a la oferta, el mercado responde con subas. “Chicago hace un rato estaba 17 dólares arriba, acá 4 dólares arriba la cosecha nueva. 355 dólares en mayo para un trigo de la próxima campaña no recuerdo que haya sucedido antes”, dijo.
Entonces, ¿por qué el área será igual o levemente menor? “Los productores saben el impacto de los insumos pero también hay una cuota enorme de incertidumbre. La perspectiva desde el punto de vista comercial es muy buena. También es cierto que las primas de las opciones son muy caras ante tanta volatilidad”, expresó.
Gustavo Idígoras (CIARA CEC) dio la foto que faltaba. “La próxima campaña tiene un gran desafío ante la ausencia de dos grandes jugadores del mercado de trigo como Rusia y Ucrania”, dijo y citó una anécdota que le dejó una reunión con sus pares de Egipto y de Australia, realizada pocas horas atrás. “La expectativa de Egipto es que Argentina pueda abastecer en gran medida la demanda de este país. Pero mostraron preocupación ante la noticia de la liberación del trigo transgénico. ´Les recuerdo que el 100% del trigo que ingrese debe ser 100% libre de OGM´, citó Idígoras al referirse a la conversación que mantuvo con el representante de ese país. “Inmediatamente, mi par australiano aclaró que da garantías de que el 100% del trigo de su país es libre de OGM”, remató.
“Nosotros somos fervientes admiradores de las empresas que desarrollan biotecnología. La innovación es viable cuando es aceptada por el mercado. El 100% del trigo del mundo es no transgénico”, insistió.
Desde FAIM, Diego Cifarelli sostuvo que se hace muy difícil trabajar cuando la decisión del negocio no es netamente del empresario. “Estamos tratando de pasar este momento de gran volatilidad del trigo. Tenemos que dar explicaciones como si las medidas intervenciones fueran iniciativas nuestras, y lejos de eso”, dijo en relación a la figura del fideicomiso de trigo.
“Compramos 6 MT sobre 23 MT. Tenemos una incidencia menor. Contamos con 400 mil trabajadores. ¿Por qué no podemos vender harina al mundo? Es una cadena dispuesta a brillar y no lo podemos hacer. La salida es que Argentina produzca cada vez más trigo. Pero somos como el perro mordiéndose la cola”, dijo Cifarelli.
José Carlos Martins habló en representación del Consejo Agroindustrial Argentino y apeló a una cuota de objetividad. “Todos hemos hecho un poquito más o un poquito menos de daño al sector”, dijo.
“Estamos ante una guerra que deja 30 países sin abastecimiento de trigo y acá estamos contando las monedas. Se nos pasa el perro entre las piernas. No le pidamos a los políticos lo que no podemos hacer los privados. Hagamos consensos”
Desde el INASE, Obdulio San Martín aportó lo suyo, tras aclarar que lleva tres meses de gestión y viene de 30 años de trabajo en la actividad privada. “Nuestro objetivo es aumentar la semilla fiscalizada porque es lo que nos da la trazabilidad que piden los consumidores”, dijo.
“Tenemos que demostrar el valor que tiene la semilla fiscalizada al productor. A veces los productores tienen razón cuando sostienen que la semilla que ellos producen es mejor”, expresó San Martín y relató que el INASE trabaja en la utilización de marcadores moleculares que permiten analizar muestras que a su vez van codificadas y se comparan con el SISA. “En los casos en que no coincida con lo declarado por el productor tendrá multa”, aclaró. Es una iniciativa que cuenta con el apoyo de ASA.
“Estamos preparándole al ministro alternativas para poder solucionar este atraso tecnológico que estamos sufriendo en Argentina. En los años 90, el país exportaba tecnología en germoplasma y biotecnología. En ese momento teníamos 300 kg más de promedio de rendimiento que Brasil en soja. Luego, Brasil hizo un cambio y hoy nos saca 350 kg/ha de rendimiento. Ellos tienen 2% de ganancia genética anual. Si seguimos así, en 10 años vamos a estar por debajo de Brasil en 650 kg/ha. Algo similar ocurre en trigo”, citó el funcionario.
“Hace 25 años atrás éramos una potencia. Para volver a serlo debemos darle previsibilidad a cada uno de los eslabones de la cadena”, argumentó. Al cierre, aclaró que dentro de este año podrían estar aprobadas las primeras variedades de trigo transgénico para su comercialización.
Por último, Bioceres tuvo la palabra de la mano de Claudio Dunan, quien aclaró que casi todos los accionistas de la compañía son productores.
Dunan sostuvo que continuarán trabajando con identidad preservada “porque no queremos complicarle la vida a la cadena de trigo. La única forma en que podamos asegurar que el consumidor sepa lo que estamos haciendo es con una trazabilidad sólida”, comentó y advirtió que “no hemos tenido hasta ahora situaciones adventicias”, al referirse a contaminaciones del trigo argentino con esta tecnología.
¿El panorama?
“Hoy tenemos el trigo HB4 aprobado en Argentina. Y la harina derivada aprobada para consumo e importación en Brasil, Colombia y Australia. Estamos gestionando otros mercados. Hay un cambio en el mundo que comienza a ver a la tecnología de un modo diferente”, dijo.
Debate abierto.