El girasol es el tercer cultivo en importancia dentro de los cultivos de "gruesa", sin embargo, desde hace años, convive con el mote de marginal creyéndolo rezagado con relación al progreso de los demás cultivos. Nada más lejos.
Martín Peresson es el líder de girasol en Nidera Semillas y pone sobre la mesa una serie de datos que muestran los aportes que la constante inversión en tecnología hace al cultivo: "Gracias al avance genético hoy se están logrando mejoras de rendimiento anuales de más de 50 kg/ha. A su vez, los niveles de materia grasa de nuestros híbridos superan el 50% y abundan datos de rendimientos a campo superiores a 4000 kg/ha".
"La estabilidad propia del cultivo de girasol hizo que se afiance en ambientes restrictivos y de baja productividad. Pero, pese a todo, no ha resignado potencial de rendimiento ni ritmo de crecimiento", destaca Peresson.
Para Nidera, el girasol es un cultivo importante al que no le ha resignado inversión en mejoramiento. "El principal objetivo del programa es incrementar el potencial de rendimiento en grano pero también en materia grasa, que es un componente clave en el girasol. Hoy contamos con híbridos CL de alta performance -la tecnología Clearfield es estratégica para el manejo de malezas- y perfil sanitario adecuado, que hacen a los girasoles de Nidera materiales únicos en el mercado", argumenta el líder del cultivo.
Estabilidad y potencial de rendimiento ya no son caminos antagónicos. El NS1109 CL y el 106 CL HO Paraíso son los últimos dos híbridos lanzados por Nidera Semillas. El primero es un material linoleico y el segundo un alto oleico, ambos de ciclo intermedio-largo. "Estos híbridos impulsan un significativo salto productivo. Se caracterizan por su alto potencial productivo, resultado de un elevado rendimiento en grano y niveles de materia grasa superiores al 50%. Estos atributos se combinan con su gran estabilidad en ambientes menos productivos", acota el líder de Nidera Semillas.
La sanidad es uno de los grandes valores que aportan los materiales de la marca. "Siempre hemos sido pioneros en ese aspecto y mantenemos la misma filosofía –sostiene Peresson-. Venimos trabajando fuertemente en el comportamiento frente a dos enfermedades clave como son Phomopsis y Downy Mildew. En relación a la primera, contamos con un material experimental de próximo lanzamiento con un nivel de tolerancia muy elevado, que marcará una nueva referencia en este aspecto".
La inversión de Nidera en el cultivo también viene de la mano de herramientas
digitales, que le permiten al productor obtener la mejor recomendación. "Para
esta campaña estaremos incorporando la información del cultivo de girasol a
nuestra plataforma digital ADN (Asistente Dinámico Nidera), una herramienta que
concentra un gran volumen de datos agronómicos y nos permite conocer el producto
adecuado para cada ambiente productivo y las prácticas de manejo que maximicen
su performance. Los productores ya están muy familiarizados con los aportes que
hace la plataforma en maíz y ahora estamos sumando también el cultivo de
girasol", comenta Peresson.
La plataforma ADN se complementará con Sistema de Manejo Variable (SMV), otra herramienta digital que permite ajustar el manejo de los productos en lotes heterogéneos, donde conviven ambientes más y menos productivos. "En los ambientes marginales que ocupa el cultivo se da una gran heterogeneidad y hay mucho por hacer a la hora de optimizar recursos y ajustar decisiones. Con estas recomendaciones de manejo variable vamos a aportarle dinamismo al cultivo. A su vez, en la plataforma se incorporan variables económicas que permiten brindarle al productor no sólo la mejor recomendación biológica sino también la más rentable", explica Peresson.
Por tercer año consecutivo, la semillera viene trabajando en ensayos específicos que han permitido diseñar curvas de respuesta de sus híbridos a la densidad de plantas para distintos niveles productivos. "La idea es hacer una elección adecuada del híbrido y encontrar el manejo que permita mejorar la performance. En lo que hace a densidad, estamos trabajando en ensayos que van de 20.000 a 80.000 plantas por hectárea logradas, en ambientes de alta y baja productividad, con distintos niveles de fertilización y en todas las regiones del cultivo", explica Peresson.
"El girasol es un cultivo plástico, que tiene la capacidad de compensar desajustes en la densidad, por lo que siempre tienden a utilizarse con densidades fijas. Sin embargo, estamos viendo que en los planteos de alta productividad, agregar alguna planta más suma rendimiento y, en ambientes marginales bajar la densidad permite enfrentar situaciones de estrés de forma más satisfactoria reduciendo costos", concluye el líder de Nidera Semillas, dejando en claro que la agricultura inteligente también hace su aporte al girasol.
Según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en la última campaña -2020/21- el girasol ocupó 1.300.000 hectáreas, con un rinde promedio de 21,60 qq/ha y una producción de 2.700.000 toneladas. Tras un año con una superficie del cultivo castigada por la sequía, los niveles de precios actuales auguran una buena campaña y ubican al girasol como una opción muy conveniente en los planteos productivos.