Esto refleja la escasa actividad que ha tenido el mercado en nuestro país en lo que va del año. No obstante, en los meses de mayo y junio, que coincidieron con la finalización de la campaña agrícola 2020/2021, la actividad del mercado inmobiliario se incrementó ligeramente hasta alcanzar un valor de InCAIR de 45 puntos.

En los meses de junio, julio y agosto se concretaron en nuestra provincia algunas ventas, sobre todo de campos de aptitud agrícola y de escala mediana y chica. La relativamente buena cosecha que hubo en amplias zonas de nuestra provincia en la última campaña, unido a los mejores precios de los granos, hizo que muchos productores y contratistas lograran buenos resultados económicos en la campaña anterior. Ello explica, en buena medida, a que se incrementara notablemente la demanda por alquileres de campos agrícolas. La demanda superó largamente a la oferta, lo que llevó a que los valores de los alquileres de los campos agrícolas se mantuvieran firmes y en algunos casos se incrementara en quintales por hectárea.

Esta mejora en los precios de los alquileres llevó a que se sostuvieran y en algunos casos se incrementaron los valores pretendidos de los campos agrícolas, sobre todo aquellos ubicados en las mejores zonas.

No obstante, el veranito que tuvo este año el mercado inmobiliario rural duró muy pocos meses. A partir de agosto, la actividad se redujo significativamente, hasta llegar al mes de octubre, en el que el Índice de InCAIR fue el más bajo, alcanzando sólo 37,04 puntos. Esta caída se explica por la incertidumbre que generó la proximidad de las elecciones de mitad de término. Primero las PASO ocurridas en setiembre y luego las elecciones legislativas de noviembre.

En la actualidad no se observa clima de negocios debido a la incertidumbre por el rumbo político y económico que puede tomar el gobierno nacional y por la demora en el cierre de las negociaciones con el FMI. A su vez, el mercado cambiario continúa intervenido, con importantes restricciones para operar y con grandes brechas entre las diferentes cotizaciones del dólar, lo que afecta a la concreción de los negocios. A ello hay que agregarle la incertidumbre climática. Los pronósticos para la campaña agrícola 2021/2022 son de otro año niña, lo cual podría afectar tanto a la producción agrícola como a la ganadera.

Las muy escasas operaciones de compraventa que se tiene conocimiento que se han registrado en los últimos meses estarían mostrando que los compradores han endurecido nuevamente su posición y que los valores de la tierra se encuentran con una tendencia hacia la baja. Sólo los mejores campos agrícolas se defienden de esta tendencia general.

Por Alejandro García Astrada de García Astrada Inmobiliaria Rural
Fuente: Srjm.org.ar