La campaña gruesa ha sido duramente condicionada por la falta de agua y “La Niña” ha sido su protagonista. Pero ya no lo será en la campaña fina. La NOAA acaba de publicar el índice actualizado de la anomalía del Pacífico y Aiello comenta: “la anomalía (del Pacífico) muestra un progresivo calentamiento por tercer período consecutivo. Después de un enfriamiento, que llegó a su máximo en diciembre, está disipándose el evento frío “La Niña”. Ya entramos en una etapa de comienzos de neutralidad, que debería producirse en junio, en plena siembra fina de argentina. El Pacífico va hacia condiciones de neutralidad hasta comienzos de la primavera. En estas circunstancias, el productor triguero debería esperar patrones cuasi normales de lluvias y pensar en un diseño de siembra según el calendario normal de cada región”.
Y el Dr. Aiello agrega: “en las próximas horas, el pasaje del primer frente de abril producirá lluvias en la región pampeana. Esperamos que la gran disponibilidad de humedad que presentan las capas bajas de la atmósfera se capitalice en precipitaciones de moderada intensidad y amplia distribución”.
Hablamos también de las lluvias durante la cosecha y cómo puede influenciar el océano Atlántico y otros forzantes en el clima de los próximos meses, en la siembra de trigo en Argentina. Le preguntamos por el temor que deja esta campaña gruesa de tanta incertidumbre climática y tras dos campañas dónde el trigo fue severamente condicionado por la falta de agua. Aiello muestra un escenario más favorable para el trigo 2021/22, pero advierte del cambio climático motorizado por el calentamiento global: “en Argentina, en la Agricultura ya lo venimos sintiendo de hace muchos años. Si se toma el comportamiento climático de los últimos 15 años, es muy difícil encontrar campañas dónde el clima se haya acercado al comportamiento estadístico. El clima influenciado por el Tiempo Extremo tiene una alta volatilidad que excede las expectativas. Afrontar esto es el gran desafío que tiene por delante la agricultura”.
— Estamos a un mes de la siembra triguera y hay mucho temor al clima. ¿El trigo fue afectado por la falta de agua en el 2019 y el 2020? ¿Puede ser afectado por otra “Niña”?
—Sí, es lógico el miedo. El trigo y la soja son los que más sufrieron el impacto productivo por la falta de agua en las dos últimas campañas. Por eso es muy importante que en el inicio de toda campaña agrícola, el primer indicador que se tome sea el estado térmico del Pacífico Ecuatorial Central (Niño/Niña/Neutralidad). Hay que ver su posible evolución y hacer un análisis analógico para dar un escenario de referencia. Por eso hablamos del índice ONI de la NOAA, que contiene los principales mecanismos físicos que van modulando la distribución de temperatura superficial en el Pacífico ecuatorial central. Puede notarse que, a partir de mayo, si bien los valores indican aún un estado de enfriamiento del Pacífico, técnicamente ya no se trata de una “Niña”. Hubo un cambio importante en los últimos meses y las condiciones de neutralidad se harían presentes en el mes de junio. Para que quede claro, el evento frío “La Niña” está disipándose, ya entramos en una etapa de comienzos de neutralidad. El Pacífico va hacia condiciones de neutralidad hasta comienzos de la primavera, eso hay que tenerlo muy en cuenta. En estas circunstancias, el productor triguero debería esperar patrones cuasi normales de lluvias y pensar en un diseño de siembra según el calendario normal de cada región.
—¿Y qué podemos esperar de los demás forzantes en la campaña triguera?
—Cómo la acción de los mismos es de períodos cortos, hablamos 1 semana a 1 mes, son muy difíciles de pronosticar. Por eso tomamos como referencia principal al Pacífico y seguimos permanentemente los forzantes de escala regional. En lo inmediato, a escala global, el Atlántico presenta una moderada anomalía positiva, que puede considerarse dentro de la normalidad de su temperatura superficial. Por lo que por el momento no muestra indicios de proveer flujos de humedad adicionales que potencien el desarrollo de lluvias sobre el continente.
—Entonces, tomemos lo que puede pasar hasta junio, ¿qué factores van a incidir en las lluvias de los próximos meses de siembra?
—Durante los meses que hay que transitar hasta junio, en el arranque de la fina, los fenómenos meteorológicos que aportarían humedad obedecerán a los forzantes “extra Pacífico”. Esto fue lo que estuvo ocurriendo en estos dos últimos meses con los aportes de lluvias fundamentados en el anticiclón del Atlántico (Santa Elena) y en el calentamiento del Atlántico sur. Los pasajes de sistema frontales funcionaron razonablemente y permitieron la generación de lluvias con varios episodios que ya hemos comentado en GEA.
—Jose Luis, puntualmente en abril, ¿cómo van incidir las lluvias pensando en la cosecha argentina?
—Durante el actual mes, si bien tendremos coberturas nubosas, las mismas no generarían lluvias conflictivas para la recolección. No hay que descartar que pasado este mes, las condiciones de humedad pudieran dificultar las tareas de recolección.
—Me gustaría que me des tu punto de vista para este nuevo ciclo agrícola que empieza con el trigo 2021/22, ¿podemos contar con mejores condiciones de siembra que hace un año?
—De acuerdo a mi opinión, y suponiendo una evolución de neutralidad hasta la primavera, los forzantes “extra Pacífico” van a definir las características climáticas de buenas condiciones del arranque de la cosecha de la campaña fina en Argentina. Por eso creo que tenemos que seguir en las próximas emisiones de GEA dos cuestiones muy importantes: la posición del anticiclón del atlántico y las anomalías de temperaturas en el atlántico sur.
—Para terminar, te traslado esta inquietud del sector. Tuvimos un semestre cálido con lluvias muy inferiores a lo normal. Excepto en enero y marzo, las lluvias en muchas localidades de la región centro ni siquiera alcanzaron la mitad de los valores estadísticos. Y ha sido impresionante la variación espacial de las lluvias. Muchos agrónomos nos cuentan que la variabilidad incluso dentro de un lote o de una localidad a otra a ha sido extrema. ¿A qué se debe esto? ¿Esto es algo que puede repetirse en el ciclo de trigo?
—Esto tiene que ver con la extrema volatilidad que está generando el sistema climático. El cambio climático está motorizado por el calentamiento global y es un factor importante en el más amplio Cambio Medio Ambiental Global (GEC). Y lamentablemente habrá consecuencias. Algunas se proyectan para tratar de adelantarse a los posibles impactos económicos y sociales. Pero en Argentina, en el caso de la Agricultura, ya lo venimos sintiendo de hace muchos años. Si se toma el comportamiento climático de los últimos 15 años, es muy difícil encontrar campañas dónde el clima se haya acercado al comportamiento estadístico. Por esos es fundamental tratar los denominados “Eventos Extremos”. Y en Argentina no se suelen abordar aspectos como los FORZANTES Y TIEMPO EXTREMO, y con esto me refiero a un correcto tratamiento entre el principal forzante que es el fenómeno “Niño” y su interacción con otros forzantes, que fueron, son y seguirán siendo centrales en la comprensión de la volatilidad que está generando el sistema climático. Por todo esto, lamentablemente, la respuesta a tu pregunta es que sí, puede volver a repetirse este comportamiento. El clima influenciado por el Tiempo Extremo tiene una alta volatilidad que excede las expectativas y por eso es una probabilidad válida. Afrontar esto es el gran desafío que tiene por delante la agricultura argentina.