Paulatinamente se observa, por parte de propietarios, entrenadores y jinetes, un mayor interés en los cuidados odontológicos que se deben considerar a la hora de criar un caballo, cualquiera sea su raza y futuro desarrollo. A partir del nacimiento se recomienda examinar la cavidad bucal, para atender posibles patologías congénitas o de desarrollo que puedan afectar directamente la calidad de vida de los equinos.
La doctora en Medicina y Tecnología Veterinaria, Romilda Porrini, conversó con Rurales El País, acerca de la importancia del cuidado bucal durante la crianza de los caballos. Capacitada en Argentina, en el área de Odontología Equina con los especialistas en la materia, Cesar Lorenzo y Manuel Villanueva Salcedo, desde hace 23 años trabaja en el Ejército Nacional. Actualmente se desempeña en el Regimiento Blandengues de Artigas de Caballería Nº 1 y también de forma particular cuando propietarios y colegas solicitan sus servicios en esta especialidad.
Con el transcurrir de los años y lentamente, los propietarios de caballos han demostrado más interés en una correcta atención odontológica para la vida saludable del equino.
En este sentido, comentó: “Creo que desde hace un tiempo a esta parte se toma más en cuenta la salud bucal y en algunos ámbitos ya se lo ve como una práctica de rutina y ya podemos hablar de una odontología profiláctica”.
De todas formas, aún falta camino por recorrer y que esto se extienda a todas las disciplinas ecuestres y también a los propietarios de caballos de cualquier índole. “No podemos limitar la atención odontológica a una performance deportiva, sino que debemos entender que afecta directamente la calidad de vida de nuestros caballos”, afirmó.
Cuando existe un problema bucal, las consecuencias pueden manifestarse tanto física como emocionalmente: “Podemos observar desde agresividad, molestia y hasta miedo a la hora de querer colocar una embocadura o simplemente a la hora de comer, ya que muchas veces hay heridas, laceraciones en la mucosa oral debido a las puntas de esmalte, ganchos o rampas en molares y/o premolares que van a provocar dolor”.
Además, agregó que “no se lo va a sentir dispuesto a trabajar y su rendimiento se verá mermado.
Físicamente, debemos recordar que la boca es la primera porción del aparato
digestivo, y en ella se producen procesos que no se compensan más adelante por
lo que ese alimento, que no pudo ser masticado correctamente, no se va a
aprovechar en un 100 % y, por lo tanto, muchas veces el estado general,
principalmente en caballos más adultos, se ve afectado”.
Temprana edad. Desde potrillo, explicó la veterinaria, se debe comenzar con la atención bucal: “Ya a partir del nacimiento es indispensable revisar la boca para observar posibles patologías congénitas o de desarrollo y periódicamente realizar inspecciones. Cualquier patología bucal va a tener mejor pronóstico cuanto antes la diagnostiquemos”.
A partir de los dos años y medio comienza el cambio de dientes deciduos por permanentes, proceso que dura hasta los cinco años, aquí el estándar de atención debe ser entre cuatro y seis meses.
A partir de los cinco años se deben realizar las revisiones cada seis y 12 meses.
En los caballos gerontes la tasa de erupción es baja por lo que debemos ser cuidadosos a la hora de evaluar el tratamiento y más que establecer un tiempo fijo, se debe estar muy atento a los síntomas clínicos”.
Acerca de las patologías más frecuentes dijo: “Dentro de la cavidad oral, integrada por el paladar, la mucosa, las glándulas salivales y los dientes, las patologías más comunes son las dentales, ya que se producen por un patrón anormal en el desgaste de molares y premolares. Los equinos poseen una dentadura con una característica particular y es que tienen una erupción dental continua, a razón de tres a cuatro mm. por año. Sus dientes sufren entonces un desgaste de las coronas, es algo de su fisiología normal, pero es lo que explica por qué es tan necesario revisar periódicamente la boca de nuestros caballos”.
Para atender los diferentes casos que se le presentan a diario, la especialista explicó que se utilizan limas manuales, tornos eléctricos, abrebocas, sedación y el instrumental preciso para la extracción, en caso de ser necesaria.
“Debemos recordar que el esmalte es el tejido más duro del cuerpo, por lo tanto, para poder desgastarlo necesitamos las herramientas de trabajo adecuadas. Obviamente es importante tener presente que debemos tener un manejo seguro del paciente, de nosotros y del personal que nos esté ayudando”.
Consultada sobre si, de acuerdo a la raza y el tipo de deporte que el caballo práctica, existe una tendencia a sufrir de problemas bucales específicos, respondió: “Más que una predisposición racial, yo hablaría de una selección que el hombre hace en base a características deportivas y no por conformación, lo cual muchas veces no favorece al aparato bucal”.
Por supuesto que la propia anatomía de los equinos con un maxilar superior, un 30 % más ancho que la mandíbula, “es un factor determinante de por sí”, a su vez la domesticación con todo lo que ello implica como la estabulación, el cambio en el tipo y forma de alimentación son otros de los factores que van a incidir directamente en la aparición de patologías bucales.
“Respecto a la disciplina deportiva, yo no diría que hay deportes ecuestres que desencadenen en problemas odontológicos, sino que estos últimos se van a hacer más evidentes en determinadas disciplinas ecuestres, ya que el control del equino, yo preferiría llamarlo como la manera de comunicarnos con nuestro caballo a la hora de formar un binomio, se puede ver muy afectada cuando hay una enfermedad bucodental”.
Grandes beneficios. En los equinos la buena salud bucal generará beneficios en todo su desarrollo: “Es importante destacar que la práctica de la Odontología Equina, es mucho más que limar muelas. Es hacer que la cavidad bucal esté sana y funcione correctamente. Las enfermedades dentales son uno de los principales problemas clínicos y ocupan el tercer lugar en la casuística.
“Las revisiones periódicas y el hecho de ver la atención bucodental especializada como una práctica de rutina como puede ser el herrado, sin dudas es un beneficio para la salud y rendimiento deportivo y por lo tanto es uno de los cuidados básicos en los caballos”, concluyó.