¿Qué es el Cash Flow?
Es una planilla que muestra en forma esquemática los gastos y erogaciones de la empresa, permite evaluar la viabilidad de la agenda de pagos, negociar plazos, si es necesario tomar deuda o si se pueden realizar inversiones. El cash flow es además una herramienta de proyección. Es decir, no solo informa la disponibilidad en caja y bancos, sino que también muestra el estado que tendrá la empresa en semanas y meses siguientes.
Un dato importante es que el cash flow indica cómo “cierra” la posición financiera actual con la proyectada para toda la campaña, con el fin de arbitrar decisiones de corto y mediano plazo. ¿Es necesario vender la cosecha anticipadamente para pagar insumos? ¿Se puede usar el saldo que tenemos en la tarjeta de crédito? ¿A qué proveedor hay que pedir que “espere” a la cosecha? ¿Cuál es el “rojo” bancario estimado?
Buenas prácticas en el uso del cash flow
Puede suceder que por su sencillez, el cashflow sea menospreciado o considerado una simple práctica burocrática. Sin embargo, bien utilizada, esta herramienta es una forma de optimizar la gestión puertas adentro de la empresa, que con buena disciplina de trabajo genera beneficios concretos. Listo algunas buenas prácticas que siempre conviene recordar:
Asegurar el timing del registro de los pagos y cobros.
Normalmente la mayor dificultad administrativa para disponer de un cash flow confiable es la demora en el registro de los eventos en el sistema contable. Si la contabilidad está desactualizada debe alimentarse el cash flow “en paralelo”, llevando una doble imputación de todos los comprobantes que implican movimientos de fondos. Esta duplicación no solo tiene un alto costo operativo sino que es fuente de errores y diferencias. Hoy existen muchos software que ayudan a mejorar el ingreso de los hechos económicos de una empresa agropecuaria, pero siempre se requiere revisar procesos y equipo para lograr esto.
Proyectar la posición financiera más allá del corto plazo, mínimo una campaña o tres meses rotativos
Esta recomendación va a depender de la actividad. A medida que se progresa en el tiempo se deben agregar las semanas futuras de forma tal que siempre se pueda ver el horizonte del trimestre.
Conciliar todos los bancos diariamente y nunca superar un lapso semanal.
Con las facilidades de “banca en línea” que proveen hoy las entidades bancarias ya no hay excusa para demorar la lectura y conciliación de los movimientos y saldos. También conciliar semanalmente el estado de las tarjetas de crédito. En el corto/mediano plazo la conciliación va a empezar a ser cada vez más automatizada y va a empezar a dejar de ser un trabajo menos administrativo y más analítico.
Computar los cheques
Tanto los emitidos pendientes de débito bancario y todo otro compromiso que comprometa la liquidez y no se haya registrado.
Reflejar la totalidad de la operación, incluyendo todos los cobros y pagos. No solo los comerciales o productivos.
Por ejemplo, es común ver en las empresas agropecuarias familiares, en que la caja de la empresa financie los gastos de la familia de los dueños e incluir también las demandas de fondos de esos gastos.
Llevar un saldo “ácido”
Previendo que no todas las cobranzas ocurrirán en su momento previsto. Sensibilizar el riesgo de no cobrar en fecha las ventas. También es normal querer esperar a cosechar y/o vender la producción por la especulación de las variables externas (precio, clima, etc)
Cash flow ordenado permite la correcta aplicación de capital de trabajo. Si los productores no menosprecian sus inversiones ¿por qué darían menos importancia a la herramienta que muestra las posibilidades?
Fuente: Barrero & Asociados