Avatí Sa’yju es el nuevo maíz amarillo obtenido por el INTA El Colorado, Formosa. Su nombre en guaraní representa la idiosincrasia gastronómica de una región íntimamente vinculada con este cultivo y su harina. Platos tradicionales como la sopa paraguaya, el vorí vorí, el chipa guazú, el mbeju mestizo, la chipa so’o rellena con carne y otros panificados tienen a la harina de maíz amarillo como protagonista.
Con el objetivo de acompañar y dar respuesta a la demanda de los agricultores familiares y consumidores, un equipo de investigación del INTA El Colorado desarrolló un cultivar adaptado a la región, de alta calidad nutritiva y con alto rendimiento de la producción de harinas aptas para celíacos.
“Me llena de orgullo este logro concretizado en el territorio, doblemente como formoseño. Recuerdo las conversaciones con el director de la experimental, Edgar Porfirio Pajuelo Ríos, hace un tiempo, cuando avanzaban en el desarrollo del proyecto para profundizar en la investigación que hoy es una realidad”, señaló Luis Basterra, ministro de Agricultura de la Nación.
“Avances como estos demuestran la importancia de la labor de nuestros investigadoras e investigadores en todo el territorio nacional, trabajando cerca de las necesidades y oportunidades de la producción local, donde la solución o el impulso científico tecnológico llega desde la misma provincia, desde la misma región. Son ejemplos concretos de la equidad territorial que venimos construyendo”, agregó el ministro.
Diana Piedra, directora del Centro Regional Chaco-Formosa del INTA, señaló que “todo este proceso, que nos lleva a tener una semilla de maíz amarillo certificada, fue enmarcado en el perfil tecnológico de la Estación Experimental de El Colorado y está muy ligado al desarrollo del cultivo en la región”.
“Ahora vamos a contar con una semilla certificada que va a aportar al desarrollo del cultivo en la región”, destacó Piedra quien añadió: “Se trata de un germoplasma mejorado, pero adaptado a la zona agrícola de la provincia de Formosa que se destina sobre todo a la alimentación humana y, en este caso, muy ligado a la cultura culinaria de la región ya que es ideal para la preparación de comidas típicas ligadas a las raíces de los pequeños productores formoseños”.
Contar con este insumo va a favorecer la expansión del cultivo. “Para nosotros es un gran logro tecnológico”, expresó la Directora del INTA y puntualizó que, gracias a la retroalimentación permanente con el gobierno provincial, hoy, contamos con un producto con alto impacto en la región en el corto plazo.
Por su parte, Edgar Porfirio Pajuelo Ríos, director de la Estación Experimental El Colorado, señaló: “Siento una gran satisfacción de haber acompañado a un valioso equipo de trabajo que, en silencio y con alto grado de compromiso, logró este aporte de tecnología”.
Y agregó: “Es una gran posibilidad que tenemos hoy de desarrollar este cultivo como una alternativa para los productores de la región. Vemos con mucho agrado que pueda expandirse y nosotros desde lo institucional estamos acompañando este proceso”.
Un logro con gran potencial
La nueva variedad de Maíz Amarillo Avatí SA’ YJU INTA fue desarrollada por el equipo de investigación del INTA El Colorado en Formosa para dar respuesta a las demandas de los agricultores familiares y consumidores de la región. Luego de varios años de trabajo en mejoramiento genético se logró una variedad adaptada a la zona que atiende a aspectos vinculados con el tipo de suelo, clima subtropical, malezas, presencia de insectos plagas existentes en la región, entre otros.
Si bien el potencial de rendimiento de esta variedad es de entre 3.000 a 3.500 kilogramos por hectárea, menores a los maíces híbridos forrajeros, su rendimiento en producción de harina supera el 90 % y cotizan entre dos y tres veces más en el mercado. Es que la harina de maíz amarillo reúne condiciones óptimas con elevada calidad nutritiva para la alimentación humana en general y para celíacos, en particular.
Además, la harina de maíz es un producto muy demandado en toda la región durante todo el año y comercializado a pequeña y gran escala, desde ferias y dietéticas hasta supermercados e hipermercados de la región. A su vez, se trata de un cultivar con capacidades para adaptarse tanto a los modelos productivos agroecológicos como a los intensivos. Otro de los aspectos importantes es que los productores pueden obtener sus propias semillas.
Desde el INTA reconocieron que, si bien esta variedad permite cubrir la demanda regional, existe una demanda concreta para su expansión mediante transferencia técnica a Paraguay y Bolivia.
Recuperar la calidad para impulsar la tradición
El equipo de investigación del INTA El Colorado en Formosa trabajó en la recuperación de la variedad de maíz amarillo y la inscripción de una nueva semilla de alta calidad, una de las principales demandas de los agricultores familiares y consumidores de la región.
Para esto, se avanzó en un plan de mejoramiento genético a partir de una población heterogénea de materiales y se logró el rescate de semillas de poblaciones locales con diversos problemas, tales como heterogeneidad con respecto a tamaño, tipo de planta, ciclo del cultivo, tamaño de grano y propiedad organolépticas, entre otras.
Luego de esta etapa de investigación, a partir de 2008, se avanzó en diversos ciclos ensayos coordinados por Arsenio Aguinaga –jefe de cultivos extensivos del INTA El Colorado–, con participación de su equipo y en articulación con el Centro de Investigación del INTA Pergamino, Buenos Aires.
Una vez que se logró la estabilidad del material, se la inscribió en el Registro Nacional de Cultivares y para la Inclusión en el Régimen de Fiscalización del INASE. Este logro se suma a otros desarrollos en marcha, tales como el maíz colorado para forraje, así como los diferentes porotos caupí.