En este sentido, la institución consideró que la cesación de pagos y el posterior concurso de Vicentín ocasionaron un impacto negativo en el mercado de granos y en la situación social y económica de la región. Por esta razón, toda solución consensuada y dentro del marco legal, que posibilite alcanzar una reestructuración de la empresa y superar su estado de insolvencia, permitiendo la continuidad de su actividad comercial e industrial, constituirá decididamente una salida superadora a la alternativa de liquidación, desguace, enajenación de activos y distribución final que conllevaría la quiebra de la empresa.
Para que la iniciativa tenga éxito, es necesario avanzar en un intento de restructuración de buena fe, en el que deben ser escuchadas y tenidas en cuenta todas las partes involucradas. Los acreedores concursales, tanto los comerciales como los bancos, nacionales y extranjeros, e incluso el Estado como acreedor fiscal, deberían extremar sus esfuerzos para arribar a una solución que impida la paralización productiva, que puede terminar en la desaparición de un actor en la comercialización interna y externa de productos agroindustriales, así como en la pérdida de numerosas fuentes laborales.
La BCR considera de modo positivo que un grupo importante de acreedores intente nuevamente reflotar la posibilidad de una reestructuración ordenada que pueda ser presentada y aprobada por todos los involucrados. Esto sería beneficioso para evitar los efectos perjudiciales que el concurso y el transcurso del tiempo están ocasionando al mercado y a la economía regional.