Si ponemos atención al gráfico de precios de la Soja y del Maíz en el Mercado de Chicago, observaremos que más allá de las intermitencias diarias hemos entrado en una especie de pausa en las grandes oscilaciones, desde inicios de 2021. De hecho, en el cierre del viernes, las cotizaciones en aquella plaza coincidieron con los valores que teníamos a principio de febrero en Maíz y a principios de enero en la oleaginosa. De todos modos, de la misma manera que el valor del Dólar en Argentina, las cotizaciones son sólo una foto de coyuntura que no necesariamente expresan las situaciones que se cuecen debajo del agua y que, en algún momento, con diferencias de plazos, terminan bailando al ritmo de las fuerzas de la Oferta y la demanda. Vale recordar que en términos de lo que nos involucra, los Fondos Especulativos, también constituyen Demanda en el Mercado de Chicago, aunque no muelan Soja ni consuman Maíz.
Pero antes de volver al mercado de granos ampliemos un poco la mirada a la realidad actual que nos describe el Mercado de Capitales, dentro del cual, nos guste o no, estamos involucrados a través de las commodities agrícolas que producimos. Este gran mercado está generando, desde inicios del presente año, una apreciación del Dólar que hace tiempo no se veía. Más específicamente, la moneda estadounidense mostró una inédita depreciación durante el 2020, cercana al 14% frente a las monedas más fuertes del mundo (Libra esterlina, Corona Sueca, Franco Suizo, Yen y Euro).
Una devaluación a priori esperable si miramos de la fenomenal emisión iniciada en marzo 2020 por la Reserva Federal de Estados Unidos, que tenía y mantiene el objetivo de reducir el desempleo y morigerar los durísimos efectos que causó el COVID en la economía real norteamericana. Sin embargo y a pesar de que la compra de activos (interpretable como emisión monetaria) por parte del Banco Central estadounidense continúa, algo parece haber cambiado. Desde inicios de 2021 se ha profundizado la entrada de dinero al Mercado de Capitales norteamericano. Al cierre del viernes se marcó el récord histórico (desde diciembre de 1927) de cotización del “Standard & Poors 500”, índice que nuclea a las 500 compañías más grandes de Estados Unidos y representa al 80% del total de capitalización bursátil de dicho país.
Lo mismo sucedió con el “Dow Jones”, otro índice de los más importantes y tradicionales de la Bolsa norteamericana, récord de cotización el viernes, desde enero de 1915. Ambos índices, que podríamos inferir, representan las percepciones sobre el futuro cercano de la economía real norteamericana tocando sus máximos históricos. Al mismo tiempo y en la misma línea el precio del Cobre ha subido un 16% desde enero de 2021, pasando de los U$D 7.753 a U$D 8.965/tn. Marcamos esto último porque la cotización del metal rojo suele representar indirectamente la evolución de la economía real por sus extendidos usos industriales. En resumen, queremos marcar a través de lo descripto algo que parece ser un quiebre en las expectativas del corto y mediano plazo sobre la economía real norteamericana, ahora con percepciones de un futuro promisorio, incluyendo dentro de él, al acelerado ritmo de vacunación de la población estadounidense y el paquete de ayuda aprobado hace poco tiempo en el Congreso norteamericano por U$D 1,9 millones de millones.
Ahora bien, lo antedicho podría tener dos lecturas respecto de su incidencia sobre el Mercado de Granos, la primera, “Apreciación del Dólar”, podríamos calificarla como negativa en sí misma, pues encarece los granos y sus derivados para los países importadores, quienes, en definitiva, pagan sus importaciones con sus monedas, activos importados que cotizan en dólares. Pero la segunda refiere al renovado contexto positivo que está empujando a los grandes capitales a salir del lugar de refugio de valor, usualmente los bonos del tesoro norteamericano, hacia activos que tienen que ver con la economía real. Y allí están potencialmente los granos; decimos potencialmente porque hasta el presente y durante este 2021 no ha sido tan explosiva la entrada de capitales como en los activos financieros propiamente dichos. Quizás esperando alguna nueva noticia que constituya renovado combustible que alimente las decisiones de compras especulativas de commodities agrícolas.
Hasta el viernes pasado, las compras especulativas en Maíz vienen superando por varios cuerpos a las de soja; han totalizado desde el 1 de enero de 2021 8,13 Millones de toneladas, incrementando un 20% la posición neta comprada mientras que, en Soja, ha habido ventas netas por 4,60 millones de toneladas durante el mismo plazo. En cualquier caso, es una excelente noticia el renovado clima sobre la economía real norteamericana, que podría incrementar sus consumos internos y, en consecuencia, ajustar aún más el delgadísimo equilibrio actual en las hojas de balance de Soja y Maíz estadounidenses. Volviendo a lo nuestro, pero sin perder de vista el contexto descripto, recordemos que la pausa en las cotizaciones de nuestros productos que se verificó durante las últimas semanas será puesta a prueba el miércoles próximo. El 31 de marzo recibiremos la información publicada por el USDA en dos importantes reportes; el de “Prospective Plantings” y el de “Grains Stocks”. En el primero se conocerán las estimaciones de superficie a sembrar por parte de los productores norteamericanos sobre los diferentes cultivos para la campaña 21/22, siembra que comienza en pocas semanas. Y en el segundo los datos de Stocks trimestrales de mercadería, a partir de los cuales podremos inferir con algo más de claridad el volumen de existencias que quedaría realmente en el gran país del norte hacia fin del año comercial, un año en el que la Demanda externa ha crecido de manera inédita. Como solemos decir y repetiremos en esta oportunidad, “lo que importa no es el dato sino la reacción del mercado ante el dato”, y este miércoles, una vez más veremos la reacción de los grandes operadores a partir de cuan diferentes sean los datos reportados de las expectativas previas a los reportes.
No sabemos hacia dónde saldrán disparados los precios, si es que lo hacen, pero en un escenario de recortes en las producciones e incrementos en las Demandas como el que describe el presente, lo que tenemos garantizada es la “Volatilidad”. Y por este motivo es que debemos estar atentos una vez cubiertos los flujos de fondos, pues pueden aparecer oportunidades adicionales.
YENDO A LA GESTIÓN
No queremos aburrir, pero debemos insistir con la sugerencia de “tener posiciones comerciales flexibles” en escenarios ajustados como el actual, tanto para Maíz como para Soja. Si vendí, acompañemos con Calls sobre posiciones más lejanas cada tonelada vendida. La Campaña pasada mostró con creces las oportunidades que ofrece la Flexibilidad en escenarios cambiantes y profundamente impredecibles como el actual.
Por Ing. Hernán Fernández Martínez – Docente de Agroeducación
Fuente: Agroeducación