• En el caso de los productos que más interesan a Argentina, las materias primas agrícolas y los alimentos, la mejora de las cotizaciones es de entre un 20% y 30% (promedio) según las canastas de bienes que monitorean los organismos internacionales; más importante aún ha sido el salto de los insumos para la fabricación de bienes industriales (minerales, metales), que se ubican en promedio 30% arriba del 2019
• Además de los factores transversales que están seguramente influyendo en la revalorización de las commodities (la recuperación de la economía y el comercio global, la liquidez financiera y las bajas tasas de interés), un hilo que parece unir el comportamiento de varios mercados es la aceleración de las importaciones chinas en muchos de estos productos. Para tener dimensión, en los dos primeros meses de este año, el gasto en bienes importados por parte de China ha crecido 34% y 26% respecto a similares períodos del 2020 y 2019, respectivamente. Ahora bien, cuando se repasa el detalle, se observan variaciones interanuales muy elevadas en las compras de muchas commodities, por caso del 80% en los aceites, el 61% en el mineral de hierro, el 49% en cereales y harinas, el 34% en cobre, etc.
• Si bien luce arriesgado afirmarlo, dada la volatilidad que han mostrado y
los matices que prevalecen entre los mercados, los precios de las commodities
agropecuarias parecerían haber llegado a sus techos, al menos aquellas más
relevantes para Argentina, caso de la soja. El Mercado de Futuros de Chicago
está operando con un ajuste de entre 10% y 15% para la segunda mitad del año en
el precio de la oleaginosa. Nótese que no se trata de una vuelta al nivel pre-pandemia,
sino más bien a una situación intermedia. Para entender por qué el ciclo alcista
de precios habría perdido mucha fuerza hay que nombrar nuevamente a China; sus
importaciones de soja dejaron de crecer en los últimos tres meses, se
estabilizaron en 100 millones de toneladas año, lo que estaría indicando que
este volumen le está resultando suficiente al gigante para generar existencias
con las que se siente relativamente cómodo y también para abastecer el flujo
esperado de consumo de su mercado interno
El cierre del 2020 y el arranque del 2021 ha sido muy satisfactorio para los
países exportadores netos de commodities en lo que hace a precios
internacionales, tanto para aquellos que producen materias primas agropecuarias
(granos, harinas, aceites) y alimentos (carnes, frutas), como a los que se
especializan en la producción de energías (petróleo, gas natural) y/o materias
primas básicas para la fabricación de productos industriales (metales, minerales).
En los dos primeros meses del año, los precios de las commodities se han ubicado entre un 7% y 39% por encima de los valores del mismo período del 2020, considerando la variación promedio de los grandes conjuntos de productos y según las canastas de bienes que monitorean dos organismos internacionales (FMI y Banco Mundial);1 si se compara contra los valores medios del año pasado, se vuelve a observar una brecha importante a favor de las cotizaciones este año (entre +6% y +54%), y lo mismo sucede en la comparación contra 2019, salvo en el caso de la canasta de energía del Banco Mundial (-2%).
Las commodities no sólo han mostrado una recuperación del valor perdido durante la Pandemia y las políticas de aislamiento llevadas adelante por los países, sino que han pasado a ubicarse en un nivel claramente superior al que tenían previo a la crisis económica global del 2020. De una fase negativa de un ciclo de precios, que dominó buena parte del año pasado para muchas commodities, en especial aquellos vinculados con bienes de consumo durable y bienes de capital, se ha pasado a una fase positiva, señal que los factores bajistas fueron sustituidos por fuerzas expansivas.
En el caso de los productos que más interesan a Argentina, las materias primas agrícolas y los alimentos, la mejora de las cotizaciones respecto a los niveles pre pandemia es relevante, de entre el 20% y 30% según las canastas de los organismos internacionales; y más importante aún es el salto de los insumos para la fabricación de bienes industriales (minerales, metales), que están 30% arriba del 2019.
Al interior de cada conjunto de productos se observan, a su vez, matices
claros, que es importante reconocerlos a los efectos de advertir que, más allá
de los factores transversales que están presionando para una revalorización de
las commodities (siendo la recuperación económica global, el más importante), la
situación de cada una de ellas, su holgura o estrechez, termina dependiendo de
los fundamentos propios de su mercado (su oferta y demanda específica), siendo
en definitiva estos últimos los que definen la evolución y el nivel de los
precios. Este comentario es particularmente relevante en commodities donde
existe una dosis importante de concentración de las fuerzas del mercado, ya sea
de los proveedores o de los clientes, y en los que, por tanto, alguna situación
económica o productiva particular en alguno de estos países líderes puede
impactar sobre los flujos agregados con potencia como para mover al mercado
hacia un nuevo equilibrio.
El arranque del 2021 ilustra bien el punto planteado en el párrafo anterior; en
el mundo de las materias primas agropecuarias y los alimentos (y también en los
de otros conjuntos de bienes) los precios de los productos están mostrando mucha
heterogeneidad en sus dinámicas. Mientras los valores de los productos del
complejo sojero se ubicaban en febrero 2021 más de un 50% por encima de los
niveles del mismo mes del año 2020, las carnes o los lácteos no lograban
distanciarse mucho de sus cotizaciones del año previo y hasta en algunos casos
cotizaban por debajo.
Otro dato relevante del ciclo actual es su profundidad. Los precios del arranque 2021 en los principales cereales, oleaginosas y sus derivados industriales, que produce y exporta Argentina, se encuentran por encima de los valores no sólo del año pasado sino de varios años previos. En la Tabla 1 se realiza esta comparación para 15 productos, tomando el período 2010-2020 de referencia; se observa, por ejemplo, en el caso de la soja, que los precios medios de los dos primeros meses del 2021 están por encima de los precios medios de 9 de los últimos 11 años (en términos nominales), y entre 40% y 50% arriba de los valores de los últimos 6 años. Algo más o menos similar sucede con el maíz, el aceite de soja, el aceite de girasol, la harina de soja, el trigo y la cebada. Carnes, leche, maní o garbanzo, por el contrario, muestran situaciones menos claras, sus precios actuales no se distinguen tanto de aquellos de años anteriores (no hay ese salto de nivel tan claro como el que sí se observa en los otros productos).
Entre los factores transversales, además de las bajas tasas de interés globales y la recuperación que se espera en todas las economías grandes, un hilo que parece unir a varios mercados de productos agropecuarios (seguramente también de minerales y metales) es la aceleración que imprimió China en sus importaciones desde mediados del año pasado (para fijar una referencia). En el caso de las oleaginosas, se sabe que China es el principal importador mundial de soja y por ende arrastra a todos sus derivados industriales, a los productos que compiten con la soja en el mundo de las proteínas animales y a los productos que le compiten en asignación de tierras (otros cultivos). Pero el gigante no sólo ha ido y va por la soja, sino que en los últimos meses mostró avances fuertes en sus importaciones de cereales (trigo, cebada, sorgo y maíz), reforzando el tirón de demanda sobre el mundo de los granos y los efectos que ya genera en el mercado de las oleaginosas.
Este efecto China parecería ser el factor diferencial, el plus que han tenido en los últimos meses ciertos mercados de commodities, que ha puesto al límite el abastecimiento global, obligando a un racionamiento vía mayores subas de precios. Para tener algunas referencias cuantitativas, en los dos primeros meses de este año, el gasto en bienes importados por parte de China (incluyendo tres grandes categorías de productos, bienes agropecuarios, productos eléctricos y mecánicos, productos de alta tecnología) ha crecido 34% y 26% respecto a similares períodos del 2020 y 2019, respectivamente. Ahora bien, cuando se repasa el detalle de lo sucedido en algunos productos puntuales, se observan variaciones interanuales muy fuertes, por caso del 80% en los aceites, el 61% en el mineral de hierro, 49% en cereales y harinas, 34% en cobre, etc.
Por otra parte, si bien el clima ha generado problemas en algunos países productores exportadores importantes, caso de Argentina, no parecería ser un factor tan decisivo para explicar dinámicas de precios de commodities agrícolas como las que se han visto en los últimos meses. Hay un dato importante que no puede soslayarse, la producción global de cereales crecerá un 2% en esta campaña 2020/2021, mientras que la de semillas oleaginosas lo hará en un 3%, según el relevamiento del Departamento de Agricultura de Estados Unidos; si bien no se trata de tasas tan elevadas, superan a las del crecimiento poblacional y por tanto lejos están de reflejar un colapso o un problema grave de producción asociado a contingencias climáticas adversas.
¿Se encuentra agotado el ciclo alcista?
Si bien luce arriesgado decirlo, dada la volatilidad que han mostrado y las diferencias que prevalecen entre los mercados, los precios de commodities parecerían haber llegado a sus techos, al menos en los mercados de semillas oleaginosas (los más relevantes para Argentina), según lo que puede inferirse de algunos indicadores que se monitorean.
Una de estas referencias para señalar que el ciclo alcista de precios está perdiendo sus motores es el flujo de importaciones de soja de China, que según las últimas estadísticas disponibles se ha estabilizado en los 100 millones de toneladas año, lo que estaría indicando que este volumen de compras le resulta suficiente al gigante para generar existencias domésticas con las que se siente relativamente cómodo y también abastecer el flujo esperado de consumo de su mercado interno
Otra referencia son los precios esperados de la soja en los mercados de futuros, las expectativas de los operadores dada la información que manejan. En el Mercado de Chicago, las posiciones más cercanas cotizan bastante por arriba de las posiciones de mediados y fines de año. Mientras que los precios actuales están en un rango de USD510-520/ton, los valores bajan a USD460-470/ton para setiembre y se ubican más cerca de los USD 450/ton para noviembre; es decir el mercado está trabajando con un ajuste de un 10%/15% para la segunda mitad del año. Una escalera descendente similar se observa en los futuros del maíz. Nótese que no se trata de una vuelta al nivel de precios pre-pandemia (más cerca de los USD 350-380/ton), sino más bien a una situación intermedia.
Finalmente, por detrás de los mercados de futuros en Chicago se encuentran distintos tipos de operadores, entre ellos los denominados fondos de especulación (actores del mundo financiero que compran y venden contratos de futuros, que no están vinculados con el mundo agropecuario, pero que operan en búsqueda de buenos retornos para los recursos que administran). Estos agentes no comerciales parecen haber llegado a su nivel máximo de contratos comprados (los que reflejan expectativa de suba de precios) y desde hace varias semanas están desarmando, en forma lenta pero sostenida, parte de estas posiciones.
Por Juan Manuel Garzón
Fuente: IERAL