En el sudeste bonaerense la proporción de cultivos de fina viene creciendo año tras año y los cereales como trigo y cebada lideran las rotaciones. De cara a la próxima campaña, se hace necesario ir organizando los barbechos y planificando el control de malezas como raigrás (Lolium spp.) y nabo (Brassica rapa), calificadas entre las más problemáticas a nivel nacional según la encuesta de la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (Rem) a sus socios.
Monitoreo, la base para la toma de decisiones
Para la planificación Piloni se basa en patrones de emergencia para la zona desarrollados por especialistas, que complementa con el uso de imágenes satelitales para ganar eficiencia. En esa línea, la Rem dispone en su sitio de curvas de emergencia de las principales malezas para cada región.
Para raigrás, en junio es el pico donde emerge casi el 80% de las semillas, mientras que el nabo concentra sus nacimientos en dos épocas bien diferenciadas, alrededor de abril y octubre. Sin embargo, para este último vienen viendo una tendencia a germinaciones más parejas y repartidas durante todo el año, precisó Piloni.
La información de cada monitoreo se carga en una aplicación para el registro de malezas a campo que permite hacer mapas y seguimiento de su evolución anual.
Antecesor y manejo del cultivo
En cuanto a crucíferas, los mayores problemas se presentan en lotes que vienen de soja de segunda donde los controles de los nacimientos de verano son deficientes ya que la paleta de productos para post emergencia del cultivo es escasa. De no ir a cultivos de segunda, es recomendable la inclusión de cultivos de servicios, principalmente avena o avena y vicia para lograr una competencia temprana y evitar la proliferación de malezas.
Para hacer frente al raigrás en trigo, tratan de implantar el cultivo lo antes posible, mediante variedades de siembra temprana y macolladoras para lograr una rápida cobertura del entre surco y una mejor competencia.
Estrategias de control químico
Para un control químico eficiente es clave que las malezas estén en estadios fenológicos tempranos y asegurar la rotación de principios activos para reducir el riesgo de resistencia.
El profesional comentó que en lotes de raigrás sin historia de resistencia, el control químico en barbecho se hace con graminicidas Dim y Fop acompañados con Glifosato junto al uso de coadyuvantes para mayor calidad de aplicación. El uso de bioestimulantes en la semilla permite reducir notablemente la fitotoxicidad frente al uso de pre emergentes. En post emergencia recurren a mezclas de iodosulfuron+metsulfuron, pyroxsulam o pinoxaden.
Cuando hay problemas de resistencia es necesario el doble golpe en pre siembra, incluyendo en el segundo golpe un herbicida residual si hubiera un banco de semillas muy cargado. Para post emergencia, la estrategia es con graminicidas, sin mezcla con hormonales, con una primera aplicación para gramíneas y una segunda para malezas de hoja ancha.
En crucíferas aún no registran problemas de resistencia en esa zona, por ello en barbecho pueden aplicar hormonales en mezcla con PPO o residuales como Diflufenican o Fluorocloridona en lotes donde el historial de la maleza es mayor. En post emergencia usan mezclas de ALS con PPO o residuales en tratamientos tempranos para reducir la fitotoxicidad al cultivo.
Análisis de la información y uso de plataformas
El análisis de la información obtenida de las sucesivas campañas es fundamental para afinar el manejo integrado. Aquí entran en juego las plataformas de imágenes satelitales que permiten no solo eficientizar los monitoreos sino también ajustar los insumos a utilizar según el grado de infestación y ubicación de las poblaciones de malezas, achicando los costos y reduciendo la fitotoxicidad en los cultivos.
Fuente: AAPRESID