Deriva
Se refiere a la porción de la mezcla de fitosanitarios que se desvía de la trayectoria real y no alcanza a llegar a su objetivo. Existen dos tipos de deriva: una es conocida como ENDODERIVA, la que cae en el lote tratado pero no llega al objetivo, es decir, cae al suelo. La otra, se denomina EXODERIVA y es aquella que se traslada a otro lote diferente al tratado. Esta última ocurre en general cuando se generan gotas pequeñas aplicadas con vientos mayores a los recomendados para una aplicación o al aplicar productos volátiles con condiciones climáticas no recomendadas.
En general, puede decirse que la deriva está influenciada por 3 factores:
> Tipo de producto a utilizar (capacidad de volatilización, por ejemplo)
> Técnica de aplicación (establece el tamaño de las gotas)
> CONDICIONES AMBIENTALES AL MOMENTO DE LA APLICACIÓN.
La pericia del operador está en combinar estos 3 factores de manera adecuada para lograr que se aplique eficiente y eficazmente.
Temperatura y humedad
Es importante que, al realizar una aplicación con productos fitosanitarios, en términos generales la temperatura (T) no sea mayor a 25ºC y la humedad relativa (HR) sea mayor a 50%. Ambos factores deberán medirse en el campo, utilizando un termómetro y un higrómetro respectivamente y se deben combinar en un parámetro llamado Delta T (ΔT). Trabajar con este, permite ampliar la ventana de acción, ya que al combinar la HR y la T nos informa cual es la capacidad del ambiente de absorber agua del aire, lo que afecta directamente el tamaño de las gotas que se generen. Una elevada temperatura, en combinación con una baja humedad relativa son condiciones que tienden a incrementar la evaporación de las gotas y producen elevados valores de ΔT (ΔT óptimo entre 2 y 8).
El monitoreo de las condiciones ambientales se puede realizar con una estación meteorológica, portátil o fija. Algunas provincias disponen de ellas en cada localidad, brindando los datos antes mencionados. También, hay distritos que publican estos datos en una página web, y los vecinos de las zonas periurbanas pueden controlar las condiciones meteorológicas cuando se esté realizando una aplicación.
Viento: velocidad y dirección
Fácilmente puede medirse a campo utilizando un anemómetro portátil. El viento puede llegar a ser un aliado de las aplicaciones, por lo cual nunca se deberá aplicar sin él, pero hasta un cierto límite. El rango adecuado deberá encontrarse entre 3 y 15 km/h. Velocidades menores a 3 km/h son condiciones predisponentes para que ocurra una Inversión Térmica, mientras que velocidades mayores podrían generar derivas por arrastre, afectando cultivos vecinos. En cuanto a la dirección del viento, es indispensable que el mismo sea contrario a zonas sensibles, como centros urbanos, escuelas, producciones apícolas, hospitales y viviendas, para evitar que se produzcan derivas hacia esas zonas. En todos los casos al momento de realizar una aplicación, se deberá dar aviso a las zonas sensibles que se encuentren cercanas.
Inversión térmica
En condiciones normales el aire frío siempre se encuentra por arriba del aire caliente. Sin embargo, cuando ocurre este fenómeno, una capa de aire frío se ubica por debajo del aire más caliente. Al invertirse estas capas, si se realiza una aplicación, las gotas más pequeñas asperjadas quedarán suspendidas en el aire y no caerán al cultivo; pudiendo trasladarse de manera horizontal, con el riesgo de generar daños a otros cultivos o zonas sensibles al producto que se ha aplicado. Este fenómeno generalmente ocurre por la tardecita y cuando el viento se ha calmado (menor a 3 km/h, donde la fuerza del aire no es la suficiente como para mezclar las masas de aire). Es fácilmente identificable al observar cómo las partículas de tierra o polvo quedan suspendidas en los caminos. En estos casos no se deberá realizar ningún tipo de aplicación, y se deberá esperar que las condiciones cambien.
Fuente: CASAFE