“En la nueva era de maíz caro la forma de dar de comer pasó a ser tan importante como la compra-venta”, afirman desde Provimi.
El Ing. Agr. Julián Soriano, de Provimi, la marca de nutrición animal de Cargill en la Argentina, dio una charla sobre el manejo de la alimentación en el feedlot para bajar costos de producción, presentando estudios muy interesantes sobre las variables que impactan en la eficiencia de conversión, así como las tareas a realizar en el día a día. Una puesta a punto a tener en cuenta en tiempos de alimentos caros.
“Años atrás, el principal eje del resultado del engorde era la compra-venta porque el costo de la alimentación era bajo, pero la relación de precios entre el maíz y la carne cambió: hasta 2016 con 1kg de carne se compraban 20-25kg de maíz y hoy apenas 10kg. Entonces, la eficiencia de conversión pasó a ser una nueva clave del negocio”, afirmó Soriano, en el marco del Congreso Ganadero de la Sociedad Rural de Rosario. Y destacó: “La composición de la dieta y el confort animal son fundamentales, pero la rutina diaria también impacta en los números”.
En primer lugar, se refirió a la importancia de maximizar el consumo para aprovechar la excelente eficiencia de conversión por encima del gasto en mantenimiento del animal.
Para comprender este concepto, el especilista mostró un ejemplo con una dieta de terminación. “Si a un animal de 300 kg, le damos 7 kg de MS/ día, necesitará 2,85 kg para mantenerse, con lo cual le quedarán 4,15 kg para aumentar de peso y podrá ganar 1,29 kg/día. Si en cambio le damos 8 kg y logramos que los consuma, tendremos un kilo más para ganancia de peso y llegará a 1,65 kg/día”, explicó Soriano, resaltando que, por aumentar 1 kg de MS/día, la conversión mejora un 11% (5,42 versus 4,84).
“Esto fue comprobado en varios estudios, donde se identificó que la eficiencia de conversión por encima del mantenimiento es de 3 a 1 o menos, en este caso, de 2,77. Por eso, es fundamental maximizar el consumo”, remarcó.
Otra variable que hace a la eficiencia es la estabilidad en la alimentación y sobre esta cuestión también presentó un par de ejemplos.
Un trabajo de investigación tomó un grupo de animales y le ofreció comida con el sistema de manejo de “comedero limpio” (explicado más abajo), de forma constante; y, a su vez, en paralelo, a otro grupo de compañeros, le dio un 10% más o menos, en función del primero.
“Al final, ambas tropas habían comido lo mismo, 7,8 kg de MS/día/cab, pero los que recibieron una alimentación constante, mejoraron la conversión un 7% (5,33 versus 5,70)”, puntualizó.
Un segundo ensayo comparó un grupo de animales al que se le suministró alimentación a voluntad con otro al que se le asignó ración en forma controlada, tal como se muestra en el gráfico.
“Tras el aumento inicial, los animales que comían a voluntad tuvieron un comportamiento tipo serrucho, mientras los que recibieron alimentación controlada fueron bastante estables. Como resultado, la conversión presentó una diferencia del 12% a favor de estos últimos (a voluntad 6,9 kg y controlado 6,15). “Estos dos conceptos, estabilidad en la alimentación y consumo controlado, que dependen de la rutina diaria, tienen un alto impacto en la conversión”, subrayó.
Dar de comer
Cuando se inició el feedlot en el país, el sistema de alimentación apuntaba a tener siempre el comedero lleno. “Es el método más sencillo, pero cuando hay dietas húmedas corremos el riesgo de que se acumule comida, se estropee y tengamos desperdicio. Además, el consumo a voluntad no es estable y, como vimos, impacta negativamente en la eficiencia”, advirtió Soriano.
Años después, se vio que haciendo alguna una restricción pequeña, del 5%, se lograban mejoras en la conversión. “Pero llevar esto a la práctica no es tan fácil, sobre todo en un feedlot comercial, ya que animales del mismo peso, pero con distinta historia, pueden tener consumos diferentes. Y si se restringe de más tendríamos efectos contrarios”, avisó.
Por último, se pasó al sistema de comedero limpio, basado en darle al animal todo lo que quiera, excepto durante unas pocas horas al día. “Hay muchos trabajos que demuestran que el comedero vacío por 2-4 horas permite que el animal consuma a su máximo potencial y mejora la conversión”, argumentó, indicando que es el manejo de alimentación más recomendable.
“La desventaja es que se requiere lectura de comedero y prescripción diarias. No son tareas difíciles, llevan 30-40 minutos, pero se precisa una persona entrenada, todos los días”, sostuvo.
La lectura para decidir la asignación hay que hacerla antes de la primera comida, temprano en la mañana, porque los animales pueden cambiar la dinámica de la ingesta en función de la temperatura, entre otros factores. “Si lo evaluamos por la tarde y decidimos bajar la cantidad de alimento, podríamos cometer un error porque quizás el animal después compensa lo que no comió antes”, comentó Soriano, detallando que el comedero debe mantenerse limpio, no solo libre de restos de comida, sino de tierra y bostas, que pueden confundir a quien hace la lectura.
Después se prescribe cuánta comida se le tiene que dar a cada corral: más, menos, o lo mismo que el día anterior. “Para eso no solo debemos usar la lectura del día, sino la de los días previos, entre otros datos. Hay varios softwares, para hacer el seguimiento”, aseveró.
¿Una guía para maximizar el consumo? “Cuando arrancamos con animales de 200 kg, le damos alrededor del 1,5% del peso vivo o sea 3 kg de MS/cab/día. La primera semana, podemos aumentar hasta 700 gr/día, no más, la segunda hasta 500 gr/día, la tercera hasta 400 gr/día, y de ahí en adelante, los incrementos máximos son de 150-200 gr/día. “Si hacemos variaciones mayores, corremos el riesgo de tener serruchos en las curvas de consumo”, advirtió Soriano, reiterando que esto perjudica la conversión.
Una regla básica del sistema de comedero limpio es la estabilidad en los horarios. “Si todos los días les damos la comida a la misma hora, los animales estarán tranquilos. Por el contrario, si cambiamos el horario, estarán atentos a la llegada del mixer e irán de golpe, porque tendrán hambre o miedo de quedarse sin comida y esto lleva a mayores riesgos de acidosis”, alertó.
En tal sentido, remarcó que el objetivo del sistema es tener animales con actitud voraz, pero satisfechos. ¿Cómo nos damos cuenta? “Si cuando damos de comer la gran mayoría se acerca al comedero, comen un rato y a los 10-15 minutos se alejan, logramos que vayan muchas veces y hagan pequeños consumos. Así, reducimos la posibilidad de acidosis”, aconsejó.
Aprender
Para el especialista, es fundamental aprender a utilizar las curvas de consumo que brindan los sftwares para monitorear el comportamiento de los distintos corrales, que depende del origen, el peso de entrada, la genética, entre otros. Con ese fin, presentó las capturas de pantalla de un mismo feedlot, con y sin manejo de comedero limpio, que muestran la evolución del consumo de materia seca y verde.
“Acá vemos una curva de consumo real de un grupo de animales, con manejo de comedero limpio, que es casi perfecta. Al principio, hay un crecimiento muy rápido de los kilos consumidos y después es paulatino”, apuntó, pormenorizando que hay que seguir los datos de materia seca porque, si cambia la dieta, este parámetro se mantiene estable.
En este mismo feedlot, antes de empezar con el sistema de manejo de comedero limpio, la curva tenía otra forma. “Se ven muchos serruchos, el consumo subía y bajaba porque utilizaban solo la lectura del día, la prescripción no era tan buena y la precisión en la entrega tampoco. Entonces, usaron las curvas de consumo para aprender, corrigieron errores conversando con el personal y mejoraron mucho”, comentó.
Para finalizar, Soriano resaltó que “aún en la situación actual, con maíz caro, hay tecnologías de manejo y herramientas informáticas que pueden ayudar a mejorar los números del feedlot”.
Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein
Fuente: Valor Carne