Los problemas autóctonos (que son recurrentes) y la guerra en Ucrania dejó a los portfolio managers de Wall Street sin ningún tipo de interés por Argentina. Ya no hay siquiera algún mínimo deseo de escuchar qué pasa en el país. No sumó, como algunos hubieran imaginado, el acuerdo con el FMI.
La idea es que es un acuerdo de cabotaje para llegar a las elecciones de 2023, sin reformas que pide el mercado (las estructurales), terminó por cansar a aquellos que especulaban con una potencial historia que mejorara sensiblemente los precios de los bonos.
El trago amargo de esa falta de interés se la llevó, por caso, uno de los financistas argentinos con mayor llegada al Gobierno y, en simultáneo, a Wall Street: Javier Timerman. El fundador de Grupo Adcap estuvo en Nueva York reuniéndose con varios clientes y fondos de inversión. Inmediatamente detectó la falta de interés. Incluso, tuvo que apelar a su amistad con algunos de los traders y banqueros en la Gran Manzana para tan solo conseguir que las reuniones se llevaran a cabo, algo que anteriormente no pasaba. “Ultimamente apelo más a la amistad para invitar a tomar un café a los inversores internacionales porque no tienen interés por escuchar sobre Argentina”, dice.
En Wall Street ven al acuerdo con el FMI como algo de cabotaje para llegar a las elecciones de 2023, sin reformas estructurales. Por eso, no hubo mejoras sensibles en los precios de los bonos.
Esa realidad complica no sólo las reuniones con inversores que piden rápidamente pasar la página y hablar de otros mercados, sino en la concreción misma de esas reuniones. Algo similar le pasó a otro economista, también ligado al oficialismo, que se muestra crítico de la gestión económica (como todos): Emmanuel Alvarez Agis. También de gira por Nueva York visitando algunos clientes, le fue difícil lograr que la audiencia estuviera interesada en lo que puede ofrecer Argentina.
Incluso, Timerman intentó armar un cónclave junto a Agis e inversores que no prosperó por la falta de quorum. Actualmente, ni los fondos “distress” (o sea los que compran activos golpeados) están con ganar de sumar a su cartera bonos argentinos. No quieren ni escuchar de ese ofrecimiento. Miran Ucrania o Rusia. De hecho, el país bombardeado por Vladimir Putin planea emitir deuda en las próximas semanas (lo hizo anteriormente y a tasas más ventajosas que Argentina). Quiere recolectar, esta vez, algo así como US$ 1.500 millones en deuda.
Otro ejemplo de la falta de interés que hay en el mundo financiero con el país fueron algunos eventos, virtuales, de calificadoras de riesgo en las últimas semanas. Moodys y Standard and Poors trataron la situación de la guerra y el impacto en América Latina. Hablaron de que no será tan negativo para la región, porque suben los precios de las materias primas. Si bien hay desafíos por los efectos inflacionarios y el descontento social que eso trae, el “neto” no debería ser preocupante.
En el evento de Moodys casi no se mencionó a Argentina. Hablaron de Chile, ahora con Gabriel Boric, la situación en el Perú de Pedro Castillo, las elecciones en Brasil y Colombia de 2022, pero no se refirieron a Argentina.
Ante una pregunta puntual del público, Gabriel Torres -el analista que sigue al país para la agencia- explicó que no había mucho para agregar dado que el país está con la anteúltima calificación en el ránking (o sea, a un escalón del “D” de default) y a 19 de las investment grade. Tan sólo deslizó lo que viene diciendo Moodys: el acuerdo con el FMI podría no cumplirse, y que es muy probable que para el 2024-2025 el país tenga que volver a reestructurar su deuda privada.
Algo muy parecido sucedió con su contrincante en el mundo de las calificadoras, S&P. Joydeep Mukherji, el ejecutivo para la región, fue el encargado de trazar el panorama. Dijo que, si bien en general el impacto de la guerra es menor en Latinoamérica que en otras regiones (como Europa o EE.UU.), hay que ver cada país porque que suben los commodities es bueno para América Latina, al haber problemas inflacionarios y demás, no es lineal (“hay que ver cada país y su impacto para medir efecto en calificación”, sostuvo). Recordó que le bajaron la nota a algunos países por cuestiones domésticas (caso Perú), pero no por la guerra. No hubo mención alguna a Argentina.
Riesgo muy alto para los papeles de Argentina
Los funcionarios locales no seducen a los clientes de Wall Street y eso también se corrobora en otra clase de eventos: las reuniones paralelas que hacen los bancos de inversión por la reunión de primavera del FMI-Banco Mundial.
XP Securities, uno de los brokers más ligados a mercados emergentes y de la región, presentó su foro para mediados de abril. En la agenda, la ausencia argentina es notable. Estarán altos funcionarios de Brasil, Chile, Colombia, Perú y México. Pero no habrá, como sí sucedió en otras reuniones, representantes locales. Llegó a estar el vice 2° del BCRA, Jorge Carrera y algún secretario de Finanzas, pero no mucho más.
¿Qué dice Wall Street de Argentina?
Lo último que se escucha desde los bancos de inversión es la preocupación por una inflación desbordada. El JP Morgan calculó que el IPC de marzo cerró en 5,8%. Por eso, subieron las estimaciones para todo el año: ahora ven 62% de inflación en el 2022. Ve que los precios seguirán muy presionados en el primer semestre del año.
No más optimista está Credit Suisse. “Las perspectivas económicas siguen siendo desafiantes, a pesar del acuerdo reciente con el FMI, prevemos un crecimiento del PIB real del 2,5% en 2022”, dicen. Coincide con JP Morgan en el escenario trumático de la inflación. Ven probable que se acelere hacia el 60% en 2022, “con un negativo impacto en la demanda interna”.
Fuente: El Economista